Prisionera Del Desierto

Finalmente, Lily se durmió, él llamó a la azafata y le pidió una manta.

Él mismo tapo a Liliana con la manta y luego apago la luz.

Lo cierto es que había decidido llevarla a otro sector de Raleigh para estar a solas y comenzar a conocerse. Una vez que estuvieran en el palacio Malek querría a su hija para él y quien podría culparlo, él tendría que ocuparse de los asuntos de Raleigh y todo se complicaría aún más. Solo esperaba que cuando ella supiera realmente quien era las cosas mejorarán.

Cuando Lily despertó, Khalil no se encontraba en su asiento. Ella se puso de pie y se dirigió a la habitación quería ir al baño.

Entro a la habitación y al abrir la puerta del baño se encontró a Khalil desnudó con una toalla en la mano.

Ella se dio vuelta enseguida y salió del baño, Khalil se cubrió con la toalla.

- Podrías haber golpeado comento él.

- No pensé que estuvieras aquí respondió ella.

- ¿Y dónde estaría si no era aquí?, pregunto él con tono burlón.

- Torturando a otra mujer supongo respondió ella, él se acercó a ella y la obligó a mirarlo.

- Tú eres mi víctima favorita Liliana respondió él. ¿Nerviosa?.

- No, pero no le he faltado el respeto. Vístase le ordenó ella.

- Cretino, pelafustán, delincuente, imbécil, animal. Se nota que me respetas respondió él.

Ella miraba hacia otro lado, se sentía intimidada por él, por su desnudez aunque habia que reconocer que tenia un cuerpo precioso, Liliana aparto su pensamientos Khalil era el enemigo no había nada precioso él la soltó y ella salió de la habitación.

Volvió a su asiento, estaba perdida en sus pensamientos cuando la azafata habló en inglés.

- Su Alteza ¿le sirvo su desayuno?, pregunto. Ella la miro confundida.

- Si por favor respondió ella, la azafata hizo una reverencia.

- Veo que te has despertado con hambre comento Khalil.

- ¿Por qué me llamo su alteza?, pregunto ella.

- Porque eres una princesa respondió él.

Liliana comenzó a reírse, él la miró serio.

- Se olvidó que también le dije loco, lo reitero respondió ella mientras bebía su café.

Después del medio dia él avión comenzó a descender.

Pronto podría escapar, saldría de ahí buscaría una embajada y regresaría a casa.

Pero Khalil no le pondría fácil las cosas en cuanto descendieron del avión se vieron rodeados de varios guardias ellos realizaban una reverencia a cada paso que daba Khalil.

Unas cuantas camionetas esperaban a su llegada. Khalil se dirigió a una le abrió la puerta para que ella subiera, una vez que Lily subió cerro la puerta y subió del lado del conductor.

Mientras él conducía, ella miraba el paisaje solo veía desierto a su alrededor.

Khalil no le está poniendo fácil las cosas para escapar, si bien iban solos la camioneta iba acompañada por otras tres camionetas.

Y por un momento lo pensó abrir la puerta y arrojarse.

Pero debía serenarse , el desierto imponente desolador, pero había cierta belleza en todo eso.

- ¿Cuándo veré a mi madre?, pregunto ella.

- En unos cinco días respondió él muy tranquilo.

- ¿Por qué?, quiero verla ahora respondió ella.

- En unos días, quiero que nos conozcamos mejor sin interrupciones, nos casaremos en unas semanas respondió él.

- Escuche bien no me pienso casar con usted lo odio, aborrezco cada fibra de su ser y la sola idea de pasar mi vida a su lado me repugna respondió ella.

Khalil hizo acopio de toda su fuerza de voluntad para no golpearla, nunca había golpeado a una mujer y ella no sería la primera, apretó con todas sus fuerzas el volante y aceleró la camioneta necesitaba llegar inmediatamente y poner cierta distancia con Liliana.

La camioneta estacionó frente a una especie de tiendas de campaña.

- Siempre creí que en el desierto había grandes resorts con canillas y tinas de oro, pero por lo visto este país es tan mediocre como su gobernante comento ella con sarcasmo. Y fue la gota que rebalso el vaso Khalil bajo de la camioneta, abrió la puerta de Liliana y tiro de ella arrastrándola por la arena hasta una tienda al ingresar a la tienda la arrojó sobre unos cojines.

- Tienes suerte de ser la hija de quien eres, Liliana estaba asustada la iba a golpear. Por eso no te doy la zurra que bien merecida tienes, ¿crees que a alguien te salvará?, mi palabra es la ley aquí, tienes los derechos que yo te concedo, respiras porque yo quiero. Él se agachó y tomó a Liliana de la cara, ella abrió grande sus ojos y lo miro a los ojos. Aunque te repugne serás mía Liliana de ti depende que sea por las buenas o por las malas, como sea yo si lo voy a disfrutar le advirtió él. Al soltarle la cara Liliana lo escupió, él se limpió, la tomó del brazo obligándola a pararse la tomó por la cintura y la beso apasionadamente, ella se resistía y lo empujaba, pero él la apretaba con más fuerza, le besaba el cuello mientras desgarraba su blusa la apretó más contra él haciéndola sentir la dureza en su entrepierna, la arrojó sobre los cojines, y por primera vez la vio llorar.

- Una sola queja de ti y terminaré lo que empecé, enviare a alguien para que te atienda deberías tomar un baño hueles peor que un camello le sugirió él mientras ella intentaba cubrirse él sonreía de manera socarrona. Khalil se dio media vuelta y abandono la tienda.

Lo que él había hecho era un alarde masculino de poder. . Había intentado asustarla y lo había conseguido, pero ya lo tenía que superar. Lo importante eran las horas siguientes, debía vestirse, salir de la tienda y enfrentarse a él con la cabeza alta. En primer lugar, tenía que asearse. Podía percibir el olor de Khalil sobre su piel. Recorrió la mirada por la estancia, fue cuando vio la tina con agua.

De pronto la tienda se abrió y una joven ingreso traía unos paquetes, ella hizo una reverencia y comenzó a hablarle en Árabe, vio que agregaba algo al agua de la tina, entonces recordó lo que él le había dicho, sintió su olor no era cierto maldito cretino.

La muchacha le hablaba y ella no lograba entender una palabra, vio que comenzó a sacar ropa de los paquetes eran unos vestidos, unos zapatos. La muchacha se acercó a Liliana se acuclilló delante de ella y comenzó a quitarle los zapatos.

- Que hace deténgase, salga de aquí gritaba ella, pero la muchacha parecía sorda Liliana se puso de pie y la empujó agarro un cojín y se lo lanzó mientras gritaba y señalaba la salida, la joven hacia reverencia mientras iba saliendo de la tienda. La joven salió corriendo hacia donde estaba Khalil y cuando llego delante de él se arrojó al piso y suplico su perdón.

- He disgustado a la esposa real, pero no fue mi intención su alteza solo le quitaba los zapatos no fue mi intención dañarla, Khalil suspiro.

- Tranquila Abir. ¿Dime lo que pasó?, la joven le relato lo ocurrido Khalil suspiro, tenía que hablar con Liliana. Abir la esposa real no habla nuestro idioma y no entiende nuestras costumbres. Déjala sola en un rato prepara una bandeja con frutas y queso alguna infusión y que se la lleven, dile a Omar que lo espero en mi tienda en veinte minutos.

Liliana se asomó a la puerta de la tienda y vio a un hombre parado. Había unos caballos en la parte trasera a lo lejos, si lograba tomar uno podría huir.

Regreso dentro de la tienda se desnudó y se metió a la tina.

En su tienda Khalil se daba una ducha de agua fría en la tina.

Él ya había cumplido su parte del trato, había encontrado a Amira podría decirle a Malek que no era una esposa adecuada para él, incluso había estado con otro hombre. Pero nada de eso importaba, la necesitaba la quería para él.

Liliana se puso un vestido de seda azul tenía las mangas largas se ajustaba debajo de su busto y la parte de abajo llegaba al tobillo era una especie de falda pantalón. Se trenzó el cabello.

Una joven ingresó a la tienda y dejo una bandeja sobre la mesa, mientras le servía una taza de té Liliana quedó maravillada con todo lo que había en la bandeja fruta queso. La joven abrió un cajón y sacó una botella de agua dejándola sobre la mesa, luego se retiró haciendo otra reverencia odiaba eso.

Decidió asomarse a dar un vistazo, el guardia la miró, mientras ella daba un vistazo alrededor no lograba ver a Khalil, se preguntó en qué tienda estaría.

Siguió mirando, vio a un hombre vestido de blanco salir de color marrón salir de una tienda y gritar algo. Siguió mirando ya tenía un plan, fue cuando vio a Khalil salir de la tienda. Ella lo miró con desdén como siempre, Khalil la miro estaba muy hermosa su fiera.

Ella volvió a entrar a la tienda tomo una fruta, una botella de agua, en la bandeja también había un cuchillo.

Debía esperar al momento oportuno y se largaría de ahí.

Se volvió asomar para ver que hacía Khalil. Vio que varios hombres comenzaron a rodearlo, mientras hacían reverencias, salvo el custodio que había en su puerta todos estaban con él.

Era el momento de escapar tomó lo que había apartado y se dirigió al final de la tienda, tomó el cuchillo con firmeza y realizó un corte en la parte baja de la tienda lo suficiente para poder salir, salió de la tienda y comenzó a correr hacia donde estaban los caballos.

Khalil había reunido a sus hombres, de seguridad.

- Quiero que tengan mucho cuidado con mi futura esposa, no habla nuestro idioma y mucho menos conoce nuestras costumbres, si le llega a pasar algo me responden con su vida. Fue cuando él escuchó el relincho de los caballos al girar la vista vio a un caballo a lo lejos el jinete iba vestido de azul.

Mascullo una maldición y corrió hacia donde estaba su caballo mientras sus hombres se subían a la camioneta y comenzaba la persecución.

Liliana golpeó al caballo una y otra vez para que apurara su paso no sabía a donde iba, pero a lo lejos vio las camionetas y varios jinetes persiguiéndola, cada vez que miraba parecían estar más cerca, volvió a golpear al caballo y apresuró su paso. Pero algo pasó y ella perdió el control. Khalil vio como el caballo la tiraba, golpeó al caballo y apresuró su paso podía ver la mancha azul tirada sobre la arena.

Liliana se sentó en la arena tomó las cosas que había hurtado, el maldito caballo la había tirado cuando se cruzó con una víbora, se puso de pie y tomó el cuchillo en su mano. Fue cuando vio a Khalil acercarse comenzó a correr, pero en segundos la rodearon ella empuñó el cuchillo. Los hombres le apuntaron con las armas.

Khalil se bajó del caballo y se puso delante de ella.

- Bajen sus armas ordenó él. Liliana dame el cuchillo le dijo él. Acercándose a ella

- No, me quiero ir, si das un paso más juro por Dios que te mato, respondió ella.

- Liliana sé razonable, si haces eso ni tu padre podrá salvarte. Serás ejecutada respondió él.

- No importa seré libre respondió ella. ¡No te acerques!, grito.

Pero él se acercó más, intento agarrarla, pero ella fue más rápida y lo corto en uno de sus brazos.

Los guardias le volvieron apuntar con las armas. Él habló en Árabe la orden era clara.

- Bajen sus armas él que la toque me responde con su vida grito él.

Volvió acercarse y Liliana movió el cuchillo, Khalil se movió y cuando ella atinó a clavar el cuchillo él la sujeto por la muñeca con fuerza obligándola a soltarlo, ella forcejeaba, pero él fue más fuerte.

- Agárrenla, amárrenle las manos y llévenla al campamento ordenó Khalil entregándoselas a sus hombres.

Omar se acercó a él.

- Señor debemos atender su herida.

- No es nada solo es un roce, volvamos al campamento respondió Khalil. Liliana había cruzado los límites, lo había atacado delante de sus hombres. Debía ser castigada.