NovelToon NovelToon
Una Esposa Para El Ceo

Una Esposa Para El Ceo

Status: En proceso
Genre:Malentendidos / Matrimonio arreglado
Popularitas:2.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Maria Esther

José Augusto pretende ser el Ceo en la empresa de su padre, pero este le puso como condición que debía casarse en un año. De lo contrario otro ocuparía ese lugar.
Así que él buscaba afanosamente una esposa.

NovelToon tiene autorización de Maria Esther para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

¿Quieres que vayamos a ver al médico?

Una semana después de que Lucrecia había sido despedida, se presentó esta con un abogado.

Graciela no dijo nada hasta que el hombre llegó hasta su despacho.

Buen día, mi nombre es César Valdez Mónaco, soy abogado y vengo en representación de mi cliente Lucrecia Belmonte López.

¿Qué es esto, Lucrecia?, ¿por qué un abogado?

Hable conmigo, señora, la razón por la que estamos aquí es por despido injustificado.

¿Despido injustificado?, repitió Graciela. Pero si solo tenía un mes aquí. Su demanda no procede.

No importa el tiempo que haya estado aquí, el problema es que fue despedida injustificadamente, ratificó el abogado. Y si no quiere meterse en problemas será mejor que le pague esta cantidad antes de llegar a juicio.

El abogado le extendió un papel con la cantidad asignada.

Graciela se asombró demasiado al ver que era demasiado dinero lo que pedía.

¿Es que acaso se han vuelto locos? Esta es una cantidad exorbitante y no estamos dispuestos a pagar. Así que nos iremos a juicio y le aseguro que usted tiene las de perder.

Sepa, señorita, que yo no he perdido ningún caso hasta la fecha, soy el mejor abogado que ha habido en mucho tiempo y le aseguro que voy a ganar.

Antes de irse el abogado le dejó un citatorio en su escritorio, con permiso señorita.

Lucrecia también se fue con el abogado y antes de salir por la puerta volteó a ver a Graciela con una sonrisa casi de triunfo.

Misma que Graciela le devolvió.

Graciela entró al despacho de José Augusto.

Le explicó todo a grandes rasgos.

No te preocupes, amor, Lucrecia no se saldrá con la suya. Está dando patadas de ahogado. Para empezar, aún no tenía un contrato firmado, solo estaba a prueba. No puede alegar despido porque no le prometí nada.

Pero fue tu amante y ella se cree con derechos sobre ti.

Amor, eso pasó mucho tiempo antes de que yo te conociera. No significa nada para mí.

Está bien, ojalá y se arregle ese problema.

Para mí ella no es ningún problema. Esa demanda no procede, mandaré a mi abogado, es el mejor de toda la comarca.

Bueno, dijo ella sin ninguna emoción.

Augusto se acordó que Lucrecia aún no abandonaba el cuarto.

Mandó a un mensajero a decirle que desalojara el cuarto cuanto antes.

Graciela no se fiaba de Lucrecia y al día siguiente fue al departamento de limpieza.

Todo estaba en orden, pero había algo que no le gustaba, las empleadas la miraban con temor.

¿Qué les pasa?, dijo.

Es que Lucrecia quiere que le llevemos algo de comida, pero no sabemos si hacerle caso, ya que ella ya no trabaja aquí.

Ella no tiene nada que hacer aquí, ¿cuándo la vieron?, ¿y dónde?

Esta mañana, ella vino aquí a decirnos, dijo una de las chicas y sintió cuando otra le dio un codazo.

¿Cómo dices?, dijo Graciela.

Ella vive en un cuarto de los empleados.

Graciela abrió mucho los ojos. ¿En serio?, no sabía eso.

Ella entró y desde el primer día le asignaron uno de los cuartos de empleados.

Esos cuartos son para los más honestos, y ella no lo es.

Solo le decimos la verdad, dijo una de las chicas.

Está bien, sigan en su trabajo.

Cuando se fue Graciela.

La regaste, ahora la señora Graciela va a hablar con su esposo y hasta nos pueden despedir a nosotras también por chismosas.

Algún día se tenía que enterar.

Sí, pero no por nosotras.

En ese momento Graciela estaba tocando a la puerta del cuarto donde estaba Lucrecia.

Ya me voy no tienes que repetírmelo.

Pero al abrir se llevó la sorpresa de su vida.

¡Doña Graciela!

¿Te asombra verme?, ¿creíste que no me daría cuenta?

Después del susto, Lucrecia se recompuso casi de inmediato.

¡¿Qué quieres?!, dijo.

¿Qué haces ocupando un cuarto destinado a los trabajadores foráneos?

Augusto me lo dio, dijo que podría vivir aquí mientras encontraba algo.

Pues en este momento te vas de aquí.

¿Cuál es tu problema?, dijo Lucrecia muy altanera. ¿Acaso tienes celos de mí?

O te vas o...

¿O qué?, dijo ella.

Graciela les habló a los de seguridad, saquen a esta mujer, y si vuelve a venir no la dejen entrar, así venga con el presidente, o el Papa.

Sí, señora.

¡No me toque!, yo puedo caminar sola.

Lucrecia tomó su maleta y se fue, escoltada por los guardias.

Graciela iba caminando a su despacho cuando de pronto sintió un mareo, y hubiera caído al suelo de no ser por uno de los trabajadores que la vio y la detuvo.

La cargó y la recostó en uno de los sillones de la sala de espera.

Uno de los mensajeros le fue a avisar a Augusto.

Este fue de inmediato al lado de su esposa.

Llamen a una ambulancia.

Pero Graciela despertó, no es necesario, ya pasó, dijo frotándose los ojos.

¿Segura que no quieres que te vea el doctor?

Segura, solo fue un mareo.

Motivo suficiente, no quiero que te pase nada malo.

Ya estoy bien, no te preocupes.

Los dos se fueron a sus respectivos despachos.

El resto del día pasó sin más incidentes.

Como todos los días, Augusto cerró su despacho y fue con Graciela.

¿Lista para irnos?

Sí, dijo Graciela con un tono un poco frío.

¿Te pasa algo?

¿Por qué le diste el cuarto a Lucrecia?, ¿por qué no me dijiste?

Perdón, es que la vi muy desvalida y solo quise hacerle un favor, eso es todo. No hay otro motivo.

Como quiera, debiste decírmelo.

Te lo estoy diciendo ahora.

Sí, pero fue porque yo te pregunté, si no, no me hubieras dicho nada.

Amor, no me causes problemas, estoy muy cansado.

¿Ahora resulta que soy yo la que te causa problemas? Para saber.

No quise decir eso.

Pero lo dijiste.

Vamos a casa, allá hablamos.

Graciela se subió al coche y cerró los ojos. No tenía deseos de hablar. Además, los mareos no se le pasaban.

Augusto respetó el silencio y no habló en todo el trayecto a su casa.

"¿Por qué las mujeres son tan conflictivas?", ¿por qué siempre están peleando?", pensó José Augusto.

Cuando llegaron a casa, dos horas después, Graciela se bajó del auto y se fue directo al baño. Estaba realmente asqueada. Vomitó la comida del mediodía.

¿Quieres que vayamos a ver al médico?

¡Déjame en paz!, dijo y corrió de nuevo al baño.

1
Mary Ney
Más capítulos por favor
Mary Ney
Bebé a bordo ese tonto no sabe ser esposo
Mary Ney
Augusto no entiendo porque ocultarte cosa parece que le debieras cosa Lucrecia
Mary Ney
Que bueno que le dijo pero nunca puede meter un amante a la empresa
Mary Ney
La comunicación es la base de una relación y ya empezaste a guardar secretos y de paso la empleaste en tu empresa pudiste mandarla con un conocido
Sandra Maritza Mesa
hay ya la embarro por no decir la verdad y la bruja va a ser de las suyas
Mary Ney
Más capítulos
Mary Ney
Que bueno que se dio cuenta de todo buen capítulo /Smile/
Mary Ney
Pensé que se lo diría pero se quedó callada que le puede hacer la familia nada porque si fuera de alma tomar la fuese matado ha ella, es muy tonta cree todo
Mary Ney
Debió hablar después con su jefe uno no se guarda,cosas tan grave de una empresa
Petra Melo
pero ésta necia porque no habló con José Augusto? toooocheee!!!
Petra Melo
ay Heliodoro echito pórtate bien!!!!!
Mary Ney
Más capítulos por favor
Petra Melo
ése tipo es un mantenido 😡🤬
Petra Melo
y a éste Erick que le pasa? se cree dueño dueño de Graciela 🤬😡🤬
Martha Divas Delgado
jajaja jajaja jajaja como gata enjaulada es k no se deja y menos del novio buena muy buena
Petra Melo
me encanta en el comienzo, empieza interesante 🇻🇪
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play