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¡El Lío De Carlos!

¡El Lío De Carlos!

Status: En proceso
Genre:Matrimonio contratado / Amor tras matrimonio / Amor a primera vista / Malentendidos / Triángulo amoroso
Popularitas:4.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Gaby Barrios

"El lío de Carlos" es una novela inspirada en una historieta escolar que narra las aventuras de Carlos, un joven carismático, despreocupado y amante de la diversión. Con su espíritu libre, disfruta explorando sus relaciones, coqueteando sin límites tanto con las chicas, pero tal parece que el destino cambiara el rumbo de su vida.

Por otro lado, se encuentra Janeth una joven trabajadora y determinada que enfrenta una lucha personal por encontrar una cura para su abuelo. En medio de los enredos y dramas que rodean la vida de Carlos y Janeth, sus caminos se cruzarán de formas inesperadas. ¿Logrará el amor triunfar entre tantas dificultades? Acompaña a estos personajes en una historia llena de emociones, retos y descubrimientos.

NovelToon tiene autorización de Gaby Barrios para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 18: Entre El amor y el deber

Después de tantas salidas y momentos compartidos, Janeth y Carlos se encontraron en un punto donde ya no podían negar lo que sentían el uno por el otro. Había una conexión profunda entre ellos, algo que ninguno de los dos había anticipado. Cada vez que sus miradas se encontraban, un silencio cómodo los envolvía, pero sus corazones hablaban sin necesidad de palabras.

Era una tarde lluviosa cuando se encontraron en el parque, el lugar donde habían comenzado a conocerse mejor. Caminaban lentamente, como si quisieran alargar cada paso, pero el peso de lo que venía era inevitable.

—Carlos —comenzó Janeth, su voz temblorosa—. Hay algo que necesito decirte.

Carlos la miró, preocupado por el tono en su voz.

—¿Qué sucede? —preguntó, deteniéndose a su lado.

Janeth dudó por un momento, mirando al suelo antes de levantar la vista y encontrarse con sus ojos.

—Carlos, yo… —su respiración se aceleró—. Me estoy enamorando de ti, pero no puedo estar contigo.

Carlos la miró sin comprender, aunque algo en su interior ya sabía lo que vendría.

—¿Por qué no? —preguntó, con el corazón latiendo más rápido.

—Porque… —Janeth tomó aire, sus palabras se atoraban en su garganta—. Porque me voy a casar con alguien más. No puedo hacerle eso a mi familia, a mi abuelo… todo lo que hemos hablado no puede ser solo una ilusión. Mi vida ya está trazada, y no puedo cambiarlo, no puedo dejar de lado el compromiso que tengo.

Carlos dio un paso atrás, sus ojos reflejaban frustración y tristeza.

—Pero… ¿y lo que sentimos el uno por el otro? —dijo con voz entrecortada.

—Carlos, yo también siento lo mismo, pero no puedo ignorar mi futuro. Ya está decidido. Estoy comprometida, tengo una responsabilidad que no puedo abandonar —dijo Janeth, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con caer.

Carlos la miró fijamente, intentando procesar lo que acababa de escuchar. Un sentimiento de impotencia se apoderó de él, y la confusión lo invadió.

—¿En serio? —preguntó, casi sin creerlo—. Estás dispuesta a sacrificar todo lo que sentimos, todo lo que hemos compartido, solo porque alguien más decidió por ti. Porque eso es lo que está pasando, Janeth.

—No es eso —respondió ella, su voz quebrada—. Es que ya no puedo dar marcha atrás. Ya está hecho.

Carlos la miró, y por un momento, la rabia se mezcló con una profunda tristeza.

—Entonces, ¿por qué estás aquí conmigo? ¿Por qué compartimos estos momentos si sabías que no había futuro?

Janeth lo miró a los ojos, y por primera vez en mucho tiempo, no supo qué decir. Solo podía pensar en el dolor que sentía, en la contradicción de su corazón.

—Porque… no sé, no sé qué estoy haciendo. No sé qué quiero. Todo es tan confuso, Carlos.

—Y yo pensé que te importaba más que todo esto —dijo él, con voz firme—. Pero parece que mi amor no es suficiente para que rompas con todo esto.

—Carlos, no es que no te quiera. Es que… no puedo hacerlo. No puedo cambiar mi vida, no de esta manera. —Janeth sintió cómo las lágrimas empezaban a caer. Se dio vuelta, pero antes de irse, miró a Carlos por última vez.

—Espero que algún día lo entiendas —dijo él, con amargura en su voz.

Janeth lo miró una vez más, y con el corazón destrozado, se alejó, dejándolo atrás, sintiendo el peso de la decisión que había tomado.

Carlos se quedó parado, mirando cómo se alejaba, y una ola de dolor y frustración lo envolvía. Sabía que la amaba, pero también entendía que, por más que lo intentara, no podía hacer nada para cambiar la realidad.

Janeth subió al primer taxi que encontró y le pidió al conductor que la llevara a la casa de Valeria. La angustia la invadía, y aunque trataba de mantener la calma, el nudo en su estómago solo se apretaba más con cada kilómetro que recorría. Su corazón latía con fuerza, como si supiera que estaba tomando una de las decisiones más dolorosas de su vida.

Cuando llegó a la casa de Valeria, bajó del taxi sin esperar demasiado, y corrió hacia la entrada. No quería pensar más en lo que había sucedido con Carlos, en lo que aún sentía por él. Pero era inevitable. Cada paso que daba hacia la casa de su amiga parecía retumbar en su mente, haciendo que el dolor se intensificara.

Valeria, al verla tan alterada, la abrazó sin decir palabra alguna. Sabía que algo importante había ocurrido, y sin preguntar, la dejó entrar a su casa.

—¿Qué pasó? —preguntó Valeria mientras la guiaba hacia el sofá.

Janeth se desplomó en el asiento y, antes de poder decir nada, las lágrimas comenzaron a caer incontrolables. Valeria se sentó junto a ella, la rodeó con sus brazos y la dejó llorar en su hombro, esperando a que pudiera hablar.

—He estado saliendo con Carlos —dijo finalmente Janeth, entre sollozos. Su voz sonaba quebrada, como si cada palabra que salía de su boca la hiciera sentir más vacía—. Durante semanas. Nos hemos visto casi todos los días, y me di cuenta de que… me enamoré de él. Pero no puedo estar con él.

Valeria la miró, sorprendida, pero no la interrumpió. Sabía que Janeth necesitaba expresarse, necesitaba sacar todo lo que tenía dentro.

—No entiendo… —dijo Valeria, tomando sus manos—. ¿Por qué no puedes estar con él?

Janeth sollozó nuevamente, cubriéndose la cara con las manos.

—Porque me voy a casar con alguien más —respondió, su voz casi inaudible—. Firme un contrato y me costará toda mi vida si intento romperlo. Mi vida ya está decidida, y no puedo cambiarlo, aunque lo desee.

Valeria la miró con tristeza, sintiendo la angustia de su amiga, pero sabía que no podía hacer nada para cambiar la situación.

—¿Y qué sientes por él? —preguntó Valeria suavemente.

Janeth levantó la cabeza, y sus ojos estaban llenos de lágrimas.

—Lo amo, Valeria. Lo amo, pero… no puedo traicionar a mi abuelo, no de esta manera. No puedo cancelarlo todo solo por lo que siento. —Sus palabras salieron entrecortadas, como si costara creer que las estaba pronunciando.

Valeria la abrazó nuevamente, ofreciéndole consuelo en medio de su tormenta emocional.

—Lo siento mucho, Janeth. Sé que no es fácil, pero lo que estás haciendo también es un sacrificio. —Valeria la miró, tratando de darle algo de esperanza—. Tienes que estar segura de lo que haces. Y si no puedes estar con él, entonces será porque es lo mejor para ti.

Janeth se recostó sobre el hombro de su amiga, agotada, emocionalmente drenada. La verdad era que no sabía si lo que hacía era lo mejor. Solo sabía que tenía miedo, miedo de perderlo a él, pero también miedo de enfrentar las consecuencias de no cumplir con las expectativas que estaban puestas en ella.

—No sé qué hacer, Valeria —dijo Janeth, sus palabras llenas de desesperación—. Todo está en caos. Y ahora, además de perder a Carlos, me siento como si estuviera perdiendo una parte de mí misma.

Valeria la abrazó con más fuerza, sabiendo que no podía hacer mucho, pero al menos podía ofrecerle apoyo en ese momento tan difícil.

—No estás sola, Janeth. Yo estoy aquí, siempre estaré aquí para ti. Y aunque no puedo decidir por ti, lo único que quiero es que estés bien, que tomes la decisión que te haga sentir en paz contigo misma.

Janeth la miró con gratitud, aunque el dolor seguía allí, en su pecho. No sabía qué hacer, no podía dejar de pensar en Carlos y en lo que había sucedido entre ellos. Pero lo único que sabía con certeza en ese momento era que necesitaba estar con su amiga, necesitaba un refugio donde pudiera dejar de pensar en todo lo que no podía cambiar.

Valeria le ofreció un café, y mientras Janeth lo tomaba, se quedaron en silencio, cada una con sus pensamientos. La noche pasó en calma, pero el corazón de Janeth seguía agitado, como si la tormenta en su interior no tuviera fin.

—¿Te quedas a dormir aquí? —preguntó Valeria, rompiendo el silencio.

Janeth asintió, agradecida por el ofrecimiento. No quería estar sola esa noche, no quería enfrentarse a sus pensamientos sin la compañía de su amiga.

—Sí, necesito estar contigo esta noche. Gracias, Valeria.

Valeria sonrió y le acarició el cabello, sabiendo que no podía resolver sus problemas, pero podía ofrecerle el apoyo que necesitaba en ese momento tan doloroso.

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Aurelia Defilippi
me gusta la trama, es muy interesante
Cinthia Parada Saavedra
por qué están dejando todas las nobles a medias
Esmeralda Gonzalez
Por favor, ¡necesito saber que sigue!
Yuri Lowell
Me encanta la forma en que escribes, sigue adelante con tu historia. ❤️
Fenny
No puedo dejar de pensar en tus personajes, ¡son tan reales! Espero saber más de ellos pronto.
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