Una pareja de esposos adoptan a una niña que según los lugareños es hija de una bruja. Se la quitaron a la mala y ella ha jurado que regresará del más allá a vengarse.
NovelToon tiene autorización de Maria Esther para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Doctor Ricardo Cortés
Luisa se dispuso a preparar sus maletas y las de Alejandra, ya tenía elaborado un plan para llevársela muy lejos.
En cuanto tuviera una oportunidad se iría.
En cuanto las hizo las guardó en el armario, y se acostó a dormir.
Tenía que actuar con disimulo para que nadie se diera cuenta.
.
.
Un mes después, se presentó la oportunidad para Luisa.
Luisa, mi esposo y yo vamos a viajar a Guadalajara, los proveedores y accionistas ofrecen un baile y cena a Héctor por su buen desempeño en el trabajo, Alejandra se quedará a tu cuidado. Sé que contigo estará bien.
Sí, señora, yo la cuidaré bien. Váyase sin pendiente.
Gracias, Luisa, mañana mismo nos vamos.
Está bien, señora, avíseme cuando se vayan.
Carlota se había ido a su pueblo porque su mamá se había puesto mal.
Así que solo se quedarían ellas dos solas.
.
.
Al día siguiente Sonia le dijo a Luisa que se iba.
Bueno, señora, que tenga buen viaje y no se preocupe por Alejandra, yo la cuido.
Gracias, Luisa. Yo sé que la cuidarás bien. Ahora, permite que me despida de mi hija.
Sí, señora. Con permiso.
Hijita, saldremos de viaje tu padre y yo, pero no te preocupes, te quedarás bien cuidada con Luisa, ella te atenderá bien.
Está bien, mamá, me gusta mucho quedarme con Luisa, es tan buena conmigo.
No se te olvide que te queremos mucho, hijita, dijo Héctor dándole un beso a la mejilla. Vámonos mi amor, no queremos perder el vuelo, ¿verdad?
.
.
Alejandra, tú sabes que Sonia no es tu verdadera madre, ¿verdad?
Sí, ella misma me lo dijo.
¿Y te dijo quién es tu verdadera madre?
No.
¿Quieres saber quién es?
Sí me gustaría, pero...
¿A qué le temes mi pequeña niña?
Es que los compañeros de mi escuela me dijeron que mi mamá es una bruja, Alejandra tenía miedo de que su mamá fuera una bruja de verdad.
Mi pequeña, tú no debes temer. Yo te diré quién es tu verdadera madre.
¿De verdad lo harás, Luisa?
Claro que sí, mira, te voy a contar una historia.
Luisa se explayó en toda su explicación hacia Alejandra.
Aunque ella, por su corta edad no comprendía bien muchas cosas.
¿Entonces, tú eres mi verdadera madre?
Sí y quiero que sepas que te quiero mucho y siempre te he querido. Por eso decidí buscarte y cuando te encontré decidí trabajar aquí para estar contigo.
¿Te agrada la idea de que yo sé a tu madre?
Sí, me gusta; me gusta que seas mi mamá.
Entonces, hijita, ¿qué te parece si nos vamos de viaje en lo que regresa tu madre?
¡Qué padre! ¿Y a dónde me vas a llevar?
Pues no sé, tal vez vamos a algún zoológico o a Disneyland. No sé, déjame pensarlo. Por lo pronto, ya tengo las maletas hechas y nos iremos cuanto antes.
Luisa dejó encargada a Alejandra en una guardería, Al rato regreso mi amor, no te preocupes, regresaré por ti, solo tengo que hacer unos pendientes e inmediatamente regresaré, ¿confías en mí, pequeña?
Sí, regresarás por mí, ¿verdad? ¿No me vas a dejar abandonada?
Por supuesto que no te voy a dejar abandonada, ¿Cómo crees? Al rato regreso, y no olvides que te quiero mucho.
Luisa le dio un beso en la mejilla y salió de allí.
Al poco rato ya estaba en la casa de Sonia.
Nunca encontrarán a Alejandra. Ella es mi hija y me la voy a llevar para siempre.
Encendió una veladora y la dejó en el pequeño altar que estaba en un lugar de la sala.
La veladora estaba casi por agotarse.
Bien, todos creerán que fue un accidente y darán a Alejandra por muerta y a mí también.
Lo siento, Sonia, tú has sido muy buena conmigo, pero primero está mi hija y no voy a permitir que nadie me la quite. ¡Hasta nunca!
Luisa miró la veladora por última vez y salió de ahí llevando consigo ilusiones nuevas de vivir con su hija.
Luego regresó por Alejandra y se fue con ella para nunca más volver.
.
.
Juanita, por una causa u otra no había podido averiguar quién es el doctor que atiende a Yaqui.
Pero en todo ese mes que había pasado, Yaqui había dado muestras de mejoría, ya no se ponía nerviosa y estaba más tranquila.
Hasta pareciera que le entraron las ganas de vivir porque de repente salía al patio a tomar un poco de aire.
"De todos modos tengo que conseguir el nombre de ese doctor". Se dijo Juanita para sus adentros.
Señora, no sabe qué gusto me da de que haya decidido salir al patio, si quiere la puedo llevar por el jardín, podemos ir al parque, lo que usted decida.
Gracias, Juanita, desde que tú llegaste me he sentido mucho mejor.
Señora, ¿usted conoce al médico que la atiende?
Por supuesto que sí, ¿cómo no habría de conocerlo?
¿Me podría dar su nombre y dónde puedo localizarlo?
¿Qué pasa, para qué lo quieres?, yo me siento bien.
Yo lo sé, señora, pero necesito que me dé más medicamento porque ya se me está acabando.
No te preocupes, yo ya sé que medicamento es y podemos ir a la farmacia.
Juanita dio un gran suspiro, no entendía por qué no podía saber el nombre del doctor que la atendía.
Yo entiendo, señora, pero para mí es importante saber el nombre de su médico quiero que venga a visitarla para que vea cómo ha avanzado en su mejoría.
Sí, tienes razón, te diré quién es mi doctor para que venga a checarme.
Muy bien, señora.
Mi doctor se llama Ricardo Cortés, su consultorio se encuentra en...
Yaqui le dio toda la información.
Está bien, hablaré con él para que le dé una visita de rutina, ¿le parece bien, señora?
Sí, claro, gracias por ayudarme a sanar.
De nada, señora, ese es mi trabajo.
Bueno, la llevaré a su cuarto, tengo que hacer algunas llamadas.
Gracias, Juanita, la verdad es que me siento un poco cansada.
Después de dejarla en su cuarto, Juanita se fue la cocina a llamar por teléfono.
Buenos días, doctor Cortés, dijo Juanita después de que le contestaron.
Del otro lado de la línea el doctor contestó muy amable: Buenos días, ¿con quién tengo el gusto?
Quiero sacar una cita con usted, mi nombre es Juanita Domínguez, soy la enfermera de Yaqui Carmona, ¿se acuerda de ella?
Por supuesto que me acuerdo de ella, ¿cómo sigue?
Necesitamos hablar personalmente, doctor, ¿cuándo puede recibirme?
Muy bien, ¿puede venir mañana mismo?, a las 12 del mediodía, ¿cómo ve?
Por supuesto que sí, mañana mismo estaré ahí. Gracias, doctor.
Muy bien, aquí la espero entonces.
Juanita colgó la llamada. El doctor le pareció de lo más amable, fuera de toda sospecha, pero de todos modos no habría que confiarse.