Mis Concubinos

Es Yerik, ¿qué ocurre?, ¿necesita ayuda?.

Victoria: Buenos días Yerik, ¿qué ocurre?.

Cuándo Yerik llegó a mí pude ver que su rostro estaba muy rojo, era un chico muy lindo, a pesar de que todos los concubinos son caside la misma edad, Yerik luce un poco más joven, también debido a sus gestos inocentes.

Yerik: Eso... sólo quería ver a su majestad...

¡Oh, que lindo!, pero... ¿por qué se comporta de está manera?, tal vez... ¿él siente algo por Victoria?, si es así entonces no sé que hacer, no... de hecho estoy segura de que Nain también siente algo por Victoria, pero ¿qué pasará cuando pase el tiempo y se den cuenta de que no soy la verdadera Victoria?.

Yerik: ¿Su majestad, se encuentra bien?.

Victoria: ¿Eh?... oh, si, estoy bien, lo siento, es bueno verte Yerik, iba a dar un paseo, ¿te gustaría venir conmigo?. Podría ser peligroso acrcarme tanto a ellos ya que podrían descubrirme, sin embargo, también podría resultar beneficioso, podría ganarme el favor de estás personas.

Los ojos de Yerik brillaron cuando lo invité a venir conmigo y enseguida contestó.

Yerik: Por supuesto, será un honor acompañar a su majestad.

Salimos juntos del harén y comenzamos a caminar uno al lado del otro por todo el lugar, le pedí a las chicas que nos dejarán sólos y así lo hicieron; aún había nieve por todos lados, pero aún así el paisaje sigue siendo hermoso. Él no hablaba mucho, puesto que es muy tímido, pero su compañía era agradable, todo iba bien hasta que...

Amalia: Buen día su majestad.

Escuché la voz chillona de aquella mujer, venía con sus doncellas, me sentía incómoda ante está mujer, no me da buena espina.

Victoria: Buen día.

Intenté avanzar, pero ella se puso frente a nosotros impidiendo el paso.

Amalia: Veo que su majestad disfruta la compañía de sus concubinos (observó de pies a cabeza a Yerik, para mostrar una expresión llena de celos, conozco muy bien esas expresiones en la gente) Bueno no me sorprende, todos los concubinos de su majestad son muy hermosos.

Victoria: Así es, tengo buen gusto. La ví rechinar los dientes. Pero que mujer tan más odiosa, primero se enoja porque estoy con el emperador y ahora se enoja porque estoy con mis concubinos.

Amalia: Si, también el emperador tiene buen gusto, su majestad.

Victoria: Por supuesto, se casó conmigo.

Yerik trató de contener la risa, mientras el rostro de Amalia se puso muy rojo y se comenzó a distorsionar. Ella estaba por decir algo más, pero alguien la interrumpió.

Nicolás: ¿Qué haces aquí Amalia?. Se acercó a nosotras y con un rostro inexpresivo se dirigió a Amalia.

Amalia: Y-yo... Vine a saludar a su majestad la emperatriz. Agachó la cabeza, que mujer.

Nicolás: Bueno, ya los hecho, regresa a tu lugar. Parecía particularmente molestó hoy, ¿qué le habrá pasado?.

Amalia hizó reverencias y se alejó, planeaba seguir con mi recorrido con Yerik, pero Nicolás me tomó del brazó y dijo.

Nicolás: Me gustaría pasar tiempo con mi esposa, espero no le moleste concubino.

Que horrible es esté hombre, ¿de verdad tendría que referirse a Yerik de esa manera?. El rostro de Yerik se mostró confuso por unos instantes, y luego una sonrisa triste apareció en su rostro.

Yerik: Comprendo su majestad, me retiro.

Victoria: Te veré después Yerik.

Él se vió más animado, hizó una reverencia y se fue. Dirigí mi mirada a Nicolás y noté que una vena sobresalía en su frente.

Victoria: ¿Por qué querías verme?.

Nicolás:...

Victoria: ¿No dirás nada?.

Nicolás: No regreses al harén.

¿Qué estaba diciendo esté sujeto?.

Victoria: ¿Por qué dejaría de ir?.

Nicolás: Te dije que no duraría mucho.

Victoria: Eso no lo decides tú, yo puedo ir las veces que se me de la gana y con quién quiera, tengo para escoger.

Nicolás: Victoria dime, ¿anoche... él te tocó?.

¿Por qué quería saber eso?.

Victoria: Por supuesto, se supone que eso debería pasar ¿no es así?.

Quería hacerlo enojar, por su culpa he tenido que aguantar a la odiosa de su concubina. Lo que no esperé fue que se molestará hasta esté punto, parecía querer matar a alguien.

Nicolás: Lo voy a matar...

Lo escuché susurrar, me preocupe, no quería que dañara a Nain, bueno a ninguno de mis hombres.

Victoria: No harás nada, escuchame bien Nicolás, si te atreves a tocar a alguno de mis concubinos no me quedaré quieta, y te aseguro que haré todo lo que éste en mis manos para devolverte el favor, ¿fui clara?.

Su rostro se relajó un poco y me miró con tristeza.

Nicolás: ¿Estarías dispuesta a ponerte en mi contra por culpa de unos extraños?.

Solté un pequeño suspiro, intenté relajarme, no me puedo poner en su contra, después de todo él es el emperador, pero eso no quiere decir que permitiré que lastime a mis concubinos.

Victoria: No tiene porque ser así, mantente alejado de ellos y no tendremos problemas.

Nicolás: Victoria...

Victoria: Si me disculpa su majestad, debo ir a atender unos pendientes.

Me aleje de ahí dejando a Nicolás confundido, enojado y triste, no quiero empezar una guerra con él, pero no tiene derecho a lastimar gente inocente; si él hubiese tratado bien a Victoria y la hubiese cuidado, ahora podrían seguir juntos y felices, sin embargo, ahora Victoria ya no está.

Dentro de mi oficina las chicas me dieron un té, que según ellas funciona para prevenir embarazos. Luego de eso me puse a trabajar y a la hora del almuerzo decidí ir a comer con Elián, es con el único que no he cruzado palabra, por lo que pensé que sería bueno aprovechar para conocerlo, pero cuando entré al harén me congele al ver a una persona ahí.

Victoria: ¿Qué haces aquí Amalia?. Otra vez esta mujer, ¿qué busca aquí?.

Amalia: Sólo vine a conocer el lugar.

Victoria: No tienes porque conocerlo, así que vete de lo contrario se lo haré saber al emperador.

En eso se acercó a nosotras Elián y Amalia comenzó a comportarse de manera extraña. Puso cara de perro regañado y agachó la cabeza.

Amalia: ¿Su majestad, por qué se porta así conmigo?.

Iba a contestar pero Elián se adelantó.

Elián: Por falsa.

¿Oh?.