✨ EL DESEO POR RYLER Y LOS LOBOS ALFA ✨
"Cuando el deseo traspasa las barreras de la predestinación, no hay escapatoria. Aunque intentes resistirte, aunque el destino te obligue a huir, terminas cayendo... en sus brazos, en su poder, en su amor o en su condena."
"Soy Ryler Vaspieris, y así fue como conocí a los lobos Alfa.
Draven, Josh y Cauis... mis tesoros o mis verdugos."
🔥 Un amor prohibido, tres almas marcadas y un destino imposible de evitar.
🐺 ¿Hasta dónde llegarías por un deseo que lo consume todo?
➡️ ¿Te atreves a entrar en su mundo?
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Cap 18. Mis Cachorros
Tharos & Eryan
Pov Josh.
El aroma fresco de los lirios, mezclado con el dulce perfume de las rosas, llena el espacio de mi camioneta mientras conduzco hacia casa.
Siempre le he regalado lirios; su fragancia parece calmarla incluso en los días más complicados.
Hoy llevo un ramo especial: lirios blancos entrelazados con rosas rojas, como símbolo de todo lo que ella significa para mí.
Hoy cumple dieciséis años. No puedo evitar sonreír al pensar en lo perfectos que han sido estos meses.
Ha sido un tiempo de desafíos, pero también de felicidad inesperada. Acaba de entrar en sus siete meses, y cada día la veo más hermosa, aunque insista en que se siente pesada e incómoda.
Para mí, siempre está perfecta.
Le he preparado una cena especial: luces tenues, su comida favorita, un pastel sencillo. Esta noche espero hacerle sentir cuánto la amo.
Mi teléfono vibra, y sonrío al ver al responsable. Hace algunos días le conté a Caius sobre mi felicidad. Aunque respondió algo escéptico, no me importa.
Respondo la llamada con una sonrisa.
—¿Hola, hermano? ¿Cómo está todo? —digo alegre, mi felicidad está al máximo.
—Todo bien, Josh. ¿Y tú? ¿Ya lo comprobaste? ¿Es tuya? —pregunta Caius algo preocupado. Le conté sobre su embarazo y mi responsabilidad de hacerme cargo de mis cachorros, aunque no lleven mi sangre.
Caius solo me advirtió sobre nuestro padre y el gran escándalo que hará si me caso con una mujer que no sea mi compañera.
Para el gran Draven Thornfire, una compañera lo es todo. Lástima que mamá nunca pudo amarlo.
Ahora la entiendo. Aunque fui testigo de la amargura y el resentimiento que ha sufrido nuestro padre a lo largo de los años, aún guarda esperanza porque la Diosa le prometió una segunda oportunidad.
—No, tal vez esta noche lo descubra, es su cumpleaños. Aunque no me importa si lo es; ya es mía, y esta noche, quiera o no, la marcaré.
—Jajaja, ¿en serio, Josh? No dejas de ser posesivo. ¿Y si no te pertenece? —Caius siembra la duda en mí. Pero no importa. Ella ya es mía, al igual que mis cachorros.
—No me importa, ya es mía y esta noche pienso marcarla —respondo firme, riendo.
—¿Ya te ves casado con ella? Porque papá va a explotar cuando se entere. Ya sabes lo que piensa sobre encontrar a la compañera destinada.
—No me importa lo que piense —respondo con firmeza—. Si Ryler no es mi compañera, entonces que el destino se quede con sus ideas. Ella es la mujer de mi vida, la madre de mis hijos. Voy a casarme con ella, pase lo que pase.
—Eso suena intenso, hermano. ¿Estás seguro?
—Nunca he estado más seguro. No necesito una señal del universo para saber que la amo.
Caius guarda silencio antes de decir:
—Espero que papá lo entienda. Aunque te apoyaré. Por algo seré su sucesor pronto.
—Gracias, hermano.
Llego a casa y dejo atrás la conversación. Abro la puerta y encuentro a mi chiquita hermosa en el sofá, una mano sobre su vientre redondeado. Sus ojos brillan cuando me ve.
—Feliz cumpleaños, chiquita —le digo mientras le entrego las flores.
Ella sonríe, llevándose los lirios a la nariz para inhalar su fragancia.
—Son hermosos, Josh. Gracias.
—No más que tú, hermosa.
Luego de un rato, la llevo hasta la mesa preparada, y sus ojos se llenan de emoción al ver el detalle. Cenamos entre risas y besos. Pero cuando la cena acaba, la llevo en brazos a nuestra habitación.
A pesar de los desafíos del embarazo, cada momento juntos ha fortalecido nuestra relación.
Después de ayudarla a bañarse en una tina con pétalos de flores, acaricio su cuerpo, encendiendo su deseo. Aunque el embarazo hace las cosas un poco incómodas, encontramos la manera de amarnos.
Ella me monta como una diosa, guiando nuestros movimientos hasta que alcanzamos el éxtasis, saciándonos de besos y caricias.
Cuando me corro dentro de ella, Rav toma el control. Mis colmillos brotan, y termino nuestro vínculo con una mordida en su cuello, símbolo de que le perteneceré por siempre.
—Josh, no... —es todo lo que alcanza a decir antes de desmayarse en mis brazos. Sonrío con orgullo.
—Ya eres mía, chiquita, por siempre .— La Diosa bendecirá nuestra unión. Y se formará mi marca.
—Te amo, Ryler. Nada cambiará eso, pero no puedo seguir esperando. Te quiero como mi compañera, como mi esposa —le susurro al oído, aunque esté dormida.
La noche avanza, y mi felicidad crece cuando el reloj marca la media noche.
Una fragancia única y exquisita recorre mis sentidos. Rav despierta, y aunque la tiene desnuda en sus brazos, aúlla a la Diosa con felicidad.
“Ryler Vaspieris es nuestra, nuestra compañera... Y lo mejor es que mi marca se ha completado en su cuello.”
Paso la noche velando su sueño y pensando nombres para mis hijos, aunque le pediré a mi padre su opinión. Cuando despierta, está algo sorprendida.
—Josh... Eres... —No la dejo terminar. La miro feliz y completo:
—Soy tuyo, hermosa, y tú mía.
Ella pasa el día contándome sobre su híbrida. Se llama Nixara y no se ha transformado aún por el embarazo, ya que podría causarles daño.
Los días pasan, y el momento llega. Hoy mi hermosa chiquita se levanta algo hinchada y con fuertes dolores. Llamo a mi madre, y ella nos guía para el nacimiento, aunque la llevo a una clínica humana.
Lyra nos abandonó cuando éramos niños para irse con su verdadero amor.
SÍ, Evan y ella nunca fueron compañeros, pero se enamoraron profundamente.
Aunque sufrieron por ello, su amor fue sólido y nunca murió.
Tanto así que ella nos dejó a Caius, a mí y a papá por Evan. Con el paso de los años, la Diosa los bendijo, y pudieron tener un hijo de esa unión: mi hermanita Jex.
Aunque solo tiene ocho años, están tan felices... Lo sé porque aún los veo bien en su manada.
Mi chiquita hermosa pega otro grito de dolor, y yo siento que ya me desmayo.
Le tomo la mano y le sirvo de apoyo para neutralizar su dolor. Los minutos pasan, y ahora estamos en una sala de parto. Ella puja, y aunque estoy asustado, escucho el primer llanto, y mi alegría crece.
Veo nacer a Tharos, un hermoso bebé con cabellos castaños y ojos azul oscuro como los de mi padre.
Luego de un minuto, ahora es Eryan quien martiriza a mi pequeña, pero finalmente nace.
Estoy tan feliz, y lo mejor es que mi hermosa compañera me dio el privilegio de escoger los nombres, aunque usé una táctica infalible para convencer a papá.
Aunque al principio estuvo escéptico cuando le informé que era mi compañera, sonrió y bendijo nuestra unión. Claro, aún no la conoce, y tampoco le he dicho su nombre, pues siempre me refiero a ella como mi chiquita hermosa.
Draven me contó que siempre quiso ponerle Tharos a su siguiente hijo, y así será, aunque no sea el suyo, sino mis cachorros. Eryan lo escogió Rav, y ella estuvo feliz y complacida con mis nombres.
Ahora ella duerme, y yo velo su noche. Mis cachorros son tranquilos y duermen al igual que ella.
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a la fuerzas