Amor, traición, asesinato, misterio que se irán descubriendo poco a poco sobre todo quien es la que se oculta tras los sucesos misteriosos que ocurren tras la guerra de poderes para obtener el dominio absoluto de las empresas Santibáñez.
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Capitulo 14 Noche caliente en Verona
Alessandro ya no podía resistir más. Todo en Chloe lo atraía: su fortaleza, su inteligencia, y esa dulzura oculta detrás de una fachada impenetrable. La brisa jugaba con su cabello y el leve brillo en sus ojos parecía llamarlo. Él sabía que cruzar esa línea lo cambiaría todo, pero era un hombre acostumbrado a correr riesgos.
Sin meditarlo más, Alessandro acortó la distancia entre ellos. Con una mano suave pero firme, tomó el rostro de Chloe y, antes de que pudiera procesar lo que estaba pasando, la besó. Fue un beso lento al principio, cargado de emoción contenida, como si quisiera decirle con ese gesto todo lo que no se había atrevido a expresar.
Chloe, sorprendida, se quedó inmóvil un instante, pero la calidez y la intensidad del beso hicieron que cualquier pensamiento racional se esfumara. Cerró los ojos y se dejó llevar por la avalancha de sensaciones. Respondió al beso con igual intensidad, sus manos encontrando el camino hacia el cuello de Alessandro mientras sus labios exploraban una conexión que ninguno de los dos había imaginado posible.
El tiempo pareció detenerse. Alessandro la acercó más a él, sus manos acariciando su espalda con una mezcla de ternura y deseo. Chloe sentía un torbellino en su interior. Esto era diferente, único, algo que nunca había experimentado, ni siquiera con Esteban. Lo que sentía con Alessandro no se podía comparar: era como si una chispa hubiera encendido un fuego que llevaba tiempo dormido en su interior.
Sus labios se separaron por un momento, ambos respirando con dificultad, sus rostros aún cerca, sus miradas atrapadas en una conexión profunda.
—Chloe... —susurró Alessandro, su voz apenas un murmullo lleno de emoción—. No puedo evitarlo... No puedo seguir fingiendo que no siento esto por ti.
Ella lo miró, sorprendida por sus palabras, pero incapaz de negar lo que acababa de experimentar.
—Yo tampoco quiero detenerlo —respondió, sus labios curvándose en una pequeña sonrisa antes de volver a buscar los de él.
Lo que comenzó como un beso tímido se transformó en algo más profundo, más urgente. Chloe sintió cómo Alessandro la levantaba con facilidad y la llevaba hacia la cama, sin dejar de besarla. Cada caricia, cada roce, la hacía sentir viva de una manera que nunca había conocido.
Por esa noche, decidieron olvidarse del pasado, de las venganzas, de los peligros que los rodeaban. Solo existían ellos dos, entregándose a un momento que sabían que cambiaría para siempre la relación entre ambos.
Alessandro se separa un poco de Chloé y mira esos ojos que lo tienen enamorado, le toma la cara y se prende de la boca de Chloé, con otro beso, húmedo y caliente. Su lengua le da un azote a la de Chloé alargando más el momento. Él puede sentir el calor que emite Chloé, como se tensan sus músculos y como late locamente su corazón, muerde suavemente el labio inferior de Chloé aumentando en ella las ganas.
Entre besos baja por su cuello hasta llegar a sus senos y se prende de los picos erectos que lo aclaman. Ella disfruta la sensación nunca antes vivida, y suelta, jadeos.
- ¡Eres deliciosa, toda una diosa! - le susurro Alessandro mientras subía en busca de su boca.
Con un movimiento ágil Alessandro le saca el camisón y la deja en bragas, Chloé se ruboriza, y mientras trata de cubrirse con las manos le dice entre jadeos.
- Alessandro... yo nunca... yo soy...
Alessandro se detiene y mira a los ojos de Chloé que brillan con un brillo de lujuria
- A caso, quieres decirme ¿Qué eres Virgen?
Ella asintió ruborizada, mientras que en el rostro de Alessandro se dibujó una hermosa sonrisa.
- ¿Quieres hacer esto? - pregunto con tono preocupado Alessandro.
- Si, lo deseo, es solo que tengo algo de nervios.
- Hermosa, no te preocupes, yo tratare con mucho cuidado y amor.
El aroma de la piel de Chloe es un estimulante para Alessandro, pasa su lengua por los picos erectos de Chloé, se aparta y le quita las bragas, vuelve a caer sobre el cuerpo de Chloé besándolo con un deseo desbordado, recorre todo su cuerpo con besos, sin prisa ni urgencia, llena su abdomen con besos mientras sus dedos entran y salen de su sexo empapado.
Alessandro se acerca a Chloé y devora su boca con un beso urgido y lleno de auténtico deseo. Coloca el miembro en su entrada, mientras le dice
- Ya estás lista para mi amor.
- ¡Oh, Dios! - gimotea Chloé al sentirlo.
Entra en ella lo más delicado posible, al escuchar el gemido de dolor de Chloé, se detiene un par de segundos para que se adapte a su tamaño, mientras ella entierra las uñas en las sábanas de la cama, asimilando lo que viene.
- ¿Continúo? - pregunto
- Sí - jadea Chloé
Alessandro sujeta la cadera de Chloé, cuando inicia los embates sincronizados obligándola a gemir, mientras choca una y otra vez contra ella. Chloé siente que se esta prendiendo en fuego, el corazón le martillea, y se le hace difícil respirar. Los dos pueden sentir la ola de placer que invade hasta la última célula de sus cuerpos, el sudor los recorre, mientras se devoran los labios. Los dos empiezan a desvanecerse dejándose llevar por el clímax que comienza a sumergirlos.
Alessandro se aparta envuelto en sudor, ella se da la espalda tratando de recuperar la respiración, él la abraza.
- ¿Te gustó? - le pregunto Alessandro, mientras llenaba su espalda de besos.
- Fue mejor de lo que imagine. - le responde Chloé con una hermosa sonrisa en su rostro.
- Eres tan exquisitamente placentera.
Se envuelven entre sus brazos y se quedan profundamente dormidos.