Milena es una hermosa joven, buena hija, que sueña con un futuro prometedor en Italia. Las cosas no fueron fáciles al inicio pero salió adelante de la mano de un encantador piloto que la supo enamorar. Luego de cinco años de feliz matrimonio y dos hijos, un día ella descubre que su amado esposo le ha sido infiel desde el noviazgo. Luego de los primeros caóticos días, después de enterarse de las infidelidades, ella planea con mucha frialdad la manera de salir fortalecida de su divorcio. Ella le enseñará a Gabriele su esposo, la importancia de la fidelidad en un matrimonio. Le hará pagar el engaño que sufrió y lo hará vivir en la tristeza, el arrepentimiento y la soledad. No le quedarán más ganas a Gabriele de volver a burlarse de una mujer. Cuando quiera volver a recuperar a su esposa, ya ella no estará ahí más para él. Ella ahora le pertenece a otro que sí la hizo única y especial. ¿Podrá Gabriele recuperar su mujer algún día? ¿Fue domado el infiel? ¿Lo amará aún Milena?
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EL ACOSO DE GABRIELE
—Omairita, ¿recuerdas el detalle de la cartera beige?
—Sí, ¡por supuesto Milena! Gabriele se me acercó un día y me dijo que quería hacerte un regalo, pero quería algo que tú verdaderamente necesitaras. No supe si hice bien, pero le conté que tú te habías enamorado de una cartera beige muy costosa, dos mil euros, pero no tenias todo el dinero para comprarla en ese momento .
—Le dije que habías ido a la boutique para preguntar si la podías pagar con abonos. Allí aceptaron la forma de pago y hasta el momento solo habías dado el primer pago. Le insinué que si quería hacerte un regalo, pagara la cartera y te la regalara.
—Él me hizo caso. Fue y la pagó, luego vino a la tienda de modas de su mamá y compró otras cuatro carteras más de varios colores. También compró unos vestidos y algunas joyas bellísimas.
—Después me entregó las bolsas y me dio dinero para el taxi para que fuera al hotel y dejara todo allí en tu cuarto y luego regresará sin ser vista por ti.
—¡ Cómo olvidarlo Omaira! Al principio pensé que tu te habías vuelto loca gastando el dinero de esa forma. Cuando me dijiste que todo era mío, no te entendía. ¿Cómo mío? La mayor parte de lo que yo ganaba lo mandaba para Nicaragua.
—Era feliz mandando dinero a mi familia para compensar todo lo que habían hecho por mi. No quería que les faltara lo necesario para que vivieran felices y tranquilos. Por eso no iba a malgastar el dinero en cosas innecesarias.
—Cuando me dijiste que eran regalos para mi de parte de Gabriele los quise devolver de inmediato. Logré tener su teléfono y lo llamé. Lloriqueando falsamente me suplicó que los aceptara sin ningún compromiso. Le ordené que no lo volviera a hacer, que fuera la última vez que hacía una cosa así.
—Lo recuerdo perfectamente Milena, como si hubiera sido ayer. En ese entonces empecé a sentir un poco de pesar por él pues se veía muy enamorado de ti. Y tú eras muy dura, inflexible con el pobre hombre .
—Tienes razón Omaira, a veces a mi también me dolía tratarlo así, pero es que había algo en él que me molestaba y no lograba entenderlo.
—Mami, Omairita, pero el acoso de Gabriele no cesaba. ¡Cómo olvidarlo! Se perdía por unos quince días, que era el tiempo en que duraban los vuelos comerciales que hacía.
—Cuando regresaba me buscaba, llamaba a la agencia de modelaje donde estábamos inscritas y ellos le informaban donde estábamos trabajando. Allí llegaba para invitarme a cenar. Siempre me llevaba a restaurantes lujosísimos.
—Las conversaciones que manteníamos en esos lugares siempre eran muy interesantes. Noté su educación, cultura, valores y principios. Amaba a su familia y se preocupaba por ellos.
—Le gustaba que yo le contara todo acerca de mi vida, de mis padres, de mi país, de mis estudios. De mis inicios al llegar a Italia, sufría cuando le conté de mis trabajos cuidando personas ancianas y viviendo encerrada en sus casas.
Cuando yo hablaba parecía embobado escuchándome. Todo a su alrededor carecía de importancia, sólo se concentraba en mi. Me hacía sentir como una reina.
—Aún así, yo mantenía a raya mis sentimientos. Había algo en él que no terminaba de convencerme. Ya desde esa época percibía que él era así con todos los o las que lo rodeaban.
—Vivía rodeado de muchas mujeres, muchos amigos. Era muy fiestero, conversador, demasiado atractivo para todo el mundo. Y yo no me creía tan especial como para eclipsar toda su atención. Siempre intuí que todo su interés en mi era solo porque quería acostarse conmigo y no lo había logrado.
Estaba convencida que si me llegara a acostar con él alguna vez, después se acabaría su entusiasmo y si te he visto, no me acuerdo. Y eso no era lo que quería para mi.
—Y durante el primer año que estuvo detrás de mi esa fue para mi la realidad. Él no perdía el tiempo, siempre que aceptaba sus invitaciones para salir, quería que yo bebiera vino, whisky o cualquier otro licor.
—Luego intentaba casi a la fuerza besarme o abrazarme. Yo lo rechazaba con firmeza. Si iba en su carro intentaba acariciarme las piernas. Con disimulo, como si fuera sin querer, muchas veces tocó mis senos. Si íbamos a bailar dejaba rodar sus manos para apretar mis nalgas.
—No valía la pena que le dijera con molestia “NO LO HAGAS”. Un día ya fastidiada por el acoso le dije ¡SI ME VUELVES A TOCAR INDEBIDAMENTE, NO VUELVO A SALIR CONTIGO, RESPETA. ENTIENDE QUE NO QUIERO TENER ESA CLASE DE RELACIÓN CONTIGO. PODRÁS SER MUY ATRACTIVO PARA EL MUNDO ENTERO, PERO PARA MI NO LO ERES Y YA ME TIENES HARTA CON TU ACOSO. DÉJAME EN PAZ POR FAVOR, DESAPARECE DE MI VIDA DE UNA BUENA VEZ, FASTIDIOSO!
—UYYY pobre hombre, hija y ¿ qué te respondió?
—Ahora que lo pienso madre, ese día me dijo algo que no debí pasar por alto. Debí haber tenido muy presente en mi vida su respuesta.
—Ese día él intentó irse cabizbajo, pero entonces se devolvió y me dijo muy serio: “No me conoces Milena, cuando me propongo algo lo consigo y tú algún día serás mía cuésteme lo que me cueste. No ha nacido todavía la mujer que se me resista. No ha habido hasta ahora una mujer en el mundo que yo no haya podido conquistar y llevarla a la cama. Y tú no serás la primera.
—Te demostraré Milena que cuando yo lo desee me llevo a la cama fácilmente a las mujeres que yo quiera y todas, una vez que me conocen, es lo único que quieren, acostarse conmigo“ Buenas noches.
—Y se marchó como dice la canción ¡Eso lo veremos imbécil! Qué presumido, se cree lo más bello del universo, lo más sexy. ¡Ay por favor! Como si fuera la última Pepsi cola del desierto. Ahora sí que menos me fijaría en ti ridículo. “Nadie se me resiste” y llevo un año rechazándolo jajajajaja.
Lo que está es ardido, su ego no soporta que yo una recién aparecida, pobre lo rechace a pesar de sus regalos e invitaciones. Jajaja me di el lujo de rechazar al hermoso piloto de ojos azules Jajajajajajaja. Bueno, ya otra lo consolará.
Pasó casi un mes que no lo volví a ver. Hablé con el dueño de la agencia de modelos y le pedí mi traslado de nuevo a Firenze, ya no quería estar más en Milán. Y nos fuimos Omairita a nuestro apartamentico.
—Sí, lo recuerdo Milena. La habíamos pasado bien en Milán pues siempre tuvimos trabajo. Ahora de vuelta en Firenze tuvimos que aceptar trabajos de limpieza por horas. Y tú encontraste uno cuidando un viejito en las noches. Y recuerdo que el viejito no te dejaba dormir pues se la pasaba gritando casi toda la noche JajJJJAjJ.
—Sí, qué horrible, pero era un buen sueldo. Madre, Omairita vayan a almorzar. Hagan que los niños coman y luego que vayan a hacer la siesta. Yo las espero acá.
—Hija, ven tu también a comer algo. No descuides los niños. Sé que estos recuerdos te hacen mucho daño, pero yo sé que saldrás adelante. Has sido una mujer muy valiente y de esta vas a salir triunfante.
—Ven Milena, luego seguimos recordando. Obedece a tu mamá y vamos a almorzar. Además quiero ver mis sobrinos hermosos.
—Voy. Al regreso recordaremos aquel diciembre en el que me fui a Nicaragua y la sorpresa que me llevé al entrar en mi casa.