Hana y JungSun se casaron para mantener la economía de las empresas familiares a flote.
Él la odia. Ella lo ama.
¿Qué pasará cuando después de dos años de matrimonio JungSun se de cuenta de lo que está perdiendo?
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Capítulo 15.
Para la desgracia de Hana, ella había tenido que irse juntos a JungSun. El mismo auto, el mismo aire y la misma tensión, ella trataba de controlar sus lágrimas y sus emociones, se repetía que era su culpa por volver a caer ante los deseos de él sin pensar en las consecuencias.
Al llegar a la casa, Hana intentó bajarse del auto pero el seguro de niños estaba activado, por lo que tuvo un momento de desesperación en el que la puerta no se abrió.
—Déjame salir —ordenó.
—Necesitamos hablar.
—No sé, pero yo no tengo nada de que hablar y no quiero escuchar tus excusas.
—Hana, es importante que te diga esto.
—JungSun —suspiró— estoy cansada, de todo. No sabes cómo me siento y sé que no te importa, he querido que esto se lleve tranquilamente por los últimos dos años, no quiero seguir batallando por lo mismo, se que no me quieres a tu lado, lo comprendo, pero estoy harta, solo sigue haciendo tu vida y a mi déjame en paz, prometo ser la primera en firmar los papeles de divorcio pero ya…
—Hana, lo siento. No tengo excusas y no te las voy a dar, se que no puedo decir, no es lo que crees porque si lo es. Realmente no me importaba mucho lo que hicieras o no, yo deseaba terminar este matrimonio pero ahora no lo veo igual, ahora solo… solo quiero estar contigo.
—Si fuera así las cosas hubieran cambiado, ni siquiera puedes mantener tu polla entre tus pantalones por una vez en tu vida. No te pido que dejes tus costumbres, solo que procures no dejarme en ridículo.
—Hana, quiero arreglar esto, quiero que nos llevemos mejor, últimamente no puedo evitar pensar en nadie que no sea en ti.
—Y por ello te acostaste con tu secretaria. Vaya.
—Fue la última vez, ella dejó de interesarme desde aquella vez que estuve contigo… debes de creerme.
—Pues no, no lo hago. La última vez, si claro.
—Hana, entiéndelo. Ya no más, quiero cambiar la situación entre tu y yo.
—Fue porque te acostaste conmigo y crees que así será siempre, solo porque te abrí las piernas otra vez te crees que soy de tu propiedad. Pues no, si tienes ganas de sexo te vas con tu secretaria, ahora abreme la puerta.
JungSun quitó el seguro y ella pudo salir tranquilamente, pero este la interceptó cuando ambos entraron a la casa. Tomó su rostro y la besó, no como los demás días sino con calma.
—Ella se separó y lo empujó— si quieres sexo regresa con ella.
—No quiero regresar con ella, ya la tuve y lo único que necesito ahora es a ti.
—A mí también me tuviste, no sabes cómo se siente ¿Verdad? Sabía que me engañas pero estar directamente en esa situación es doloroso ¿Tan poco valgo? Ni siquiera merezco respeto.
—Claro que sí… Hana. Déjame intentarlo, déjame hacer de este matrimonio aunque sea una amistad.
—Yo lo intenté tantas veces, y solo porque pasamos eso ahora lo quieres intentar tu.
—Hana, por favor.
—Estos dos años te has pasado por el arco del triunfo mis sentimientos, te dió igual que estuviera enamorada de ti porque tan pronto tuve el anillo en mis manos fue como me comenzaste a despreciar.
—Hana, yo no sabía eso.
—Claro que sí, te lo dije, te lo dije tantas veces, pero era tan importante para ti que te dió igual y ni siquiera te diste cuenta cuando deje de hacerlo.
—JungSun, yo no estoy dispuesta a seguir sufriendo, ya no.
—Por favor, Hana. ¿Me pongo de rodillas? Si eso quieres lo haré.
—No me importa, JungSun. Ahora solo espero el tercer año para el divorcio, si quisiste que fuéramos amigos nuevamente es el momento incorrecto, es tarde.
Hana se deshizo del agarre de él en su cuerpo y subió las escaleras con lentitud, las lágrimas habían comenzado a salir nuevamente y el dolor estaba latente. Ella lo había intentado una última vez, al menos eso era lo que espera, no estaría dispuesta a entregar su corazón nuevamente. Ya no.
Mientras tanto, JungSun sentía que la situación lo sobrepasaba, sobre todo cuando Hana le había dicho muchas veces sus sentimientos, trató de recordarlo, de hacer memoria de aquellas épocas y un atisbo le pasó por sus ojos.
Fue a sus mensajes y en el buscador colocó la mañana palabra, te quiero.
Fue cuando esté lo mando a el primer mensaje en dónde se decía esa palabra, proveniente de Hana. Siempre le mandaba mensajes preguntándole como estaba ,si había comido, si deseaba algo para cenar.
Era una larga fila de mensajes, todos de distintas fechas y sin ninguna respuesta, siempre al final de cada mensaje la palabra, te quiero y él nunca le respondió. Después de eso vio el cambio, los mensajes eran más esporádicos, más cortos, más secos y sin aquellas dos palabras, todo después de que él le contestara que no lo molestara.
Después, llegó a un punto en el que los mensajes eran inexistentes, realmente los mensajes eran de años, pero la conversación era tan corta que en menos de medio minuto habría encontrado aquella palabra.
A pesar de eso, él sabía que ella no solo se refería a eso, si o de situaciones más cercanas. Su cerebro rememoró lo ya olvidado, las palabras me gustas y te quiero combinados con suspiros y gemidos. La primera noche juntos fue por qué Hana se había declarado. Su fiesta de bienvenida y unas semanas antes de la boda.
—Soy un idiota