SIN MIEDO AL ÉXITO

Naudi trataba de organizar los documentos en carpetas por fechas, pero le era imposible por las llamadas y organizando reuniones, citas y buscando documentos de una oficina a otra, a las tres y treinta de la tarde Rodin le pidió dos carpetas con los documentos del mes de Noviembre, pero ella no los tenía listo, era su primer día de trabajo y estaba que renunciaba, pero se dio ánimo y dijo que eso no le iba a quedar grande, fue a la oficina de su jefe y le dijo.

NAUDI: No he podido organizar las carpetas, lo estoy intentando, pero entre llamadas de citas, buscando documentos de una oficina a otra no me da tiempo.

RODIN: ¡Tú lo que eres es una floja!, ¿porque no renuncias y ya.?

NAUDI: ¿Floja yo? eso nunca, no se lo que es ser floja en esta vida, y.... ¡en cuanto a renunciar! renuncie usted porque yo no lo voy hacer.

RODIN: Floja, ustedes los costeños son unos flojos, y Pues yo tampoco voy a renunciar porque esta es mi empresa, si alguien tiene que renunciar esa eres tu.

NAUDI: Pues fíjate que no, si los costeños somos flojos, ¿quien nos mantiene? ¿tu? no verdad, siempre hay personas que tienen la mala costumbre de decir que somos flojos, pero lo cierto es que trabajamos duro, descansamos bien y disfrutamos la vida, porque al mal tiempo buena cara. y las carpetas te las traigo lista mañana y bien organizadas

RODIN: !!No te las vas a llevar!!

NAUDI: Si me las voy a llevar.

Los demás empleados escuchaban la fuerte discusión discusión, para ellos era una pelea de pareja, una pelea de marido y mujer, el gritaba ella también, el bajaba la voz ella también, el cansado de ella grito fuerte.

RODI: ¡¡¡Te largas de mi empresa!!! ya no te soporto.

NAUDI: Yo tampoco te soporto, pero no me voy a largar, no salgo huyendo al primer obstáculo que se me presente, no te das cuenta o no eres consciente de cómo tus experiencias infantiles han influido en su comportamiento actual, ninguno de sus empleados tenemos la culpa de lo que le sucedio o le suceda, no se desquite con inocentes.

Fuera de la oficina todos estaban escuchando concentrados, nadie quería perder detalle de la fuerte discusión.

RODIN: Tú no sabes nada de mi vida, y te prohíbo hablar de mi vida privada.

Ella se dio cuenta que el había construido una muralla alrededor de sí mismo para protegerse de la vulnerabilidad y el dolor, y ahora no estaba dispuesto a derribarla, para el mantener esa barrera podía ser una forma de autoprotección, pero también podia limitar su capacidad para conectarse con los demás y experimentar emociones positivas; se dio cuenta que no quería bajar la guardia porque se expondría a la posibilidad de ser lastimado de nuevo. Sin embargo, también era posible que al mantener esa barrera, estubiera perdiendo la oportunidad de formar conexionestsba en significativas con los demás y después encontrar la felicidad.

Ella estaba en silencio pensando, el también hizo silencio y la miraba sorprendido porque era la primera persona que lo desafiaba siendo el el jefe, el dueño de la empresa, Naudi salió de sus pensamientos y lo miró para decirle.

NAUDI: Mañana traigo todo organizando, es mejor así porque se acumula mucho trabajo y nunca se terminaría de organizar, desde hoy lo que pueda llevarme a casa para adelantar lo hago.

RIDIN: ¿Con el permiso de quien?

NAUDI: Mio, porque es mi trabajo, mi responsabilidad, porque mi jefe es un ogro, gruñón, mandon, y quiere todo a la perfección.

Ella camino a la salida y el se quedo mirando su cuerpo, en como movia sus caderas al caminar, ella salio de la oficina dejandolo sin palabras, el se quedó mirando la puerta por donde salió ella y sonrió, tenía años que no se dibujaba una sonrisa en su rostro, así como tenia años de no admirar el cuerpo de una mujer, porque solo pedía una mujer diferente una vez a la semana.

Naudi se sentó en su escritorio y todos se quedaron viendola, ella comenzó a guardar todos los documentos en una caja, pero Rodin no se iba a quedar quieto, quería molestar a su secretaria, le gustó verla enojada, salió de la oficina y llegó hasta el puesto de Naudi, todos los empleados estaban atentos a lo que sucediera; Rodin la vio guardando los documentos y dijo fuerte.

RODIN: ¡¡Dije que tu no te vas a llevar nada para tu casa!!

NAUDI: Entonces llevatelas tu y me las traes bien organizadas mañana, te lo agradecería mucho porque me ahorrarias una trasnochada.

Los demás empleados estaban de espectadores, se dieron cuenta que su jefe había encontrado la horma de sus zapatos, nunca se había escuchado escandolos desde que el estaba a cargo, solo se escuchaban los sonidos de los teléfonos, las teclas de los computadores y los pasos de tacones de las mujeres.

Eran ya las cuatro de la tarde, estaban a una hora de culminar el día laboral, Naudi continuó guardando documentos baja la mirada matadora de Rodin, el golpeó el escritorio y dijo.

RODIN: ¡No me los voy a llevar! y tu tampoco.

NAUDI: No... pues mira jefecito como me los llevo.

Ella tomó sus pertenencias y la caja con los documentos y se dirigió al ascensor, él se quedó mirando como la mujer se iba desobedeciendo su orden, Naudi antes de que se cerrará la puerta le sonrió y le guiñó él ojo, el se dio la vuelta y regresó a su oficina si mirar a sus empleados, ellos tanto hombres como mujeres se sentían victoriosos porque Naudi era de su equipo de trabajo y, por lo tanto, la victoria también era de ellos.

Los empleados tenían un grupo de WhatsApp, pero Naudi era nueva todavía no estaba en ese grupo, toda la empresa desde el piso uno hasta el diez se enteraron de todo, estaban bien informados por parte del personal del último piso, los empleados de los demás pisos agradecian estar a metros de su jefe, pero ese día desearon estar allí para disfrutar del momento en que la secretaria desafiaba a su jefe.