Adrian creía que la suerte rara vez estaba de su lado, especialmente cuando perdió su trabajo debido a la homofobia. Su vida se complicó aún más cuando un accidente lo dejó atropellado, lo que le costó una entrevista de trabajo crucial. Sin embargo, lo que no podía prever era que la suerte a veces se manifiesta de maneras inesperadas. Ser atropellado por Benicio no solo cambiaría la trayectoria de su vida, sino que también desataría una serie de sentimientos intensos y lo llevaría mucho más allá de lo que jamás imaginó.
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Capítulo 15
Después de salir del salón, todavía algo pensativo sobre el humor de su jefe, Adrián encontró a Carla en el pasillo. Sabía que probablemente ella estaba yendo hacia el despacho de Benicio, pero aun así la detuvo y Adrián notó que su expresión de disgusto hacia él seguía siendo la misma.
— ¿Mi prometido está en su despacho? — preguntó y se aseguró de enfatizar la palabra "prometido".
— Sí, está, señorita.
Carla ni siquiera agradeció; simplemente pasó por su lado y se dirigió al despacho de Benicio. Una vez más, Adrián se quedó sin entender qué tenía ella en contra de él, ya que nunca había hecho nada contra ella. La observó alejarse, sacudió la cabeza, antes de dirigirse hacia su propio despacho.
Carla, como siempre, no quiso ser anunciada. Gabriela ni se preocupó ya en intentar anunciarla, porque sabía que sería inútil. Tan pronto como Carla entró en el despacho, fue recibida con una mirada de reprobación por parte de su prometido, pero a ella no le importó.
— ¿Muy ocupado? — Se acercó a él y le dio un beso.
— Un poco, no creí que ibas a aparecer por aquí, ya que dijiste que tenías migraña más temprano.
— No te preocupes, ya mejoré, no podía dejar de venir a verte — dijo con un tono cariñoso.
— Pero últimamente vienes aquí más de lo normal, ¿hay alguna razón que yo no sepa? — Él estaba empezando a sospechar.
— ¿Qué otro motivo tendría para venir aquí, sino fuera por ti?
Carla no admitiría que iba a la empresa por celos. Inicialmente, quería saber quién sería contratado como asistente de su prometido, si era un hombre o una mujer. A pesar de descubrir que era un hombre, aún tenía sus razones para querer que Adrián se mantuviera alejado de su prometido.
Mientras ella halagaba a su prometido, la mujer que ayudó a Fábio a urdir contra Adrián fue hasta él para saber sobre el informe. Tenía que entregarlo pronto a su superior y por eso tocó a la puerta del despacho de Adrián y entró.
— Buenos días, colega. Ese favor que te pedí, ¿ya lo hiciste ayer? — preguntó animada.
— Lo siento, pero no me fue posible terminar lo que me pidió. Solo logré hacer una parte.
La expresión de la mujer cambió de inmediato tras escuchar lo que él dijo. Si no entregaba el informe, estaría en serios problemas.
— ¿Cómo que no lo hiciste? ¿Tienes idea de que necesito entregarlo pronto? — habló de forma indignada.
— Lamento, pero como mencioné, no conseguí concluir eso ayer. Incluso me quedé después de mi horario de trabajo, y...
— ¿Me estás diciendo que, incluso haciendo horas extra, no fuiste capaz de finalizarlo? Deberías haberme informado antes para evitar la situación en la que estoy ahora — le interrumpió de manera irrespetuosa.
Adrián trataba de mantener su compostura y educación, al fin y al cabo, estaba en su segundo día en la empresa y no quería crear problemas. No obstante, no podía permitir que ella siguiera hablándole de esa manera.
— Creo que tu memoria es muy corta. Entraste aquí ayer y ni siquiera me preguntaste si tendría tiempo o ganas de ayudar. Llegaste como si fueras mi jefa. Yo ya tenía mis tareas que realizar, y simplemente asumiste que haría lo que pedías, pero las cosas no funcionan así.
Adrián confrontó a la mujer, dejándola aún más indignada. Mientras la discusión continuaba, Carla estaba pasando por la puerta del despacho y oyó el tumulto. Sabiendo de quién era el despacho, se acercó para descubrir qué estaba sucediendo, buscando posiblemente una oportunidad para usar la situación en contra de Adrián.
Carla no perdió tiempo y entró al despacho. Gabriela, al observar la actitud de la prometida de su jefe, también se acercó para entender la situación.
— ¿Qué está pasando aquí? — preguntó en cuanto entró al despacho.
La mujer que estaba discutiendo con Adrián ya sabía quién era Carla, pues Fábio la había advertido sobre su deseo de ver a Adrián fuera de la empresa. Entonces decidió dramatizar la situación.
— Es sobre un informe que necesito entregar aún por la mañana. Confíe la tarea a él ayer, pero no la concluyó, y ahora estoy en apuros.
— ¿Acabas de llegar a la empresa y ya estás intentando perjudicar a tus colegas? Eso no parece muy profesional de tu parte, ¿cierto? — Carla aprovechó la oportunidad para cuestionar la actitud de Adrián.
Gabriela, que estaba en el exterior escuchando la discusión, vio que Adrián estaba siendo injustamente acusado por las dos mujeres. No dudó en buscar a Benicio, sabiendo que podía ser severo, pero era justo en sus juicios y que podría ayudar a su colega. Gabriela pidió permiso y entró en el despacho de su jefe.
— Señor, disculpe que interrumpa, pero creo que debería ir al despacho de Adrián. Me temo que está teniendo problemas, y sé que usted puede ayudarle.
Cuando Benicio oyó que Adrián estaba enfrentándose a problemas, no dudó en levantarse de su silla y salir de su despacho. Estaba decidido a descubrir lo que estaba sucediendo, aunque ya tuviera una idea de lo que podría ser.