“Primero fue una obsesión... luego, una condena disfrazada de amor.”
Dayana dejó atrás su mundo para perseguir un futuro como estudiante de medicina, sin saber que su destino cambiaría con una sola mirada en un aeropuerto. Suang, un hombre frío, poderoso y marcado por la oscuridad, la quiso solo porque no podía tenerla.
La obligó a ser su esposa, no por amor, sino por capricho.
Pero con el tiempo, algo inesperado comenzó a quebrar su control: el amor. Un amor que llegó demasiado tarde.
Encerrada en una jaula de lujos, Dayana aprenderá que no todos los sentimientos salvan… algunos destruyen.
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#14
La señora Kim entró en la habitación y se sentó en una silla, mientras Dayana se sentaba en la cama.
-¿Qué pasa, señora Kim?- preguntó Dayana, sintiendo un poco de preocupación.
La señora Kim miró a Dayana con una expresión seria. -Es sobre su visita al Club Excelsior- dijo. -Uno de nuestros clientes vio que usted estaba allí y se puso en contacto conmigo.
Dayana se sintió un poco nerviosa. -¿Qué pasa?- preguntó.
La señora Kim se inclinó hacia adelante. -Ese cliente es una persona muy importante y tiene muchos enemigos. No quiere que sus enemigos se enteren de que él está siendo tratado en este hospital, y cree que su presencia en el club podría haber puesto en peligro su seguridad.
Dayana se sintió confundida. -No entiendo- dijo. -¿Qué tiene que ver mi visita al club con la seguridad de ese cliente?
La señora Kim suspiró. -Ese cliente tiene prohibido que se sepa que está siendo tratado en este hospital. Y si sus enemigos se enteran de que usted estuvo en el club, podrían hacer conexiones y descubrir que él está aquí.
Dayana se sintió un poco asustada. -No sabía nada de esto- dijo. -No tenía idea de que mi visita al club podría poner en peligro la seguridad de alguien.
La señora Kim la miró con seriedad. -No se le castigará por esto, Dayana. Usted no sabía nada. Pero se le pide que no vuelva a ir al Club Excelsior. Si se repite el incidente, tendremos que despedirla.
Dayana se sintió un poco aliviada de que no la castigaran, pero también se sintió un poco asustada por la gravedad de la situación. -Entendido- dijo. -No volveré al Club Excelsior.
La señora Kim asintió. -Bien. Espero que entienda la gravedad de la situación. Si tiene alguna pregunta o inquietud, no dude en hacérmelo saber.
Dayana asintió y la señora Kim se levantó y salió de la habitación, dejando a Dayana con muchas preguntas y preocupaciones.
Dayana se quedó sentada en la cama, procesando la conversación que acababa de tener con la señora Kim. No podía creer que su visita al Club Excelsior hubiera puesto en peligro la seguridad de uno de los clientes del hospital. Se sentía un poco asustada y confundida.
De repente, escuchó un golpe suave en la puerta. Se levantó y abrió la puerta, esperando ver a la señora Kim o a algún otro miembro del personal del hospital. Pero en lugar de eso, se encontró con el doctor Lee, un médico del hospital que siempre había sido amable con ella.
-¿Qué haces aquí, doctor Lee?- preguntó Dayana, sorprendida.
El doctor Lee sonrió. -Quería hablar contigo sobre tu turno de trabajo de hoy- dijo. -Pero también quería asegurarme de que estuvieras bien. La señora Kim me dijo que habías tenido un día un poco difícil.
Dayana se sintió un poco incómoda. No sabía qué decirle al doctor Lee sobre la conversación que había tenido con la señora Kim.
-Estoy bien, doctor Lee- dijo finalmente. -Solo tuve un pequeño problema en el Club Excelsior.
El doctor Lee la miró con curiosidad. -¿Qué pasó?- preguntó.
Dayana se sintió un poco atrapada. No sabía qué decirle al doctor Lee sobre el hombre del aeropuerto y la conversación que había tenido con la señora Kim.
-Nada importante, doctor Lee- dijo finalmente. -Solo me sentí un poco incómoda y decidí irme.
El doctor Lee la miró con escepticismo, pero no presionó el tema.
-Entiendo- dijo. -Bueno, si necesitas algo, no dudes en llamarme. Y recuerda que debes tener cuidado, Dayana. El hospital puede ser un lugar peligroso a veces.
Dayana asintió y el doctor Lee se despidió de ella y se fue. Dayana se quedó sentada en la cama, sintiendo un poco de alivio de que el doctor Lee se hubiera ido, pero también sintiendo un poco de curiosidad sobre qué había pasado realmente en el Club Excelsior.
La noche no tardo en llegar y Dayana tenía los nervios de punta, no entendía si era por la conversación con la señora Kim en la tarde o por el encuentro con ese hombre en el club, lo único que tenía claro era que estaba muy nerviosa y su corazón se apretaba bruscamente en su pecho con un mal presentimiento
De repente, la puerta de su habitación se abrió de golpe y la señora Kim entró con una expresión de urgencia en su rostro.
-Dayana, hay un accidente- dijo la señora Kim, sin preámbulos. -Llegaron varios heridos y necesitamos tu ayuda para atenderlos.
Dayana se levantó rápidamente de la cama, sin cambiar su pijama, y siguió a la señora Kim hacia la sala de urgencias. Su corazón latía con rapidez mientras se preguntaba qué había pasado y cómo podría ayudar.
Al llegar a la sala de urgencias, vio que había varios médicos y enfermeras atendiendo a pacientes que habían llegado en ambulancias.
-¿Qué pasó?- preguntó Dayana a la señora Kim, mientras se ponía un par de guantes de látex.
-Hubo un accidente- respondió la señora Kim, con una expresión seria. -Llegaron varios heridos. Necesitamos tu ayuda para atenderlos.
Dayana asintió y se dirigió hacia una de las camillas, donde un médico estaba atendiendo a un paciente. El doctor Lee se acercó a ella y le dijo:
-Dayana, hay un paciente en la habitación 3 que no está tan grave. Puedes atenderlo tú sola.
Dayana asintió y se dirigió hacia la habitación 3. Al entrar, Dayana se detuvo abruptamente en la entrada de la habitación pues en el borde de la camilla estaba sentado aquel hombre de mirada oscura