Valentina elabora su venganza, pero cuando logra todo lo que busca aparece alguien que pone todo patas arriba, incluso a ella.
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Cap. 15 Ya se fueron
Me acorrala contra la pared y me cubre totalmente, pero no deja de devorar mi boca como quiere y no puedo decir nada ya que escucho a esos perros cerca, así que solo me quedo quieta y bueno, debo admitir que correspondí un poco, aunque no se si era mi intención o me estaba negando.
Los escucho pasar y salir al balcón, pero al no encontrarme los escucho volver para atrás, cuando se retiran este demonio me sigue besando a su gusto y placer, pero yo ya no tengo aire así que me separo apenas y jadeante.
* Ya se fueron, ya…, _ digo y pongo mis manos en su pecho para alejarlo y es como una gran masa de acero.
Me mira y levanta una ceja, sigue demasiado cerca de mis labios, de verdad siento el peligro todo el tiempo.
* Pediste ayuda y me besaste, no tiene que hacerte a la indignada _ me dice y quiero patearlo así que decido deshacerme de este hombre.
Me acomodo para darle una buena patada en la entrepierna, sin embargo, este demonio me esquiva y en menos de un segundo estoy inmovilizada entre sus brazos y la pared.
Es obvio que sabe de lucha, tiene una excelente técnica y me siento un poco débil ante su fuerza y habilidad, pero no me voy a dar por vencida.
* Su…, suéltame _ digo retadora, aunque un poco insegura, nada de lo que hago me libera de su prisión.
* Mmmmm, pequeña traviesa, no deberías meterte en problemas, no siempre estaré para salvarte _ me dice con sus labios rozando los míos poniéndome más nerviosa.
* Y te lo agradezco, ahora aléjate demonio – digo más molesta y lo escucho reír entre dientes.
* Un “gracias” no me interesan, me debes un favor y lo voy a cobrar, pequeña traviesa, ahora debes irte antes de que te encuentren _ me dice y ágilmente me carga en su hombro como un costal de papas, yo salgo de mi impresión y empiezo a golpearlo, pero sin que lo advierta este maldito me lanza por el balcón.
Solo atino a gritarle molesta mientras caigo.
* Maldito bastardo _ grito esperando el impacto, pero caí en una colchoneta inflable de juegos para niños, parece que él sabía que eso estaba ahí.
Me incorporo para mirar hacia arriba y él está ahí con una sonrisa burlona, aunque parece que no es muy expresivo, así que decido maldecirlo nuevamente.
* Demonio desgraciado, me la vas a pagar, te lo juro, pervertido, aprovechado, cochino _ me acabo de dar cuenta que este maldito pudo decirme esto y sacarme de ahí rápido, pero se aprovechó y me beso como si yo fuera de su propiedad.
Él sólo metió las manos a los bolsillos y entró como si nada ignorando mi malestar, pero cuando lo vea me voy a vengar, vaya que sí.
Salgo del juego inflable y me voy a mi casa, se que casi me atrapan, pero sin embargo creo que me han atrapado definitivamente y de otra forma.
Cuando llego me topo con un espectáculo terrible, hay carros de policía y agentes de la defensoría de la niñez, no entiendo nada hasta que Montes sale para explicarme.
* Sra. Luana, hay una denuncia de que ha maltratado a la niña valentina y por eso están aquí, pero ya he hablado con los de la defensoría y justo estamos por entrar y ver las imágenes de las cámaras de seguridad, la policía también quiere verlo antes de hacer el arresto _ Montes me dice tranquilo, eso quiere decir que las imágenes son claras, yo tengo una cámara de alta resolución en el cuarto de la peque, en especial por Mindi a quien no he despedido.
Todos vamos a la sala de monitoreo de las cámaras y Montes reproduce las imágenes, ahí se ve claramente a Nicoleta haciendo jugar a mi nena, ella ríe y se divierte, luego alguien se acerca por detrás y es Gloria Sheridan, cuando se asegura de que Nicoleta está desvanecida ella toma a la niña en brazos, trata de buscar algo que supongo que es para la niña pero Nicoleta recobra el conocimiento y grita, Gloria corre a la puerta mientras mi peque llora y esa desgraciada lanza a la bebé al aire como si fuera una pelota, mi nena cae más bien hacia el lado de una mullida alfombra, pero aun así su carita golpea con fuerza, yo no puedo evitar llorar en ese instante.
Los policías se sorprenden, los agentes de la defensoría también y me miran incrédulos.
* Sra. Luana, necesitamos que venga con nosotros, si sabe quien es esa mujer debe hacer la denuncia _ me dice el policía y yo asiento.
* Claro que la conozco, es la amante de mi marido _ digo mientras todos se jadean de la impresión.