Ana tuvo que empezar de nuevo después de que su esposo desapareció y su hijo falleciera, su única hija Samara contrajo matrimonio y para no truncar la felicidad de ella, tuvo que perder todo lo que tenía, así es como ella termina viviendo en Panamá 6 años después, con ganas de iniciar una nueva vida, su ex compañera de colegio fue la encargada de ayudarla.
Comienza a trabajar en una casa de familia como niñera, allí conoce a su jefe, que es nada más y nada menos que su esposo desaparecido, pero el tiene amnesia y no recuerda nada, así que ella decide que con pequeños detalles lo ayudara a que traiga a su presente su memoria borrada.
(Temática de Noveltoon: Amor en la madurez)
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Capitulo 23
quizás es mejor que me vaya, no quiero que te sientas mal por mi culpa -- le dije.
- No, no te vayas, por favor, se me pasará -- afirmó.
- Está bien, tomaré tu palabra-- le dije--¿Y hoy viniste solo?-- indague.
- No, vengo con un amigo, venía a preguntar si nos podíamos sentar con ustedes --
- claro que sí, dile a tu amigo que puede venir -- antes de que se fuera lo tomé de la mano-- ¿Por casualidad tu reservaste está mesa y pagaste unos cócteles para nosotras?--
El agachó la cabeza y una sonrisa se dibujo en sus labios -- si, lo siento, no pude evitarlo, además necesitaba confirmar que vinieras y está fue la única forma que tuve de hacerlo-- me respondió.
- pudiste llamarme, o escribir un mensaje, pero gracias, nos gustó la mesa y las atenciones, muchas gracias -- dije con sinceridad, el sonrió y me dió un beso en la comisura de los labios, luego fue por su amigo.
A los minutos llegaron, lo acompañaba un hombre de unos 53 años, alto, un poco más delgado que Gonzalo, pero físicamente atractivo, sería un buen partido para Pamela si resulta soltero.
Alfonso
Pamela
- te presento a mi amigo y colega, el es Alfonso -- me dijo, luego le habló a el-- ella es Ana -- Alfonso tomó mi mano y nos saludamos.
- ella es la mujer de la que le has hablado -- le dijo a Gonzalo y el sonrió -- no ha parado de hablar de ti, ahora entiendo porque lo hace--
- bueno, con ella no vas a andar de coqueto, búscate la tuya amigo -- le dijo Gonzalo separando nuestras manos.
- que territorial eres, no sabía que eras asi, con Corina nunca te opusiste a nada-- comentó.
- Conoces mi situación amigo, no deberías comparar, mejor vamos a sentarnos y bebamos algo-- le respondió Gonzalo.
Nos acomodamos en la mesa, ellos pidieron un vaso de whisky cada uno, yo pedí vino Cabernet Sauvignon, el me miró y habló-- no pensé que te gustara el vino--
- si, es de mis favoritos, deberías probarlo-- le dije mientras le ofrecía de mi copa, el la tomó y bebió un trago.
- delicioso, es como si mis papilas gustativas tuvieran recuerdos propios, unos recuerdos que no llegan a mi mente, pero es de mi agrado -- dijo y yo sonreí.
Mi amiga llegó unos minutos después, un poco enojada y sudorosa, se sorprendió al ver más personas en la mesa, pero disimuló.
- Hola, mucho gusto, soy Pamela -- dijo presentándose ante ellos.
- es un gusto conocerte, ya te había visto, pero en otras circunstancias -- le dijo Gonzalo y mi amiga se avergonzó.
- si, ebria, que vergüenza -- recalcó y el sonrió.
- No te preocupes, a un club de viene a beber, a bailar y a pasarla bien, no te juzgo, mira, te presento a mi amigo, el es Alfonso -- Pamela estiró su mano y se presentó, luego se acomodo a mi lado.
- ¿Está todo bien?-- le pregunté al verla un poco alterada cuando llegó.
- el idiota ese con el que estaba bailando, me quería llevar a los baños a la fuerza, pensó que yo era una cualquiera que se va revolcando con el que se me atraviese y dónde sea, ahora soy más selectiva-- dijo sonriendo-- además mi época de hacer esas locuras ya pasó, me debo de hacer respetar -- dije.
- hiciste bien, mejor bebe un poco de tu cóctel para que te relajes-- le dije, ella tomó su copa y vacío todo el contenido en su boca.
- tranquila, o vas a quedar igual o peor que la última vez-- ella recordó y negó con la cabeza.
- tienes razón -- dijo y puso la copa sobre la mesa.
- si quieres podemos mandar a sacar a ese tipo del club-- comentó Alfonso, ambas giramos hacia el, no pensamos que había escuchado la conversación.
- ¿Puedes hacer eso?-- preguntó Pamela.
- claro que sí, este club es mío y puedo hacer lo que quiera y más aún si se que hay alguien estropeando el ambiente del lugar-- finalizó.
- Entonces si, que saquen a ese canalla y no lo dejen entrar nunca más-- respondió enfadada.
El hizo señas a uno de los hombres de seguridad, el chico se acercó a el, le dijo algo al oído, el de seguridad asintió y junto a otros dos hombres, se acercaron al chico que había estado bailando con Pamela, lo tomaron de los brazos y lo sacaron del club.
- ¿No le harán dañó, verdad?-- pregunté.
- Claro que no, solo le van a dar una advertencia, y no podrá volver a entrar a este lugar, tengo una reputación que mantener-- afirmó Alfonso.
- No se preocupen, mi amigo no es una mala persona, de hecho es muy correcto en todo lo que hace-- nos aseguró Gonzalo.
- Gracias por lo que hiciste -- le agradeció mi amiga.
- ¿Estás agradecida?-- Pamela asintió -- entonces muéstrame tu gratitud conociéndome está pieza, vamos a bailar -- le dijo Alfonso, mi amiga sonrió y se levantaron de las sillas para ir a la pista de baile.
Mientras tanto nosotros sonreímos al presenciar la escena.
- ¿Quieres bailar?-- me preguntó Gonzalo.
- pensé que nunca me lo mencionarias --
- soy un poco lento para estás cosas -- dijo.
- siempre lo has sido -- se me salió el comentario.
- ¿Cómo lo sabes? Nos conocemos hace un mes aproximadamente -- indagó y yo sonreí con nerviosismo.
- ven, vamos a bailar, esa canción me encanta -- dije tratando de desviar el tema, aunque funcionó, quedé con el sinsabor de decirle todo, pero debo tener calma, no puedo soltar la bomba así nada más, debo ser cuidadosa y ayudar a que el solo vaya recordando.
Bailamos dos canciones seguidas, pero la edad nos da señales cuando debemos detenernos, así que tuvimos que regresar a nuestros asientos, Pamela y Alfonso ya estaban sentados nuevamente, incluso habían pedido otra tanda de bebidas.
- llegaron los tortolitos -- dijo mi amiga y yo le di una suave palmada en una de sus piernas.
