Ella es Karen, quien de manera misteriosa ocupa el cuerpo de Samanta, una emperatriz que está destinada a morir.
Ahora que un alma diferente ocupa ese cuerpo, las cosas no serán tan simples para aquellos que le hicieron daño a Samanta.
Esta alma nueva quiere venganza
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Mujer en la habitación
Los gritos de esos pobres esclavos se escuchaban por todas partes, pero nadie hacía nada.
Luego de un rato, los gritos se dejaron de escuchar, y la mujer mandó a que le arreglen la tina y ropa, y unas dos sirvientas la ayudaron con su baño.
Ya para ese tiempo, la mujer estaba totalmente calmada, pues descargó su ira encima de esos esclavos, como lleva haciendo desde hace años, al igual que su hijo.
Aquella mujer es una mujer totalmente desalmada, ella durante años ha encontrado la pasión por obtener esclavos y se dedica a la venta de los mismos.
Nadie se imagina que aquella mujer tenga semejante mente tan enferma, y tenga un corazón tan cruel.
Las presas fáciles para ella, son los más pobres, ya que si alguno desaparece, nadie le echará de menos.
La mujer, quien lleva por nombre Matilde, tiene una doble vida, delante de todos es una mujer digna y pulcra, mientras que cuando nadie la ve, es la peor de las escorias.
Su familia es su mayor aliado, ellos también se dedican a este cruel negocio, y fueron quienes introdujeron a esa mujer al mismo, y ella al emperador.
La familia de aquella cruel mujer también se dedican a la distribución de plantas alucinógenas (drogas)
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Tras obtener su objetivo en ese lugar, aquella mujer salió de esa cabaña complacida.
Mientras eso acontecía en el imperio de Avani, en el imperio Hilton, Leandro estaba en el calabozo de su palacio, torturando a un delincuente que en unas de sus tantas salidas por el imperio lo atacaron.
Aquellos delincuentes fueron masacrados por el mismo Leandro, y solo sobrevivió aquel al que estaban tratando de obtener información.
Aquel hombre se negaba a decir algo, y el estado en que se encuentra es lamentable, y su muerte es inminente.
Cómo Leandro no ha obtenido información alguna de parte de ese hombre, sin compasión alguna con sus garras, le cortó la cabeza y la lanzó a un lado.
Su hombre de confianza, al ver eso, le ofreció una toalla húmeda, y ambos salieron de allí.
Leandro por su parte, se fue a su habitación, en donde ya estaba preparado el baño de esencias. Él se quitó la ropa, la cual estaba manchada, y al estar desnudo, se fue a bañar.
Pero mientras se bañaba, unos pensamientos llegaron a él, y por dichos pensamientos sonríe.
Estaba tan concentrado en lo suyo, que no siente que una mujer entró a su habitación, aquella mujer nada más estar allí, se quita la ropa y se acuesta en la cama, tapando su cuerpo con las mantas.
Cuando Leandro sale del baño con una bata, siente un olor a perfume, y eso le hace tapar su nariz con desagrado.
Él sabe lo que significa ese olor, y nuevamente esos viejos del consejo volvieron a mandar a unas de sus hijas para que se acueste con él.
Con su aguda visión, él buscó a la mujer por la habitación, y la encontró en la cama, desnuda.
Con su magia, él rápidamente la lanzó fuera de la cama, y la mujer al caer se dio fuerte en el trasero, y comenzó a llorar desconsolada.
—Sal de mi habitación en este momento, dile a tu padre que su truco no va a funcionar conmigo — dice él y con su magia saca a la mujer de esa habitación, luego le ordena a los sirvientes quemar hasta la cama y se va a otra habitación a dormir.
Al día siguiente Leandro, a tempranas horas de la mañana, convoca una reunión con los miembros del consejo, con la intención de dejar claro algunos asuntos importantes. Uno de esos asuntos es el de dejar de mandar a sus hijas a seducirlo.
Por esa razón, nada más terminar los asuntos de estado, toca el otro tema.
—Todos ustedes se han dado a la tarea de meter en mi cama a sus hijas al palacio y usan trucos sucios para eso, les recomiendo, que ninguno de ustedes saque fuera mis demonios, porque en verdad me van a conocer— dice él con una voz fría como el invierno.
Todos allí estaban temblando, pero aun así, encontraron el valor suficiente para hablar.
Dice un dicho, que muchas veces la lengua es más rápida que el cerebro y ellos son así.
El más interesado entre ellos, era un duque llamado Eduardo Miller, ese es el padre de la joven que intentó seducir a Leandro en la noche de ayer, quien lleva por nombre Marlene.
—Disculpe mi insolencia majestad, pero lo que estamos haciendo todos nosotros, lo hacemos por su bien, y por lo del reino— dice el hombre haciendo una reverencia.
Al escuchar las palabras de aquel hombre, Leandro ríe.
—Duque, creo que su lengua es más rápida que su cerebro, ¿en qué beneficia al imperio que su hija me abra las piernas y se revuelque conmigo como una perra en celos? — pregunta él con burla y los demás nobles se ríen, cosa que hace que el duque sienta mucha vergüenza.
—Majestad, usted necesita un heredero, ya que usted es el único descendiente que queda de la familia Hilton— expresa aquel hombre.
Leandro vuelve a reír, ya que se hace a una idea de lo que planea este hombre.
—¿Mandar a su hija a mi habitación es parte de su plan verdad? — pregunta él y aquel hombre no dice nada.
—Todos ustedes escuchen, no soy responsable de que una tragedia pase, recuerden que soy experto en crear un caos, alejen a sus hijas de mi palacio, y está prohibido que alguno de ustedes las mande a mi habitación, el próximo que haga eso, perderá la cabeza — dice el ya serio, y todos palidecen.
Es bien sabido lo despiadado que suele ser Leandro, y nadie quisiera perder la cabeza.
Como último intento, el duque vuelve a decir.
—Majestad, usted necesita tener un hijo, ya no es un jovencito, y no se sabe cuándo termine su ciclo de vida, haga caso— dice aquel duque y rápidamente siente cómo todo a su alrededor se pone frío, y un Leandro furioso lo tomó por la solapa del traje y lo alza en el aire.
—Ya se le acabó de decir, duque, evite perder su lengua por desearme que me pase el mal, entienda que su hija no será la emperatriz de este imperio, y ninguna de las hijas, o miembros de las familias de ustedes los nobles de mi corte real, será la elegida, la mujer que deseo como emperatriz, será poderosa e inteligente como yo, y lamentablemente, ningunas de sus hijas cumplen con esos requisitos— dice él y deja caer al duque al suelo, luego de eso, se va hasta donde están los guardias y le da orden de no dejar pasar ninguna mujer al palacio, al menos que él lo ordene antes.
También despide a los guardias que dejaron pasar a esa mujer.
Al finalizar, él se va al palacio de su madre, a quien lleva días sin ver, debido a sus muchas obligaciones.
Haber si ahora empieza a pensar con la cabeza de arriba y no con la de abajo 🤣