Novela finalizada. Escribo con amor, por lo que espero lo mismo de ustedes.
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Cap 15
Hola mis chicas! Gracias por los comentarios y por segur esta novela! sean pacientes que van a a tener actualizaciones en las otras, pero por ahora me estoy enfocando en esta para no tener baches. si todavia o me seguis seguime para que te lleguen notificaciones y si te gusto el capitulo quiero tu pulgar arriba.
Capitulo 15
Los Johnson, personas despreciables.
Klaus se va por la tarde. Lo acompaño a la salida de la mansión entre risas y bromas sobre lo que me espera con su familia este fin de semana en Santorini. Mientras lo veo alejarse, una mezcla de emoción y nerviosismo se arremolina en mi pecho. No puedo evitar preguntarme si estoy realmente lista para lo que viene. Sus palabras me dejan pensando en cómo llego hasta aquí, conociendo a un hombre que parece dispuesto a aceptar todo de mí, incluso lo que otros hubieran rechazado.
Nada más entrar a la casa, mi mejor amiga está al pie de la escalera, con los brazos cruzados y una ceja enarcada. La conozco demasiado bien para saber que no me va a dejar escapar sin un buen interrogatorio. Le sonrío feliz, porque la tarde fue interesante, por decir lo menos. Pero la mirada de Emilie me dice que no va a dejarme tranquila tan fácilmente.
Es la reina de las chismosas, pero noto que no esta su rey. ¿Donde estará Eliot?
—Eliot habló con Derek sobre la renuncia, y él, junto con su madre, le hicieron un escándalo. Lo amenazaron con demandarlo por incumplimiento de contrato. Todavía le falta un año más para poder liberarse de esa gente, y es por eso que fue a comprar los boletos de avión para mañana a primera hora.
Me molesta. Me molesta muchísimo que ellos crean que son los dueños de todos y de las decisiones de los demás.
Es frustrante ver cómo los Johnson manejan las vidas ajenas como si fueran piezas de un juego que ellos controlan. Piensan que con dinero y amenazas pueden mantener a las personas atadas a sus caprichos, sin importar lo que realmente deseen o necesiten. ¿Quiénes se creen que son para imponer su voluntad de esa manera?
No puedo soportar la idea de que Eliot tenga que seguir bajo su yugo por un año más. Es como si lo tuvieran atrapado, como me tuvieron a mí, enredado en sus redes de control y manipulación. Quieren hacerle pagar por querer salir de su órbita, por querer ser libre, y eso solo me hace detestarlos aún más.
Me duele pensar en todo lo que Eliot ha tenido que soportar mientras trabaja para ellos, y me enfurece que sigan tratando de atarlo a una vida que no quiere. No es justo, y lo peor es que ellos ni siquiera lo ven, ni les importa. Para ellos, todo se reduce a lo que pueden ganar o perder, y no les importa a quién pisoteen en el proceso. Este tipo de cosas son las que me recuerdan por qué me alejé, por qué no podía seguir siendo parte de su mundo.
—¿Cuánto dinero es lo que exigen para no demandar a Eliot? —le pregunto a Emilie, que parece estar más molesta que yo en estos momentos. La frustración se refleja en su expresión, y su ceño fruncido muestra claramente lo que piensa de esa situación.
Ella me mira con una mezcla de incredulidad y rabia, como si no pudiera creer que esos desgraciados estén tratando de aprovecharse de nuevo.
—Quieren una cifra ridícula, 700.000 dolares, una gran suma para alguien que no gana ese dinero. —responde finalmente, con un tono que deja claro lo absurdo de la situación—. Margaret exige esa cantidad para que Eliot pueda romper el contrato sin problemas.
Mi pecho se aprieta con una mezcla de ira y determinación. No puedo creer que estén pidiendo tanto, pero al mismo tiempo, sé que no voy a permitir que sigan controlando la vida de Eliot, ni la mía.
—Se los daré —digo, sin titubear—. Para que se liberen de esas ratas avarientas de una vez por todas.
Emilie abre los ojos, sorprendida por mi decisión.
—¿Estás segura, Sam? Es mucho dinero, y no deberías tener que hacer esto por ellos.
—No me importa el dinero, Emilie. Lo que me importa es que Eliot no tenga que soportar más a esa gente. Ellos no tienen derecho a seguir manipulando nuestras vidas, y si ese es el precio para liberarlos de una vez, lo pagaré. No voy a dejar que sigan teniendo poder sobre nosotros.
Emilie asiente, comprendiendo mi determinación. Sabe cuánto detesto a los Johnson y lo que representan. Esta es mi manera de asegurarme de que, al menos esta vez, ellos no salgan ganando. Lo que mas rabia me da, es que Derek dice ser el mejor amigo de Eliot y no hace nada para ayudarlo.
Eliot o tarda en llegar y golpear suavemente la puerta de mi alcoba. Nos encuantra a ambas con la rabia reflejada e la mirada.
Sam se cruza de brazos y lo mira con desaprobación, su disgusto es notable, pero su tono es más calmado.
Sam se cruza de brazos y lo mira con desaprobación, su disgusto es palpable, pero su tono es más calmado.
—Eliot, ¿por qué no me dijiste antes que esos desgraciados te estaban exigiendo tanto dinero? Ya habíamos hablado de la suma con Em. No quiero que sigan aprovechándose de ti. —Suspira, dejando ver su frustración—. No puedo creer que tengas que seguir lidiando con ellos. Te daré el dinero para que se liberen de una vez por todas. No mereces estar atado a esa gente ni un día más.
Eliot baja la mirada, claramente incómodo, pero antes de que pueda decir algo, Emilie interviene con una voz más suave.
—Ya hemos pasado por suficiente, Eliot. Es hora de que pongas un punto final a todo esto. Acepta la ayuda de Sam, no tenemos ni la mitad en ahorros, lo demás lo hemos invertido en algo que gracias a ellos no ha prosperado
—Solo quiero que te liberes de esa carga, Eliot. Es lo justo. — Tienes una nueva oportunidad aquí, y admito que lo hago para tenerlos cerca también, pero no soporto el atropello de esa gente.
Eliot suspira, derrotado, consciente de que esta vez no puede ganar la discusión.
—Necesito doscientos mil dólares —admite, con voz baja—. Te los devolveré en cuanto reciba mi primer sueldo, más las molestias por habernos tenido aquí hasta conseguir nuestro apartamento en la ciudad.
Frunzo el ceño, molesta por su propuesta. La casa es enorme y, desde que ellos llegaron, ha cobrado vida de una manera que no había visto en mucho tiempo.
—No quiero que se vayan de aquí, Eliot. La idea de que Emilie viniera era para no pasar el embarazo sola —digo con firmeza, dejando en claro mis intenciones.
Eliot abre la boca para replicar, pero Emilie lo interrumpe con una sonrisa traviesa.
—¿Y qué hay del chico musculoso que te ha privado de la libertad todo el día? —Se refiere a Klaus, y no puedo evitar sonreír al recordarlo. —Se veía muy nervioso al llegar —continúa Eliot, con una sonrisa que no había visto en él en días—. Pasó varias veces las manos por su pantalón y no dejaba de acomodarse el cabello. Le gustas, pequeña.
No puedo evitar reírme ante la imagen de Klaus, tan seguro de sí mismo, mostrando signos de nerviosismo. Es un contraste que nunca había considerado, y la idea de que alguien como él pudiera sentirse así por mí me llena de una calidez inesperada. Pero a la vez, me preocupa lo que esto podría significar para todos nosotros.
—Es lindo, lo está logrando. — Pone mala cara después de que le cuento sobre Klaus. — y me gusta la personalidad que tiene.
— ¿Ya le dijiste que esperas a mi ahijada y que si te lastima le partiré su carita de muñeco de pastel y lo dejare arruinado? ¬
Vuelvo a reírme esta vez con diversión, había olvidado que detrás de la ternura que demuestra todo el tiempo es una pequeña bomba de tiempo que puede estallar en cualquier momento y crear un gran desastre. Eliot es en todo el sentido de la palabra, un hermano mayor sobreprotector.
—Tú no golpearás a nadie aquí, y si quieres hacerlo, hazlo al llegar al rancho de los Johnson. Haznos el favor de partirle la cara a Derek —interviene Emilie, furiosa, cruzando los brazos—. Serás recordado como el hombre que le partió la cara al más mimado de Texas.
No puedo evitar soltar una carcajada ante la imagen que me viene a la mente, y Emilie me acompaña, animada por su propia ocurrencia. La tensión que había llenado el ambiente se disipa un poco, reemplazada por la risa compartida.
—Si lo hicieras, creo que todos en la ciudad te aplaudirían — agrego, todavía riendo —. Aunque no sé si deberíamos meternos en más problemas con esa familia.
Pagaría millones por ver eso en primera fila.
Eliot sacude la cabeza, con una sonrisa cansada, pero parece más relajado ahora que hemos aligerado el ambiente. Es un pequeño momento de alivio, una pausa en medio del caos, que nos permite seguir adelante.
—No tengo que decirte que no debes decirle a Derek para quién vas a trabajar, ni le dirás que estoy aquí, y mucho menos que estoy embarazada, ¿cierto? — le digo a Eliot, con un tono serio. — Lo he pensado mejor y creo que la mejor decisión es que nunca lo sepa. Su familia no es buena para mi bebé y querrán usarlo en el futuro para sumar más millones a sus cuentas bancarias. No quiero que mi hijo sea un objeto valioso del que quieran aprovecharse. Derek tendrá sus propios hijos con esa mujer, y no quiero que mi hijo sea parte de sus ambiciones.
Eliot niega nuevamente expresando su descontento, desde el principio ha querido que Derek lo sepa y me ha dejado claro que por más basura que sea, es su derecho.
—No estoy de acuerdo, cariño. Él merece saberlo, es su padre. — Eliot se sienta en la cama y se quita los zapatos, como lo hacíamos en las camas del otro por años. Su tono es de preocupación, pero también de ternura. — Creo que te estás apresurando.
—No, sé de lo que estoy hablando. Además, puedo justificar mi embarazo cuando salga a la luz. Puedo decir que me hice un tratamiento o cualquier otra cosa — respondo, tratando de mantener mi decisión firme.
Emilie interviene, con una sonrisa traviesa en el rostro. — O puedes decir que es hijo de ese dios griego que se cayó del Olimpo.
—¿Dios griego? — Eliot enarca una ceja, claramente celoso. — ¿De qué demonios estás hablando Emilie?
—Klaus Bulgari es griego, de Santorini específicamente — aclara Emilie con entusiasmo. — Y ahí es donde estará nuestra Samy este fin de semana. Paseará con Klaus por las playas paradisiacas y conocerá esa hermosa isla de paredes blancas y techos azules. ¿No te parece maravillosa la idea de que por fin salga de estas paredes para conocer a Klaus?
Eliot frunce el ceño, visiblemente preocupado. — La verdad no me parece una buena idea. No lo conocemos bien. ¿Qué tal si es un aprovechado y se pasa de listo con ella, y no estamos cerca para ayudarla?
—Entiendo tu preocupación — digo, intentando calmar a Eliot—. Pero creo que esta oportunidad puede ser buena para mí. He pasado mucho tiempo encerrada en esta casa, y conocer a Klaus y a su familia podría ser una forma de empezar a sanar. Además, Emilie está en lo cierto. Puede que Klaus sea un buen hombre, y si no lo fuera, aprenderé a manejar la situación.
—Mira, lo único que quiero es que estés segura — dice Eliot con un suspiro. — Si decides ir, asegúrate de estar atenta. No quiero que te pongas en una situación en la que no puedas defenderte.
—Lo sé — le aseguro, sintiendo el peso de su preocupación—. Haré lo posible por estar preparada para cualquier cosa. Solo quiero ver qué pasa y disfrutar un poco, sin tener que preocuparme todo el tiempo.
Emilie asiente con una sonrisa de apoyo. — Exactamente, Sam. No estás sola en esto. Además, si las cosas no salen bien, siempre puedes contar con nosotros para lo que necesites.
El ambiente se relaja un poco con las palabras de Emilie, y me siento un poco más aliviada. Aunque sé que enfrentamos desafíos, también reconozco que tengo un equipo que me apoya y comprende mis decisiones. Es un paso grande, pero tal vez sea el inicio de algo bueno para mí y para mi hijo.
Les dejo el capitulo de hoy... besitos.