Que sucede cuando la vida es injusta con dos personas se aman, pero la tragedia los persigue. Esta es la historia de Katherine y Bastian, dos seres que se amaron desde el primer encuentro, pero que la muerte de un tercero entre los dos les impide amarse como ellos quisieran.
Los invito a leer mi nueva obra, llena de amor, pasión lujuria, pero tambien intrigas, muerte, dolor y perdida.está historia actualización, espero les guste
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CAPITULO 15
Narra Bastián
El agua cae por mi cuerpo mientras sigo sumido en mis pensamientos
− Te demoras amor, quiero enseñarte algo – es la voz de Kenia detrás de la puerta
− Ya salgo, dame un segundo – le respondo mientras me pongo una toalla alrededor de mi cintura y salgo secando mi cabello
− ¡sorpresa! – grita ella desnuda en mi cama, solo lleva puesta una pequeña braga que cubre un porcentaje de zona V
− ¿Qué haces? – le pregunto incrédulo
− Pues quiero que pasemos de solo besos – me dice acomodándose de rodillas en mi cama y tomando la toalla que tenía puesta en mi cintura
− Pero, pero – le respondo sin saber que decir
− Quiero que pruebes estas nuevas bebes – me dice señalando sus pechos
− ¿Qué…? ¿te operaste? – le pregunto
− Obvio, no se nota – me dice con un gesto tácito
− No tenías necesidad de hacerlo – le digo con algo de molestia
− Claro que sí, todos siempre se quedan encantados con las mujeres de pechos grandes – dice ella
− Excepto yo, siempre he creído que entre más natural la mujer, es más hermosa – digo eso recordando las hermosas medidas de Kate
Observo dudoso, Kenia es una mujer hermosa, creo que no había necesidad de operarse, si acepto que talvez su tamaño normal eran más pequeñas que otras, pero por su cuerpo delgado y su pequeña cintura era la forma adecuada para ella, salgo de mis pensamientos cuando siento que mi gran amigo esta entre sus manos, trata de manejarlo con torpeza, mi dureza se hace evidente y me dejo llevar por aquel toque tierno e inexperto.
Me posiciono sobre ella y comienzo besarla mientras mis manos navegan por todo su cuerpo, abro sus piernas para tocarla con mis dedos mientras ella se retuerce de placer, al sentirla ya dispuesta me introduzco en ella suavemente para no lastimarla creyendo en su pureza, pero mi sorpresa es grande cuando mi profundización entra derecho y sin limitaciones, decido no decir nada y seguir con el momento, mi cuerpo lleva muchos meses necesitándolo y es hora de desahogarlo, cierro mis ojos y me concentro en el momento, pero mi mente viaja al momento exacto de aquel beso, por lo que mi deseo aumenta y la tomo con rudeza mientras sigo imaginando a su hermana, hasta que sin querer de mi boca sale su nombre
− Oh oh oh Kate – hablo en un gruñido antes de sacarlo para no venirme dentro ella
− ¡mierda! Me estas jodiendo ¿verdad? – grita molesta mientras se aparta de mi
− Lo siento, lo siento, no sé porque dije ese nombre – le hablo entrecortado por el momento, pues me falta la fuerza al llegar después de tantos meses de abstinencia
− Dime que es una maldita broma, no puede ser que menciones el nombre de mi hermana mientras estás conmigo ¿acaso tú y ella estuvieron juntos cuando estuviste allí? – me indaga de una manera acusadora y me siento nervioso sin saber que responder
− Lo siento, no, no es lo que tú crees – le respondo nervioso y frotando mi cabeza en señal de frustración
− ¡Entonces explícame esta mierda¡ - grita con llanto en sus ojos
− Si me vi con ella, pero estábamos con Marco, Sofía su amiga y ella estaba con un chico, un tal James, amigo suyo o su novio que se yo – explico lo sucedido
− ¿y? ¿Qué paso? – Kenia interroga furiosa
− ¿y? nada, no sucedió nada, ni siquiera hablamos solos, todo fue en grupo, tomamos, reímos y conversamos, solo eso, lo juro – me excuso con una mentira, lo que menos quiero es lastimarla
− ¿y porque has dicho su nombre en un momento tan íntimo entre tú y yo? – me indaga
− No lo sé, la verdad no lo sé, perdóname, además acláreme algo – le digo y ella me observa ofendida – yo creí que tú eras, eras..., creí que esta era tu primera vez – comento y ella se queda sin palabras
− Yo nunca dije que fuera virgen, tú lo asumiste – me dice ofendida
− Sí, pero tú nunca me sacaste de mi error – espeto
− ¿el problema es porque no eres mi primer hombre? ¿crees que serias el primero en la cama de mi hermana? Ja, eres un idiota, ella es la mujer más promiscua que conozco – me responde muy ofendida
− No es eso, no tengo problema con que no fueras virgen, pero… –cuando me voy a disculpa ella se pone a llorar
− Tú no sabes nada de mi vida, para personas como tú y Kate todo ha sido muy fácil, nacieron en un hogar, con padres amorosos y dedicamos, mientras niños que nacen en medio de una relación clandestina, en un ambiente problemático y conflictivo, además de una madre drogadicta nos toca más difícil, tú no tienes derecho a reclamar nada, tú no sabes lo que siente ser vulnerable desde temprana edad – habla mientras se viste con enfado
− Lo lamento, tu nunca me has contado nada de eso, no creo que pueda ser adivino para saber todo eso – me disculpo y ella se va
Siento como tira la puerta principal y me tiro en la cama dando un golpe a la almohada, soy un maldito idiota, Kenia no se merece esto.
Llega un nuevo día de trabajo y desde ayer le he estado enviando mensajes a Kenia para que me perdone, pero ella no responde, llamo a su casa pero no quiere pasar, intento darle su espacio y me dedico a trabajar sin darme cuenta del tiempo.
− ¿Eres un robot?– cuestiona Marco entrando a mi oficina
− ¿Qué hora es? – pregunto al ver que se está oscureciendo
− Es tarde – me responde con una sonrisa burlona
− Si tienes razón, debo ir a visitar a Kenia – menciono
− Te acompaño, yo quiero ir a ver a Kate – me dice con una gran sonrisa
− ¿ya volvió? – pregunto
− Así es, esta tarde regreso – me comenta
− Acompáñame a comprarle algo a Kenia, necesito disculparme con ella – le pido que me acompañe, no me gusta ir de comprar y menos en cosas para mujeres, nunca he sido un hombre especial o detallista
− ¿Qué paso? – me pregunta, pero no puedo decirle la verdad
− Una pequeña discusión – le comento
Bajamos a mi auto y vamos directo a una joyería donde le compro una hermosa pulsera, escogida por Marco y unas flores. Conduzco directo a su casa y somos recibidos por Kate
− Hermosa, pensé que no volverías, ya estaba listo para irme a vivir cerca de ti – le dice Marco coqueto y ella sonríe dejando ver su belleza
− Hola Bastián – me saluda ella después de abrazar a Marco quien se va directo para la sala dejándonos solos a los dos
− Kate quiero disculparme contigo por lo de la otra vez, no sé qué sucedió, no quiero que creas que soy el tipo de hombre que se las quiere tirar a todas, no lo soy, o al menos ya no – le digo con un sincero arrepentimiento
− No te preocupes, no pasó nada, además no fue algo relevante – me dice en un tono frio y yo asiento
− ¿esta Kenia? – pregunto
− Está en su habitación encerrada, puedes subir, me imagino que sabes dónde queda – me dice señalando las escaleras
− Claro, gracias – le respondo y camino hacia las escaleras