Tercera y última entrega de una amor peligroso.
Esta tercera y última historia narra las aventuras de Alison Villegas, la hija de Damián y Valentina, en la universidad y en su camino por encontrar el amor, mientras hace nuevas amistades, y pierde otras.
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Capítulo 14 Crisis matrimonial
Caleb
-¿en dónde está tu hermano? – le pregunte a mi hija, a la hora de la cena
-en donde más quieren que este, en el lugar al que va siempre que ustedes pelean –
-eso es muy seguido últimamente – comento mi madre – debería darles vergüenza pelear tanto frente a sus hijos ¿eso es algo que tu padre y yo les enseñamos? – me reprocho
-no sabía que Beck estaba en casa –
-Beck solo quiere pretextos para irse a ver a Gus y Asher, dudo que le importe si nuestros padres pelean, ellos hacen esos desde siempre, ya no es novedad – le respondió Cordelia a mi madre, y eso solo aumento su molestia
-por dios niña que manera de responderle a tu abuela, cada día te vuelves mas insolente – mi madre se puso de pie – ya se me fue el hambre, voy a cenar algo ligero con tu padre mejor, así no se puede, tus hijos cada día están peor, pero no los culpo – dejo la servilleta en la mesa y se fue.
-entonces yo me voy a cenar a mi habitación – Cordelia también se puso de pie – llévame la cena a mi recamara, le pidió a la empleada que servía la cena
-¿hasta cuándo vamos a seguir así? Nuestros hijos nos han perdido todo el respeto – le recrimine a Rachel
-¿y de quien es la culpa? Te he pedido el divorcio ya, pero te niegas a dármelo –
-se perfectamente por qué quieres el divorcio, tu lo que quieres es poder andar libre con tu amante, pues vete que la puerta es muy grande ya te lo dije –
-como si tú fueras tan inocente, en todos estos años, ¿jamás me fuiste infiel? Dudo mucho que te mantuvieras en abstinencia –
-al menos yo no me paseo de manera desvergonzada por ahí, gastando el dinero de mi marido en otros hombres – le respondí
-por dios Caleb, ese dinero ni falta te hace – mi esposa se puso de pie – estoy harta de ti –
-pues vete, ya te dije –
-no me voy a ir solo porque tú dices, quiero el divorcio, sin un documento que lo diga, de aquí no no me sacas –
-te lo doy, pero mis hijos se quedan –
-Cordelia se va conmigo, ella me necesita más, es igual a mí –
-tanto tiempo casada conmigo y aun no aprendes ¿acaso no recuerdas que mi tío Braulio, se quedo con sus hijos? Si te vas, te vas tú sola, no voy a permitir que te lleves a mi hija a vivir con otro hombre –
-no digas estupideces Caleb, nuestros hijos son mayores ya, ellos pueden elegir, con quien irse –
- te repito, si te vas, hazlo no me importa, mis hijos se quedan, además recuerda el apoyo que recibe tu padre de parte de la familia Villegas –
-¿me estas amenazando? –
-tómalo como quieras, querida – le respondí, y me salí del comedor.
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Damián
Valentina se cepillaba el cabello, antes de ir a la cama, pero seguía suspirando, desde la cena parecía distraída.
-un suspiro mas, y dejas la habitación sin aire – le dije intentando bromear con ella, era obvio que le molestaba algo - ¿Qué sucede? –
-estoy preocupada por Beck –
-¿Qué pasa con él? –
-Gus dijo el otro día que cuando Beck viene a pasar la noche aquí es porque sus papás pelearon otra vez, estos días viene más seguido, no es que me moleste, de hecho prefiero que venga a casa y saber que está aquí, a que vaya a otro lugar–
-ya hemos hablado con Caleb antes, acerca de que no debe discutir frente a sus hijos, no sé por qué ninguno de los dos aprende –
-¿Por qué no solo se separan y ya? Ellos no se quieren, nunca se han querido, cuando se casaron creí que harían el intento de llevarse bien, sobre todo cuando Rachel anuncio que estaba embarazada, ahora no me explico cómo paso eso –
-deja de preocuparte tanto cariño, ven a la cama –
-¿Cómo puedes estar tu tan tranquilo? Son tus sobrinos, esos dos no deberían seguir casados si se odian, los mellizos tienen dieciséis, ya no son niños pequeños, ellos lo entenderían – me respondió, se puso de pie y se metió al baño, cerrando la puerta con más fuerza de lo normal.
Genial pensé, ahora el imbécil de Caleb haría que yo también tuviera una discusión en mi matrimonio, la puerta del baño se abrió como a los cinco minutos.
-perdón, mi problema no es contigo – me dijo subiéndose a la cama – es solo que me molesto que estés tan tranquilo
-no lo estoy cariño, yo también veo que Beck parece muy distraído, creo que le pediré a Joshua que hable con su hermano de nuevo, si no cambia nada, tendré que intervenir yo, o Dimitri – ella se recostó a mi lado, ya más calmada.
-por cierto – comenzó ella, ya un poco más animada - ¿Qué opinas de las amigas de Alison? – me pregunto
-me parecieron peculiares, pero parecen agradables –
-lo sé, son un trió peculiar, cual quiera que las viera por separado jamás creería que son amigas –
- en eso se parece a ti, tú y tus amigos también eran un trió extraño, por un lado tu amigo Carlo era como un mapache, Dana como un unicornio, y tu una ardilla – dije eso ultimo intentando burlarme de ella, y funciono, se dio la vuelta hacia a mí, y me golpeo con una almohada.
-sigues con eso – me reclamo, pero no estaba enojada, no en realidad, la conocía mejor que nadie, tantos años de matrimonio, no eran en vano
-por cierto Dana vendrá pronto, su marido, viene a promocionar su nueva película –
-me sorprende mucho, que se haya casado con él, o que siga casada, no sé que me sorprende mas – comente
-la verdad que yo tampoco tuve mucha fe, en ese matrimonio, pero no se lo digas a Dana – admitió ella
-tus secretos están a salvo conmigo, cariño –
-si no pudiera confiar en mi propio marido, ¿entonces en quien más podría confiar? E confiado mi vida en tus manos, cuando me case contigo –
-eso lo sé perfectamente, y si tuviera que morir para proteger esa vida que confiaste lo haría –
- de eso no tengo dudas, pero no lo hagas, ya te he dicho que no quiero ser viuda –
-tienes razón, serias una viuda hermosa y millonaria, tendrías una fila de hombres detrás de ti, eso no puedo permitirlo, yo tengo que ser tu único esposo en esta vida –
Ella solo se rio, apago la luz de su lamparita – duérmete ya Villegas, las conversaciones en la cama contigo, suelen ser muy extrañas –
Apague la luz también y me acomode con ella – esas son las mejores conversaciones cariño – le respondí, le di un beso en la cabeza, ella se acurruco conmigo, y pronto se quedo dormida.
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Gustav
Estábamos jugando videojuegos, ya era tarde, pero Beck no se quería ir a la cama, yo ya estaba cansado, Alison se había ido a la cama, y Charlotte también.
-Beck –comenzó a decir Asher -¿no preferirías que tus padres se divorciaran? – voltee a verlo, haciéndole gestos para que se callara
Beck bajo el control, y yo pause el juego – es lo que quiero, ya no los soporto, es muy molesto escucharlos pelear todo el tiempo, y por todo -
-pues habla con ellos, ya tienes la edad suficiente para que te escuchen –
-eso no es tan sencillo, Ash, para nosotros es fácil decirlo, porque no estamos en la misma situación – le respondí yo
-como sea, ya no quiero jugar, me voy a dormir, buenas noches – Beck se levanto y se fue a la habitación n de invitados
-¿era necesario que preguntes? – Asher recogía los controles
-tiene quince años, creo que es la edad suficiente para que puedas hablar de eso, además se supone que entre nosotros hay confianza, si no habla con nosotros, ¿con quien lo hará? – dijo el encogiéndose de hombros – como sea, me voy a dormir también –
Al final me quede yo solo, me sentía mal por él, pero teniendo unos padres que siempre fueron cariñosos entre ellos, incluso frente a sus hijos, era difícil para mí ponerme en sus zapatos.