La Hija Olvidada

Al llegar frente a la oficina de Afandi, Adira tocó suavemente la puerta. Después de recibir una respuesta desde el interior, Adira abrió la puerta.

"Adira, ¿qué haces aquí? ¿Qué pasa? ¿Por qué tanto alboroto? ¿Hay algún problema?", preguntó Afandi levantándose de su silla.

"Disculpe, ¿usted quién es de Adira?", preguntó Kesya con impaciencia.

"¿A qué te refieres?"

"Usted es el sugar daddy de Adira, ¿verdad?", acusó Kesya. Esto hizo que Afandi soltara una carcajada.

"¿Y si lo fuera, qué?", preguntó Afandi abrazando el hombro de su hija y besando brevemente la coronilla de Adira.

"¿Debería escribir esto en la historia hoy?", pensó Adira feliz. Porque era la primera vez que la trataban con cariño. Ni siquiera recordaba cuándo su padre la había besado y abrazado.

"¡Lo sabía, lo que dije era cierto!", exclamó Kesya. Y sus otros amigos negaron con incredulidad.

"Debo arrebatarle a este hombre a Adira", pensó Kesya.

"Ra... esto no es verdad, ¿verdad?", preguntó Ifana con dudas.

"Ya, papá está ocupado, revisando informes. Diviértanse primero", dijo Afandi riendo.

"¿Papá? ¿Qué quieres decir?", preguntó uno de ellos.

Afandi se echó a reír al escuchar las dudas de los amigos de Adira. "Adira es mi hija", dijo Afandi riendo.

"Está mintiendo, ¿verdad?", insistió Kesya.

"No estoy mintiendo. Entren y vean la foto familiar más larga en la pared", invitó Afandi.

"Imposible. Entonces, ¿por qué nunca ha llevado a Adira? O cuando recogemos las notas, ¿por qué solo hay ancianos y mujeres que parecen empleadas domésticas?", preguntó Kesya.

"Oh, es que hemos estado demasiado ocupados, incluso para recoger a Adira", dijo acariciando el cabello de Adira. Y esto hizo que la expresión de Kesya se volviera agria.

"Bueno, vamos a bajar. De todos modos, mi sugar daddy está ocupado", dijo Adira riendo e insinuando a Kesya.

Finalmente, todos bajaron. Incluso todos se disculparon con Adira. Excepto Kesya. Ella argumentó que solo quería aclarar el malentendido, no acusar a Adira.

Adira invitó a sus amigos a comprar lo que quisieran. Pero todos se negaron, avergonzados.

Ifana se ofreció a llevar a Adira. Considerando que habían venido juntas en su motocicleta. Pero Adira se negó, porque todavía quería esperar a su padre.

Después de que todos sus amigos se fueron, Adira volvió a subir al segundo piso. Encontró a su padre, que estaba ocupado con algunos documentos en sus manos.

"¿Cómo es posible que tus amigos piensen así?", preguntó Afandi para romper el hielo.

"Tal vez porque papá me dio dinero hace un rato", respondió Adira apoyando la espalda en el sofá disponible.

"O, porque papá nunca se ha visto en tu escuela. Perdóname, Adira. Por estar demasiado ocupado", dijo Afandi mirando a Adira brevemente. "Espera un poco más. Volveremos a casa juntos. ¿O quieres algo? Tómalo", continuó Afandi.

Por la tarde, Vania salió de casa a propósito para buscar la casa de Satria. Pero había dado vueltas varias veces. Satria no aparecía por ningún lado.

Finalmente, decidió volver a casa. Fue entonces cuando Vania vio a Satria justo en la casa frente a la suya. Estaba lavando su motocicleta deportiva.

"¿Satria? ¿Vives aquí?", saludó Vania fingiendo sorpresa.

"¿Perdón? ¿Quién eres?", preguntó Satria confundido.

"Soy Vania. Somos compañeros de clase. Y te sientas justo detrás de mi asiento", dijo Vania presentándose.

"Oh, lo siento, lo olvidé", dijo continuando lavando su motocicleta, ya que se había detenido debido al saludo de Vania.

"Tía..." saludó Vania al ver a la madre de Satria caminando hacia ella.

"Hola, guapa, ¿tú también vives aquí?"

"Sí, tía, mi casa es esta. Justo enfrente de la casa de la tía. Y resulta que somos compañeros de clase", explicó Vania.

"Oh, tía, soy la mamá de Satria. Mi nombre es Amalia. También puedes llamarme Tía Lia. ¿Cuál es tu nombre?"

"Soy Vania, tía", dijo Vania amablemente.

"Bueno, ven a visitarnos. Charlaremos un rato. Da la casualidad de que no conozco a nadie aquí", invitó Amalia, y Vania inmediatamente siguió sus pasos.

Afandi y Adira acababan de llegar a casa. Al igual que Ella. Pero la casa se sentía muy vacía. Porque la Sra. Siti y la Sra. Mar ya se habían ido a casa.

Cuando Ella llamó a Vania, Vania tampoco respondió. Con pánico, Ella buscó a Vania por toda la casa. Al igual que Afandi. Porque temían que a Vania le pasara algo.

Adira también ayudó a buscar a Vania. Incluso había llamado al número de teléfono móvil de Vania. Pero su teléfono se había quedado en la habitación de Vania.

"Intenta llamar a la Sra. Siti o a la Sra. Mar. Tal vez alguna de ellas lo sepa", dijo Afandi sin aliento.

Adira inmediatamente llamó a la Sra. Mar, mientras que Ella llamó a la Sra. Siti. Pero ambas no sabían nada. Porque antes de irse a casa. Vania todavía estaba en su habitación. Incluso la Sra. Mar se había despedido de Vania.

"¿Qué vamos a hacer, papá? Tengo miedo de que a Vania le pase algo", exclamó Ella sollozando.

"Cálmate, cálmate. Esperaremos un poco más. Después de esto, buscaremos afuera. O intenta llamar a sus amigos", ordenó Afandi.

Mientras Ella y Afandi todavía estaban llamando a los amigos de Vania, Vania llegó a casa con una cara brillante.

Al entrar en la sala de estar. Se sorprendió al ver a su madre sollozando.

"Mamá..." llamó Vania.

"Vania, ¿dónde has estado? Estaba preocupada. ¿Estás bien?", preguntó Ella abrazando a Vania.

"Estaba en casa de nuestra nueva vecina, la Tía Amalia", respondió Vania confundida, al ver el alivio en los rostros de sus padres.

"La próxima vez, si sales, al menos lleva tu teléfono. Al menos no nos preocupes", dijo Adira molesta.

"Lo siento, soy problemática. Lo siento, si por mi culpa. Todos ustedes se sienten en pánico. Lo siento, mamá, lo siento, papá. Adira, lo siento, si te sientes molesta por mi existencia. Soy problemática", sollozó Vania con los ojos llorosos.

"Hey... ¿De qué estás hablando? Nadie se preocupa por nosotros", dijo Ella abrazando de nuevo a Vania.

"Pero, Adira dijo..."

"Adira, discúlpate", ordenó Ella.

"Ya, mamá, no hagas un problema tan grande", dijo Afandi.

"Adira", enfatizó Ella sin importarle la prohibición de su esposo.

"Adira, entra", despidió Afandi.

Adira inmediatamente sonrió porque recibió el apoyo de Afandi.

"Papá..." susurró Vania.

"Lo que dijo Adira es verdad. La próxima vez, lleva tu teléfono. Para que podamos saber cómo estás", aconsejó Afandi dejando a Ella y Vania.

"Mamá... Parece que papá está enojado", se quejó Vania.

En su habitación, Adira daba vueltas porque se sentía feliz. Incluso sin darse cuenta, bailó hasta el balcón de su habitación.

Casualmente, mientras Adira estaba girando, Satria pasó frente a la casa. Quedó asombrado al ver a Adira bailando con su cuerpo flexible.

Deg... Satria se agarró el lado izquierdo del pecho.