"Susurros en la Noche" es una novela de romance y misterio que sigue a clara y Alex, dos jóvenes unidos por la trágica desaparición de sus madres, mientras desentrañan oscuros secretos en un antiguo faro que conectan sus destinos.
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En Los Ecos Del Pasado
La brisa marina seguía soplando suavemente mientras Clara y Alex reflexionaban sobre la ceremonia. La conexión que habían creado con la comunidad les dio una nueva perspectiva sobre su misión. Sin embargo, había una sensación de que el pasado aún guardaba secretos que debían ser desvelados.
Al día siguiente, decidieron regresar al faro para investigar más sobre los antiguos guardianes. Mientras subían las escaleras, Clara sintió un escalofrío recorrer su espalda. “A veces siento que el faro tiene vida propia,” comentó, mirando a su alrededor. “Es como si estuviera observándonos.”
“Quizás lo está,” respondió Alex con una sonrisa. “Después de todo, ha sido testigo de tantas historias. Tal vez esté esperando que descubramos algo más.”
Al llegar a la sala de maquinaria, encontraron una pequeña puerta que nunca habían notado antes. “¿Crees que deberíamos abrirla?” preguntó Clara, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo.
“Definitivamente,” dijo Alex, empujando la puerta con cuidado. Se abrió con un chirrido, revelando una habitación oscura y polvorienta. Dentro, encontraron un antiguo archivo lleno de documentos, fotografías y mapas.
“Esto es increíble,” murmuró Clara, hojeando los documentos. “Parece que aquí hay información sobre cada uno de los fareros que han estado aquí.”
Mientras revisaban los papeles, Alex encontró una foto de un farero con su familia. “Mira esto,” dijo, mostrándole la imagen. “Parece que este farero tenía una esposa e hijos. Tal vez su historia también esté conectada con las almas que hemos liberado.”
Clara examinó la foto con atención. “Podría ser. Tal vez haya algo en su historia que nos ayude a entender por qué han estado atrapados aquí.”
Continuaron revisando los documentos y encontraron un diario que pertenecía a ese mismo farero. Clara comenzó a leer en voz alta: “El mar siempre ha sido mi hogar, pero también mi prisión. Cada tormenta que pasa me recuerda a aquellos que he perdido. Prometí proteger a los que navegan, pero a veces siento que no puedo salvar a nadie.”
“Es desgarrador,” dijo Alex, sintiendo la tristeza en sus palabras. “Este farero se sentía responsable por las vidas que no pudo salvar. Eso puede ser lo que lo mantiene aquí.”
“Y si podemos ayudarlo a dejar ir ese peso, tal vez también podamos liberar a otras almas,” sugirió Clara, su voz llena de determinación. “Debemos encontrar la manera de honrar su sacrificio y permitirle encontrar la paz.”
Mientras seguían leyendo el diario, descubrieron que el farero había escrito sobre un ritual que se realizaba para honrar a los que habían perdido en el mar. “Esto es exactamente lo que necesitamos,” dijo Clara, sintiendo que habían encontrado la clave. “Podemos recrear este ritual y ayudarlo a liberar su dolor.”
“¿Dónde se lleva a cabo?” preguntó Alex, ansioso por continuar. “Necesitamos asegurarnos de que sea el lugar adecuado.”
Clara buscó en las páginas del diario y encontró una referencia a una pequeña isla cercana. “Aquí dice que se realizaba en una isla a unos kilómetros de la costa, donde las olas rompen con más fuerza. Es un lugar sagrado para los marineros.”
“Entonces, debemos ir allí,” afirmó Alex. “Prepararemos todo para el ritual y honraremos su memoria.”
Se pusieron en marcha, y mientras navegaban hacia la isla, Clara sintió una mezcla de emoción y nerviosismo. “¿Crees que realmente funcionará?” preguntó, mirando a Alex.
“Creo que sí,” respondió él, manteniendo la mirada fija en el horizonte. “El amor y la intención son poderosos. Si hacemos esto con el corazón, podemos ayudarlo a encontrar la paz.”
Al llegar a la isla, el paisaje era impresionante. Las olas chocaban contra las rocas, creando un sonido envolvente que resonaba en el aire. Clara y Alex comenzaron a preparar el altar, utilizando elementos que habían traído: conchas, flores y velas.
“Este lugar es hermoso,” dijo Clara, sintiendo la energía del entorno. “Es como si el mar mismo estuviera esperando nuestra llegada.”
Con el altar listo, Clara y Alex se sentaron en círculo y comenzaron a recitar las palabras del ritual. “Estamos aquí para honrar a los que hemos perdido,” dijo Clara, su voz firme. “Estamos aquí para liberar el dolor y recordar el amor.”
Mientras continuaban, la brisa se intensificó, y las olas parecían responder a sus palabras. Clara cerró los ojos y sintió una conexión profunda con el pasado. “Ven a nosotros,” susurró, sintiendo que el farero estaba cerca. “Estamos listos para ayudarte.”
De repente, una figura etérea comenzó a materializarse ante ellos. Era el antiguo farero, su rostro lleno de tristeza y anhelo. “¿Por qué habéis venido?” preguntó, su voz resonando en el viento.
“Estamos aquí para ayudarte a encontrar la paz,” respondió Alex, sintiendo la intensidad del momento. “Sabemos de tu dolor, pero no tienes que cargarlo solo.”
El farero miró a Clara y Alex, su expresión llena de confusión. “He fallado como protector. Nunca pude salvar a los que estaban en peligro.”
“No es tu culpa,” dijo Clara, sintiendo compasión por él. “El mar es implacable y, a veces, las cosas están fuera de nuestro control. Pero puedes encontrar la paz si dejas ir ese dolor.”
“¿Cómo puedo dejarlo ir?” preguntó el farero, su voz quebrada. “Siento que si lo hago, olvidaré a aquellos que he perdido.”
“No los olvidarás,” aseguró Alex. “Tu amor por ellos siempre vivirá en tu corazón. Permíteles ser libres, así como tú mereces serlo.”
Con esas palabras, Clara y Alex continuaron recitando el ritual, sintiendo cómo la energía del lugar se intensificaba. Las olas rompían con más fuerza, y la luz del sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, creando un espectáculo de colores.
“Permítele ir,” susurró Clara, sintiendo que su voz era un eco en la eternidad. “Tu amor siempre lo guiará.”
A medida que el farero comenzaba a desvanecerse en una luz brillante, Clara sintió que su corazón se llenaba de esperanza. “Lo hicimos,” susurró, sintiendo que la conexión entre ellos se fortalecía.
“Y hemos aprendido que el amor nunca se olvida,” respondió Alex, sonriendo a su lado. Mientras el sol se ponía, supieron que su misión no solo era liberar almas, sino también sanar corazones.
Continuará...