💖 NOVELA EN EMISIÓN--NOVELA EN EMISIÓN💖
David Montés un hombre que perdió a sus padres en su adolescencia, el junto a sus hermanos lograron salir adelante gracias a una gran mujer que nunca los dejo solos y ahora es su segunda madre.
Los años pasaron y con ellos David Montés se convirtió en Teniente de la fuerza aérea de los EEUU forjando una gran carrera a base de esfuerzo y dedicación, un hombre honesto y transparente, aunque en un principio se vio motivado a unirse a la fuerza aérea por amor, Brittany Williams fue un amor imposible, ella nunca lo aceptó y al contrario cuando podía lo humillaba, hasta que finalmente se rindió, Pero su amor por los aviones no.
(Saga de la novela: LOS HIJOS QUE ME DIO LA VIDA)
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CAPITULO DIECISIETE (+21)
Leah Flitz
No volví a tener noticias de Matthew y mejor así, días después se realizó el desfile del 4 de julio, tuve una buena muestra, el esfuerzo de mis entrenamientos dio sus frutos.
Los padres de David se tuvieron que ir a los días y el se había quedado al cuidado de una enfermera que estaba con él durante el día, yo me ofrecí a cuidarlo en las noches y los fines de semana, aprovechamos esos espacios para conocernos más, así pude darme cuenta lo fuerte que es, me contó lo que pasó con sus padres, también me dijo que ese hombre que desgracio sus vidas era el exesposo de Alejandra, su historia es de superación y Resiliencia, cada día lo admiro más.
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Hoy es mi Domingo de poder salir de la base pero decidí quedarme con David, además no tenía nada que hacer afuera, todo el día fue normal incluso pedimos el almuerzo a domicilio, después me pidió que lo ayudara a quitarse su barba, desde ahí todo escaló y ya ninguno tuvo la fuerza para detener lo que estaba pasando.
Estábamos en su cama totalmente expuestos, él pudo apreciar cada cicatriz ocasionada en los extenuantes entrenamientos, cada estría que tenía producto del crecimiento de algunas partes de mi cuerpo, yo pude ver cada una de sus marcas, su cuerpo tonificado y perfecto para mi gusto, y en especial su miembro que aun en reposo se me hacía grande, pero cuando se puso erecto me dejó demasiado sorprendida.
- Eres perfecta- me dijo cuando intenté cubrir con las manos mi abdomen, a pesar de que hago ejercicio esa lonja en mi parte baja nunca se va.
- lo siento, no quiero arruinar el momento con mis inseguridades - dije.
- entonces no pienses tanto, eres hermosa, y para mí eres más que perfecta- tomó mi barbilla y volvió a juntar nuestros labios.
Ignore mis pensamientos y me deje llevar, soy consciente que en estos momentos el está limitado, así que me ocuparé de hacer todo.
Comencé a dejar besos suaves por su rostro, luego empecé a bajar marcando un camino de besos hasta llegar a su zona sensible, dónde se concentraba la excitación producida por el momento, di besos alrededor para provocarlo, cada tanto miraba la expresión en su rostro, sabía que estaba sufriendo, sin que lo esperara lo metí en mi boca y comencé a saborearlo sin detenerme, era mi primera vez haciéndolo, pero pude ver qué David se estaba enloqueciendo, tomó mi cabello con su mano y me hizo profundizar más, al principio me causó una arcada pero pude controlarla relajando mi garganta.
Cuando sentí que el ya no iba a aguantar más por la excitación, saqué su miembro de mi boca.
-¿tienes preservativos?- pregunté al darme cuenta de que todo había sido de imprevisto.
- si-- dijo avergonzado -- mi madre me trajo unos hace un par de semanas, no vayas a pensar mal de mi, están en el nochero- el se estiró un poco y saco la caja aún sin destapar.
- vuelvo y repito, tu madre es una mujer muy inteligente -- ambos reímos.
Destapé la caja y saqué uno de los sobres plateados, retiré el Condón de su envoltura y se lo puse, aunque le entró un poco forzado.
- creo que no son de tu talla-- dije-- te traeré unos nuevos-- agregué guiñándole un ojo.
Cuando por fin estaba listo, me volví a subir en su regazo y de nuevo empezamos a encender la llama de la pasión, su miembro palpitaba por el deseo, me posicione bien y empecé a bajar suavemente.
David respiraba con dificultad, cada tanto cerraba los ojos buscando la concentración necesaria para no terminar tan rápido, veía el sufrimiento en su rostro.
- no te cohíbas, es tu primera vez y es entendible que quieras terminar rápido, puedes hacerlo si así lo deseas, la noche es larga y podemos intentarlo cuántas veces quieras-- le dije y él asintió.
Comencé a moverme a un ritmo moderado, tenía que acostumbrarme a su tamaño, cuando logré adaptarme empecé a hacer movimientos más rápidos y eróticos, mientras lo hacía acariciaba mis senos, esto desató la bestia que había en David y que desconocía su existencia.
Con su mano sana me agarró de la cintura y comenzó a profundizar las estocadas, esto me estaba volviendo loca, mi excitación estaba por las nubes, luego se acercó a uno de mis senos y lo metió en su boca saboreando como si fuera el mejor dulce que haya probado, yo me deleite viendo como disfrutaba.
Sus jadeos se hicieron más fuertes hasta inundar la habitación con nuestros gemidos, los de él eran varoniles y profundos, mientras los míos eran agudos e incontrolables, nunca me había escuchado así, yo solo me dejé llevar hasta que note como el mordía sus labios.
- mmmm, creo que ya, no aguanto más - dijo y empezó a estremecerse debajo de mí.
Yo lo seguí, mi cuerpo no aguantaba más, él me había hecho sentir cosas nuevas, y llegué a la conclusión que si así fue con todas las limitaciones que tiene en este momento, me va a destruir cuando esté completamente recuperado.
Me recosté en su pecho mientras recuperaba el aire que había perdido, él mientras tanto acariciaba mi espalda de forma sutil, pero ese simple tacto me hacía sentir pequeños corrientazos.
- ¿qué estás haciendo conmigo?- dije.
- por qué esa pregunta - indagó.
- una simple caricia tuya está haciendo estragos en mí, vas a ser mi perdición Teniente Montés - dije
Escuché su hermosa risa -- es mutuo, serás mi perdición y yo la tuya, pero si es contigo no me importa nada-- respondió, yo levanté mi rostro para quedar frente al suyo y lo besé.
De nuevo me recosté en su pecho, cuando la temperatura bajó un poco me levanté para dejar a la vista su hombría un poco erecta, retire el condón repleto de su fluido y lo fui a botar.
Regresé a la habitación y David ya estaba sentado en el borde de la cama.
- ¿Te quieres bañar conmigo?- le pregunté.
- sí, sería maravilloso - respondió.
Lo ayude a levantarse y fuimos al baño, llené la tina y me asegure que su yeso no se fuera a mojar, luego entre y me acomodé detrás de él, tomé el jabón y lo comencé a pasar por su cuerpo para enjabonar bien cada rincón.
- Eres muy buena cuidando pacientes - dijo.
- solo soy buena contigo, eres mi paciente preferido, así que no lo arruines-- dije.
- jamás lo haré, no seré un idiota, eso te lo aseguro- respondió dándome la seguridad que necesitaba.
- Te quiero David - le dije y de inmediato me sentí avergonzada.
- yo también te quiero, lo que pude haber sentido antes no se compara con lo que estoy sintiendo ahora por ti-
El giró su rostro y yo me acomodé para poder sentir sus labios de nuevo, nunca me voy a cansar de sus besos, me estoy volviendo adicta.
Después del baño regresamos a la habitación, mientras me vestía David pidió la cena a domicilio, él estaba lisiado para preparar algo de comer y mi talento estaba lejos de la cocina, la mejor opción era pedir algo ya preparado.
El domiciliario llegó una hora después con dos bolsas llenas de comida, David pagó y recibió el pedido.
- ¿No es mucho para los dos?- pregunté al observar todos los platos que mando a pedir.
- quise tener opciones, además mi apetito está por las nubes, tengo mucha hambre - dijo sonriendo.
- está bien, te entiendo, estás recuperando energías -
- así es, la noche es joven y a penas estamos empezando - agregó y no pudimos evitar reír.
Nos sentamos a ver qué opciones teníamos para comer, había alitas BBQ gratinadas, dos hamburguesas con papas, un par de ensaladas, una pizza mexicana mediana, dos postres de café y agua con gas para beber.
Yo me decidí por las alitas y la ensalada, mientras David se comía una de las hamburguesas, ambos compartimos nuestros platos, ahora este iba a ser uno de mis planes favoritos, me encanta lo que estoy viviendo en estos momentos, mi corazón está feliz y pleno.
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Al terminar la cena, nos sentamos en la sala a esperar a que los alimentos hicieran digestión, ya eran las 7 de la noche, pensé en regresar a mi unidad, pero David me convenció de quedarme con él, además tengo un par de uniformes en su casa, así que no hay nada que me impida aceptar su invitación.
Cuarenta minutos después regresamos a la habitación y como si nos hubiésemos puesto de acuerdo nos comenzamos a buscar y nuevamente nuestros cuerpos se unieron en un Vaivén de placer hasta entrada la media noche, David ya era todo un experto y mi cuerpo ya estaba agotado por la falta de descanso.
Nos limpiamos para acostarnos, esa noche decidimos dormir desnudos y abrazados, el sueño nos venció y caímos rendidos en cuestión de minutos.
Al día siguiente sentí la sensación de ser observada, una incomodidad se posó en mi cuello que hizo que despertara abruptamente, me di cuenta de que David sintió lo mismo porque reaccionamos a la vez, giramos en dirección a la puerta y allí un par de ojos nos observaba avergonzada.
-¡¡MAMÁ!! ¿qué haces aquí?- pregunto David mientras intentaba cubrir mi cuerpo con el suyo.