Alana una chica de 18 años, ha vivido sola con su madre desde que tenía 2 años de edad, yabque su padre las abandono, pero no fue empedimento para ellas, juntas salieron adelante y eran muy felices hasta que un día de pronto apareció su padre y la entregó para saldar una deuda que tenía.
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capítulo. 14
Martín abrió la puerta y se encontró con Alana sentada en la cama.
—Buenas noches —dijo él.
—Buenas noches —respondió Alana.
—Supongo que querías verme. Imagino que tienes una respuesta para mí.
—Pensé que llegarías antes. Han pasado no sé cuántos días y sigo aquí encerrada.
Martín, tratando de aligerar el ambiente, comentó en tono de broma:
—¿Es que acaso me extrañabas?
—No quiero estar más aquí —replicó Alana—. No tengo ni siquiera un reloj para saber qué hora es. Por favor, déjame salir.
—No parece que tengas una respuesta para mí —respondió Martín.
Martín se levantó para marcharse, pero Alana lo llamó, diciendo: Espera, necesito decirte algo.
Martín se dio la vuelta y volvió a sentarse. Alana comenzó a hablar: Aceptaré tu propuesta, pero... y se quedó en silencio.
Pero..., insistió Martín.
Alana continuó: Necesito que me prometas que si acepto casarme contigo, podré seguir estudiando, trabajando y también traer a mi madre conmigo. No dejo de pensar en ella; debe estar muy angustiada buscándome.
Martín respondió: De las tres cosas que estás pidiendo, solo puedo ofrecerte una.
Alana: Solo una cosa.
Martín: No estás en posición de solicitar nada. Sin embargo, soy lo suficientemente generoso como para concederte una sola petición: que traigas a tu madre contigo. No puedo permitir que vayas a estudiar sola, ya que podrías intentar escapar. No necesitas trabajar aquí; conmigo no lo harás.
Alana: Te lo prometo, no intentaré escapar. Solo deseo terminar mis estudios universitarios, realmente disfruto aprender y trabajar. Si lo necesitas, puedes asignarme un custodio, pero por favor, no me mantengas aquí encerrada.
Martín: Te asignaré a una persona que se encargue de tu seguridad. Sin embargo, debo advertirte que si intentas escapar, no seré tan comprensivo como lo soy en este momento. Por otro lado, si decides salir a estudiar, deberás esforzarte para que pueda traer a tu madre. Por ahora, lo único que importa es que has decidido salir a estudiar.
Alana: Entonces, al menos podría llamarla, solo para que sepa que estoy bien.
Martín: Sígueme.
Alana se levanta rápidamente y sigue a Martín, al tiempo que observa la casa. Al llegar al despacho, Martín comenta: Aquí podrás hablar tranquilamente.
Alana agradece a Martín y procede a marcar el número de su madre. Mientras tanto, Martín se queda de pie a un lado. Ella lo observa, pero no dice nada; se siente conforme con que él la deje realizar la llamada.
Alana: 📲 *Rin, rin*
Ana: 📲 *Hola, buenas noches.*
Alana:📲 *Mamá.*
Ana:📲 *Alana, hija, eres tú.*
Alana:📲 *Mamá, soy yo. ¿Cómo estás?*
Ana:📲 *Dios, gracias por hacerme el milagro. Hija mía, ¿dónde estás? ¿Cómo estás? Dime ahora mismo si te hicieron algo y dónde estás para ir por ti.*
Alana:📲 *Cálmate, Mamá, estoy bien. Necesitamos hablar.
Ana: 📲 ¿Dónde estás, mi amor?
Alana: 📲 Mamá, estoy bien, pero hay un pequeño detalle.
Ana: 📲 ¿Qué detalle, amor?
Alana: 📲 No podré regresar a casa por el momento.
Ana: 📲 ¿Quéee? Pero, hija...
Alana: 📲 Mamá, por favor, escúchame.
Ana: 📲 Está bien.
Alana: 📲 Desgraciadamente, el hombre que me tocó como padre me ha vendido, y ahora no puedo regresar a casa. Mamá, prométeme que estarás bien. Yo Estaré bien y te llamaré todos los días, si me lo permiten. No olvides que te amo con todo el alma, mamá.
Ana 📲: ¿Cómo es posible que Juan haya sido capaz de hacerte esto, hija? ¿Por qué a nosotras?
Alana 📲: No lo sé, mamá, pero no quiero que lo busques. No vale la pena, y no quiero que te haga daño a ti ahora que no estoy. Mamá, prométeme que no lo harás.
Ana 📲: No puedo prometerte eso, Alana. Eres mi hija y sabes cuánto me duele todo esto. No sé si te están tratando bien, si comes, o si volveré a verte, mi amor.
Alana comenzó a llorar al escuchar a su madre en un estado de desesperación.
Martín sintió una profunda tristeza al verla llorar, aunque no lo expresó. Solo le dijo que terminara la llamada. Alana lo miró y respondió: Mamá, tengo que colgar. Puedes estar tranquila, aquí donde estoy he comido y me han tratado bien. Cuídate, por favor. Luego, finalizó la llamada.
Ana, entre lágrimas, repetía: Alana, hija, mi amor, y dejó caer el teléfono.
Alana se apoyó en el escritorio y comenzó a llorar. Martín, con firmeza, le dijo: Ahora, ven conmigo. Necesitas saber cuál será tu nueva habitación, ya que no te quedarás abajo.
Alana se levantó y lo siguió, secándose las lágrimas mientras subía las escaleras junto a Martín. Él le decía: Esta será tu nueva casa. Mira, esta es mi habitación y aquí está la que será la tuya. Al abrir la puerta, añadió: Observa, tienes una amplia habitación con suficiente espacio para que puedas realizar tus tareas universitarias; no querrás estar llevando libros de un lado a otro por toda la casa. En ese clóset encontrarás mucha ropa nueva, solo para ti. Ahora puedes tomarte un tiempo para ducharte.
Cuando Martín se disponía a salir de la habitación, Alana lo detuvo, diciendo: Espera, quiero hacerte una pregunta.
Martín respondió: Haces muchas preguntas, ¿no crees?.
Alana, con sinceridad, dijo: Lo siento, solo quiero saber si esta será siempre mi habitación o si, cuando nos casemos, tendré que mudarme a la tuya.
Martín sonrió y contestó: Por supuesto que no, siempre estarás aquí. Recuerda que esto es solo un contrato. Solo necesitarás ir a mi habitación cuando mis padres vengan a casa, y por suerte ellos casi no vienen.
Alana: Me alegra saber que podré llamar a mi madre todas las noches para saber cómo se encuentra. La noté muy mal al teléfono.
Martín No la deja terminar de hablar. Puedes llamarla desde el despacho, no tengo inconveniente con eso.
Alana: Podré ir a estudiar y trabajar mañana.
Martín: Oye, era solo una pregunta y me has planteado varias. Te diré: podrás ir a estudiar el lunes, ya que mañana es viernes y no es conveniente. En cuanto al trabajo, olvídate de eso, no volverás allí.
Alana expresó su preocupación: Necesito trabajar para ayudar a mi madre con los gastos. Martín respondió: Una vez que nos casemos, te proporcionaré un salario que te permitirá ayudarla. Por ahora, me encargaré de enviarle dinero, pero no regresarás a trabajar en ese restaurante. Ahora me retiro a descansar. Después de que Martín salió de la habitación, Alana se sintió incómoda por no poder trabajar, pero al menos podría llamar a su madre todos los días. Luego, abrió el clóset y notó que había mucha ropa, lo que le hizo reflexionar: Todo esto es para mí.
Al ingresar al baño, notó que había una hermosa pijama esperándola. Al observar a su alrededor, descubrió que también había una variedad de productos, como perfumes y maquillaje, muchos de los cuales nunca había tenido la oportunidad de utilizar. Después de ducharse, se recostó.
A la mañana siguiente, se despertó a las 7:00 a.m., se dirigió al baño para realizar su rutina, se duchó y se puso un hermoso vestido rosa. Se preguntó si podría salir, así que decidió acercarse a preguntarle a Martín. Al llegar a su habitación, tocó la puerta, pero no recibió respuesta. Pensó para sí: ¿Acaso se habrá ido?
se de cuenta del erro que cometio dejar a su hija y la madre de su hija