La historia explora el poder del amor y el arte como medios para enfrentar el dolor y la pérdida, destacando la importancia de aferrarse a aquellos que amamos en los momentos más oscuros.
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Capítulo 15: Encuentros y Revelaciones
La mañana siguiente, la ciudad despertó bajo un cielo encapotado, con las nubes bajas presagiando lluvia. A pesar de la grisura del día, David se sentía ligero, como si algo se hubiera liberado dentro de él. La conversación con Nio y la pintura que había creado habían actuado como un bálsamo para su alma, y aunque sabía que los desafíos no habían desaparecido, se sentía más preparado para enfrentarlos.
Lucas había salido temprano para atender algunos asuntos pendientes, dejándolo solo en el apartamento. Aprovechando el tiempo, David decidió organizar su estudio, una tarea que había estado postergando por semanas. Mientras ordenaba los pinceles y reorganizaba los lienzos, se encontró con un cuaderno viejo, uno que había usado años atrás para esbozar ideas y escribir pensamientos que no sabía cómo plasmar en su arte.
Curioso, se sentó en el suelo y comenzó a hojear las páginas. Muchas de las palabras y dibujos le parecían ahora distantes, casi ajenos, como si fueran los recuerdos de otra persona. Sin embargo, hubo una entrada que llamó su atención. Era una pequeña nota escrita en una esquina de una página, apenas legible por la prisa con la que había sido garabateada:
_"La vida es como un lienzo. No importa cuántas veces te equivoques o si te desvías del camino, siempre puedes empezar de nuevo y crear algo hermoso."_
David sonrió al leer esas palabras. No recordaba exactamente cuándo las había escrito, pero ahora le parecían más relevantes que nunca. Cerró el cuaderno con una sensación renovada de propósito y se dispuso a continuar con su día.
Horas más tarde, cuando la lluvia comenzó a golpear suavemente las ventanas, David decidió que era un buen momento para salir a dar un paseo. Quería despejar su mente, sentir el aire fresco en su rostro y perderse en sus pensamientos mientras caminaba por las calles mojadas de la ciudad.
Se cubrió con una chaqueta y un paraguas, y salió del edificio, disfrutando del ritmo constante de la lluvia. No tenía un destino en particular en mente, solo quería caminar y dejar que sus pies lo llevaran a donde fuera.
Las calles estaban casi desiertas, con la mayoría de las personas refugiándose del mal tiempo. Mientras caminaba, David se encontró pensando en todo lo que había cambiado en su vida en los últimos meses. A pesar de las dificultades, había algo que no podía negar: se había vuelto más fuerte. La enfermedad, las decisiones difíciles, y su relación con Lucas habían sacado a la luz una fortaleza interior que antes no sabía que poseía.
Sin embargo, mientras reflexionaba sobre su vida, una figura familiar apareció en la distancia, deteniéndolo en seco. Al principio, pensó que estaba imaginando cosas, pero a medida que la persona se acercaba, no pudo evitar reconocerlo.
Era Marco, su viejo amigo del instituto, alguien con quien había perdido contacto años atrás. Marco fue una figura importante en la vida de David cuando ambos eran adolescentes, pero la vida los había llevado por caminos separados. Verlo ahora, en medio de la lluvia, parecía un encuentro salido de un sueño.
“¿David? ¿Eres tú?” preguntó Marco, con la sorpresa pintada en su rostro cuando finalmente se encontraron frente a frente.
David asintió, sintiendo una mezcla de nostalgia y alegría. “Sí, soy yo. ¡Qué sorpresa verte después de tanto tiempo!”
Marco sonrió ampliamente, y ambos se abrazaron bajo la lluvia, como si los años no hubieran pasado. “Nunca pensé que te encontraría aquí. ¡Es increíble!”
Se alejaron un poco para mirarse mejor, y David no pudo evitar notar cómo Marco había cambiado. Su cabello estaba más corto, y había una madurez en su rostro que antes no estaba allí. Pero, al mismo tiempo, seguía siendo el mismo Marco que recordaba, con su sonrisa fácil y su actitud relajada.
“¿Qué haces por aquí?” preguntó David, aún asimilando el encuentro.
“Estoy de visita en la ciudad por trabajo,” explicó Marco. “He estado viviendo en el extranjero los últimos años, pero vine a cerrar algunos negocios y visitar a la familia. No tenía idea de que seguías aquí.”
David asintió, sonriendo. “Sí, aquí estoy, aunque la vida ha cambiado mucho desde que nos vimos por última vez.”
Se quedaron en silencio por un momento, ambos procesando la sorpresa del reencuentro. Finalmente, Marco rompió el silencio.
“Escuché un poco sobre lo que te pasó,” dijo con voz cautelosa. “Tu enfermedad… lo siento mucho, David. No sé por qué nunca intenté contactarte. Me sentí mal cuando supe.”
David sacudió la cabeza, quitándole importancia. “No te preocupes por eso, Marco. La vida nos lleva por caminos inesperados. Lo importante es que estamos aquí ahora, y me alegra verte.”
Marco asintió, visiblemente aliviado por la respuesta de David. “A mí también me alegra verte. Siempre pensé en ti, y en cómo estabas. A veces la vida se interpone, pero eso no significa que no te haya extrañado.”
David sonrió, sintiendo una calidez familiar en el pecho. “Yo también te extrañé, Marco. Siempre fuiste un buen amigo para mí.”
Decidieron refugiarse en una pequeña cafetería cercana para ponerse al día. El lugar estaba casi vacío, con solo un par de clientes más en las mesas, lo que les dio la oportunidad de hablar en privado. Mientras tomaban café caliente, Marco le contó a David sobre su vida en el extranjero, sus viajes, y cómo había cambiado su perspectiva del mundo. A su vez, David le habló sobre su arte, su relación con Lucas, y cómo había sido vivir con su enfermedad.
El tiempo pasó rápidamente mientras hablaban, y antes de que se dieran cuenta, habían pasado horas en la cafetería. Pero aunque había tanto de qué hablar, David sintió que había algo más que Marco quería decir, algo que estaba manteniendo en reserva.
Finalmente, cuando la conversación se detuvo, Marco se quedó en silencio por un momento, mirando su taza de café antes de hablar.
“David, hay algo que he estado queriendo decirte desde que nos encontramos,” comenzó, con un tono serio que hizo que David se enderezara en su asiento. “Siempre he lamentado cómo nos alejamos, cómo perdimos contacto. Pero también… hay algo que no te dije en su momento, y que siento que necesito decir ahora.”
David lo miró, sintiendo un nudo en el estómago. “¿Qué es, Marco?”
Marco respiró hondo, y cuando levantó la vista, había una sinceridad en sus ojos que David nunca había visto antes. “Cuando éramos amigos en la escuela, yo… tenía sentimientos por ti. Más allá de la amistad. Nunca te lo dije porque no quería arriesgar nuestra amistad, y porque en ese momento no sabía cómo manejarlo. Pero ahora, viendo todo lo que has pasado y cómo has enfrentado la vida, siento que necesitaba decírtelo, aunque solo sea para cerrar ese capítulo de mi vida.”
David se quedó en silencio, procesando las palabras de Marco. Había sido inesperado, pero en cierto modo, no tan sorprendente como podría haber pensado. Recordaba esos días, y cómo siempre había sentido una conexión especial con Marco, aunque nunca la entendió del todo.
“Marco… no sé qué decir,” respondió finalmente, con suavidad. “Aprecio que me lo hayas dicho, y entiendo lo difícil que debió ser para ti en ese momento. Pero ahora, estoy en un lugar diferente en mi vida.”
Marco asintió, sonriendo ligeramente. “Lo sé, David. Y no espero nada de esto, solo necesitaba sacarlo de mi pecho. Creo que, en algún lugar de mi mente, siempre supe que no era el momento adecuado, pero no podía dejarlo sin decirlo.”
David extendió la mano y la puso sobre la de Marco, dándole un apretón amistoso. “Gracias por compartirlo conmigo. Y aunque nuestras vidas han tomado diferentes caminos, siempre te consideraré un amigo. Estoy agradecido por el tiempo que compartimos y por este reencuentro.”
Marco devolvió el apretón y asintió, una expresión de paz en su rostro. “Lo mismo digo, David. Me alegra que hayamos tenido esta oportunidad.”
Después de otro rato de conversación más ligera, ambos se dieron cuenta de que era hora de irse. Se despidieron fuera de la cafetería, prometiendo mantenerse en contacto esta vez. Mientras se alejaba bajo la lluvia, David se sintió extraño, como si acabara de cerrar un capítulo importante de su vida, uno que ni siquiera sabía que seguía abierto.
Esa noche, cuando Lucas regresó al apartamento, David le contó sobre el encuentro con Marco y la confesión inesperada. Lucas lo escuchó con atención, asintiendo mientras David hablaba.
“Me alegra que haya sido honesto contigo,” dijo Lucas cuando David terminó. “Cerrar esos capítulos es importante, tanto para ti como para él.”
David asintió, sintiendo que las palabras de Lucas eran acertadas. “Sí, fue bueno escuchar lo que tenía que decir. Y aunque no cambia nada de lo que tenemos, creo que era necesario para ambos.”
Lucas lo abrazó, apoyando su cabeza en el hombro de David. “Lo que importa es que estamos aquí, juntos. Y que seguimos avanzando, a pesar de todo lo que el pasado pueda traer de vuelta.”
David sonrió, sintiendo una vez más esa calidez en su pecho. “Así es".