En su nueva vida tras transmigrar a la novela, esta mujer, hija de un general y fallecida en batalla, se encuentra con una segunda oportunidad para perseguir sus sueños postergados.
Con determinación y valentía, decide usar su experiencia militar y su perspectiva única para no solo sobrevivir en este nuevo entorno, sino también para hacer un destino que refleje sus verdaderos anhelos y ambiciones.
Desafiando las expectativas impuestas por el guion original, y navegando por relaciones complejas con los personajes principales y secundarios, ella se embarca en un viaje de autodescubrimiento y redención, decidida a dejar una marca imborrable en la trama y en su propia vida.
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Capítulo 15
En ese momento, Grace estaba demasiado ocupada para prestar atención a lo que estaba sucediendo con Shadow. Estaba tratando de persuadir a sus tíos para que no pelearan, pero no contaba con la intervención de sus dos primos y su tía en la discusión.
Frotándose la frente con frustración, dijo: "Me quedaré una semana en cada una de sus casas. Esta semana la pasaré con mi tía Ericka, la siguiente con mi tío August, y después con mi tío Fernando."
Al escuchar la propuesta de Grace, August y Fernando estuvieron de acuerdo. Era menos de lo que esperaban, pero al menos era algo. Sin embargo, Ericka no estaba conforme y protestó, "Pero Sarah te dejó bajo mi cuidado hasta que ella vuelva de vacaciones." Pero nadie le presto atención.
Víctor, sintiéndose amenazado por la posibilidad de perder a su hija, dijo con firmeza: "No pueden llevársela, porque tú..." señaló a August, "siempre estás agazapado en la oscuridad siguiendo a las víctimas de tus clientes." Observó la reacción de su cuñado mayor antes de continuar: "Tu esposa está muy ocupada administrando tu negocio." Hizo una pausa significativa y luego apuntó hacia Fernando: "Y en cuanto a ti... tienes muchos clientes y juicios esperando por ti, y tu esposa tiene muchos turnos en el hospital." Con un gesto de orgullo, concluyó: "Yo sí tengo suficiente tiempo, y mi esposa también."
Ericka nunca había sentido amar tanto a su marido como ahora. En momentos críticos era muy confiable.
Al analizar todo el discurso de Víctor ambos hermanos se dieron en cuenta que tal vez sea cierto.
Augusto dijo "trataré de acomodarme para la semana que me toca, así que no te preocupes" aseguró con un tono que no admitía negativa.
"Y yo" Añadió Fernando.
Al final de la discusión se quedó de esa manera una semana en cada casa.
Al presenciar esto, Shadow negó con la cabeza con desaprobación. "Tontos humanos", pensó mientras se acurrucaba en los brazos de Grace.
"¿Y de dónde sacaste a ese animal?" dijo August, con disgusto evidente en su voz al observar la mirada altiva del perro, en su opinión era un perro.
Erick y Vicent corrieron hacia donde estaba el perro. Aunque no eran aficionados a los perros y preferían los gatos, si eso hacía feliz a su prima, estaban dispuestos a ayudarla a convencer a sus padres para quedarse con él. Volvieron la vista hacia sus padres con expresiones tiernas y preguntaron al unísono: "¿Podemos quedarnos con él?"
"No", respondió Ericka rotundamente, negando la petición de inmediato.
Grace se acercó a su tía y dijo con determinación: "Se llama Shadow, es muy obediente y no come mucho. ¿Puedo quedármelo?" Puso su cara más tierna.
Ericka miró a su esposo en busca de apoyo, pero él le dio la espalda. Luego, buscó a sus hermanos, quienes estaban ocupados viendo hormigas dentro de la cabaña. Finalmente, incapaz de decepcionar a su sobrina, suspiró y dijo: "Está bien, pero tenemos que llevarlo al veterinario. Necesitamos asegurarnos de que esté sano."
"¡Sí!" Celebraron los tres niños con entusiasmo.
August se giró hacia John, quien observaba al perro con una media sonrisa, y le dijo: "Encárgate de llevarlo al veterinario."
John se acercaba a Shadow cuando Grace intervino, diciendo: "Lo siento, pero parece que no le agradas," al notar la reacción de Shadow hacia John.
Para ganarse puntos con su sobrina, Fernando se ofreció a encargarse de llevarlo al veterinario.
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En lo alto de un imponente rascacielos, en una oficina lujosa y espaciosa, un hombre de traje impecable se encontraba sentado detrás de un escritorio de ébano, cuya presencia dominaba la habitación con un aire de autoridad innegable. Frente a él, un hombre vestido con una toga negra, envuelto en misterio y solemnidad, escuchaba con atención las palabras del primero.
"Has encontrado a la criatura", dijo el hombre de traje, sacando con gesto elegante un fino reloj de su bolsillo, como si intentara imponer su control sobre el tiempo.
"No, aún no", respondió el hombre de negro con voz calmada pero firme, su mirada penetrante revelando que la búsqueda continuaba, marcada por una determinación tranquila y sin apuro.
"Se te acaba el tiempo", resonaron las palabras por todo el piso, impregnando el aire con una sensación de terror que llenó el ambiente.
"Pero tengo una pista; hace unos segundos sentí su poder. Tengo una dirección", declaró con voz fría, cargada de indiferencia que contrastaba con la urgencia del momento.
"Más te vale. Te estoy pagando una fortuna por ese monstruo", advirtió el hombre de traje con tono firme y serio, dejando en claro las altas expectativas y el alto precio que estaba dispuesto a pagar por alcanzar su objetivo.
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Volviendo a la casa de Ericka, todo era tranquilo, como la calma después de la tormenta.
O eso pensaba Grace, hasta que un sonido tenue rompió el silencio: eran llantos que provenían de la habitación de sus tíos.
Habían regresado de la cabaña donde sus tíos, a regañadientes, se habían marchado después de una discusión. La tía había amenazado con no permitir que Grace volviera a su casa si no se iban, lo cual había dejado a todos atónitos. Al llegar, descubrieron que su tía y sus primos se habían encerrado en la habitación, debido a los problemas que habían causado.
Grace, estaba sentada junto a su tío, y visiblemente preocupada por sus primos.
Con una sonrisa, Víctor intentó tranquilizarla: "No te preocupes, Ericka sabe hasta dónde puede llegar." Estaba notablemente emocionado por la lección que seguramente su esposa le estaba dando a Vicent; al fin y al cabo, ese pequeño tramposo había recibido su merecido. Sentía cierta compasión por su hijo mayor, pero como dice el refrán, 'el justo paga por el pecador.'
Se levantó y llevó en brazos a su hija hasta la cocina. Buscó en la nevera su postre favorito para celebrar la lección que su hijo estaba recibiendo y otro para consolar al mayor, quien seguramente había sido involucrado por su travieso hermano menor. Grace se resistió un poco a que la cargaran, pero Víctor no se dio cuenta y la sostuvo con ternura mientras elegía los dulces.
"Paula, ¿dónde está mi postre?" preguntó al ama de llaves al no encontrarlo en su lugar habitual.
Paula, acostumbrada a ver al señor de la casa entrar en la cocina, dijo con firmeza: "La señora prohibió que usted reciba dulces."
Víctor se sorprendió y preguntó rápidamente: "¿Qué? ¿Por qué?"
"La señora dice que no es bueno para su salud consumir tantos dulces, así que me ordenó darle una ración controlada. Usted ya ha agotado la ración de esta semana," explicó Paula con estricta determinación, cumpliendo fielmente las órdenes de su señora.
Víctor se golpeó la frente, recordando el estricto control que su esposa ejercía sobre los dulces que consumía. Sabía que tenía asignada una cantidad específica de postres para toda la semana, pero su emoción por la llegada de Grace lo llevó a excederse.
Presentó a Grace como su as bajo la manga para negociar un postre adicional. "Por favor, mi pequeña hija también quiere probar el mejor postre que preparas con esas manos maravillosas," dijo con ojos entristecidos, elogiando sin ningún rastro de vergüenza.
Paula volteó hacia la bebé frente a ella, su rostro reflejando un recuerdo vivo de su propia hija. Conmovida, se acercó a Víctor y con suavidad tomó a Grace de sus brazos.
"Ella puede tener postre, usted no," dijo con frialdad antes de alejarse.
Víctor quedó atónito, incapaz de creer la crueldad de Paula al negarle el postre y llevarse a su hija. Consideró quejarse con su esposa, pero rápidamente desechó la idea; sabía que Ericka estaría del lado de Paula. Entonces, pensó en su madre; seguramente ella lo respaldaría.
Paula llevó a Grace al salón comedor y la colocó en una silla especial destinada a niños pequeños. Una joven sirvienta se quedó con ella mientras Paula se dirigía a buscar el postre.
El salón comedor era amplio, pintado en tonos blancos suaves, iluminado por luces dispersas que creaban una atmósfera acogedora. Una larga y elegante mesa de madera ocupaba el centro, adornada con candelabros. El mantel beige con tonos rosados añadía un toque de calidez y elegancia al ambiente.
Cuando Paula regresó con el postre en la mano, encontró a Grace observando todo con curiosidad. La niña lucía tan tierna, con sus pequeños cachetes rosados y su expresión inocente. Con delicadeza, Paula sirvió el postre frente a la bebé y se dispuso a ayudarle a disfrutar del dulce.
Grace declinó cortésmente la oferta de Paula y prefirió comer por sí misma.
Paula respetó la decisión de la niña y se quedó cerca, supervisando atentamente por si surgía algún problema.
¿Acaso los quiere por su poder, o se los sustraerá o quizás los utilize como soldados?.🧐🤨😒🤷♀️🤔