Cristian de la Fuente y Mía Ferrer se conocieron desde niños gracias a la relación cercana de sus familias. Mía es la ahijada de Victoria, la madre de Cristian, lo que los hacía pasar mucho tiempo juntos. Desde el primer día, Cristian se convirtió en el niño más popular de la clase: atlético, carismático y siempre rodeado de amigos. Mía, en cambio, era una niña tímida y reservada, con una gran pasión por la lectura y el arte, pero con sobrepeso, lo que la convirtió en el blanco fácil de las burlas de los demás niños, incluido Cristian.A pesar de su conexión familiar, Cristian se unió a los demás en hacer comentarios hirientes y bromas pesadas sobre el peso de Mía, sin darse cuenta del profundo impacto que sus palabras tenían en ella. Mía siempre se sintió dolida, especialmente porque esos comentarios venían de Cristian, a quien admiraba secretamente.
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Capítulo 14: Enfrentando la Adversidad
El sol brillaba intensamente sobre la ciudad mientras Mía y Cristian caminaban de la mano por la avenida principal. Era un sábado por la mañana, y habían decidido pasar el día juntos, disfrutando del mercado local y las actividades al aire libre. Sin embargo, no podían prever que este día soleado traería consigo una tormenta emocional.Llegaron al mercado y se sumergieron en la atmósfera vibrante, llenos de risas y conversaciones animadas. Mientras exploraban los puestos de artesanías y comida, notaron algunas miradas incómodas de ciertos conocidos, pero trataron de no prestarles atención. A pesar de las miradas, se enfocaron en disfrutar el momento juntos.Después de un rato, se detuvieron en un puesto de café para tomar algo y descansar. Fue en ese momento cuando se encontraron con Clara y Andrés, dos antiguos compañeros de la universidad que habían tenido sus roces con Cristian en el pasado. Clara, con su cabello rubio perfectamente peinado, los miró con una mezcla de sorpresa y desaprobación.“Cristian, Mía, cuánto tiempo sin verlos”, dijo Clara con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.“Hola, Clara. Hola, Andrés”, respondió Cristian, sintiendo una tensión inmediata.“Qué sorpresa verlos juntos”, dijo Andrés, su tono cargado de insinuaciones.Mía sintió un nudo en el estómago, pero decidió mantenerse firme. “Sí, estamos juntos. ¿Cómo han estado ustedes?”“Bien, muy bien”, respondió Clara, aunque su tono sugería lo contrario. “¿Y ustedes? ¿Siguen… juntos?”“Sí, estamos muy bien”, respondió Cristian, apretando suavemente la mano de Mía para tranquilizarla.Andrés rió suavemente. “Bueno, espero que les vaya bien. Aunque, siendo honestos, no sé cuánto tiempo pueda durar esto. Digo, considerando las diferencias obvias…”Mía sintió la punzada de las palabras de Andrés, pero antes de que pudiera responder, Clara intervino. “Oh, vamos, Andrés. No seamos tan directos. Seguro que se aman mucho, ¿verdad?”“Así es”, dijo Cristian, su voz firme. “Nos amamos y eso es lo que importa.”Clara y Andrés intercambiaron una mirada y luego se despidieron rápidamente, dejándolos con un sentimiento amargo. Mía y Cristian continuaron su paseo, pero la interacción con sus antiguos compañeros había dejado una sombra sobre su día.Más tarde, mientras estaban sentados en un banco disfrutando de un helado, Mía decidió hablar sobre lo que había ocurrido. “Cristian, ¿por qué crees que Clara y Andrés nos tratan así? No entiendo qué les molesta tanto.”Cristian suspiró, mirando a Mía con ternura. “Creo que no pueden aceptar que hemos encontrado la felicidad juntos. Siempre hubo algo de competencia y celos en la universidad, y parece que eso no ha cambiado. Pero no podemos dejar que sus actitudes nos afecten.”“Lo sé, pero me duele que la gente no pueda simplemente dejarnos ser felices”, dijo Mía, con tristeza en su voz.Cristian tomó su mano y la miró a los ojos. “Mía, lo más importante es lo que sentimos el uno por el otro. Siempre habrá personas que no quieran vernos felices, pero mientras estemos juntos, podemos superar cualquier cosa.”Mía asintió, sintiendo el amor y la seguridad en las palabras de Cristian. Decidieron seguir disfrutando del día y no permitir que la negatividad de otros arruinara su momento.Esa noche, Mía y Cristian asistieron a una fiesta organizada por un amigo en común. La casa estaba llena de gente, y el ambiente era alegre y festivo. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que se encontraran con otra figura del pasado: Laura, quien recientemente había prometido mantenerse al margen de su relación.Laura se acercó a ellos con una copa de vino en la mano y una sonrisa aparentemente amistosa. “¡Mía, Cristian! Qué bueno verlos aquí.”“Hola, Laura”, dijo Cristian con cautela.“Hola”, respondió Mía, sintiendo una ligera incomodidad.Laura tomó un sorbo de su vino y miró a Mía con una expresión que era difícil de leer. “Mía, he estado pensando en lo que hablamos la última vez. Y quiero que sepas que realmente deseo lo mejor para ustedes. Pero… no puedo evitar preguntarme si realmente estás feliz con Cristian.”Mía se tensó. “¿A qué te refieres, Laura?”“Bueno, solo que… a veces, desde afuera, las cosas pueden parecer perfectas, pero por dentro pueden estar desmoronándose”, dijo Laura, su tono más incisivo de lo necesario.Cristian dio un paso adelante, colocando su brazo protectivamente alrededor de Mía. “Laura, ya hablamos de esto. Mía y yo estamos felices juntos, y apreciamos tu preocupación, pero no es necesaria.”Laura levantó las manos en señal de rendición. “Está bien, está bien. Solo quería asegurarme de que todo está bien. Después de todo, los amigos se preocupan unos por otros.”La tensión en el aire era palpable, pero Mía decidió no dejar que Laura los afectara más. “Gracias, Laura, pero estamos bien. Te agradezco tu preocupación, pero no es necesaria.”Laura asintió lentamente, como si evaluara sus palabras. “De acuerdo. Entonces, disfruten de la fiesta.”Con eso, Laura se alejó, dejándolos con una mezcla de alivio y frustración. Cristian miró a Mía y sonrió. “¿Estás bien?”“Sí, estoy bien. No puedo creer que siga intentando meterse entre nosotros”, respondió Mía, sintiéndose más fuerte con Cristian a su lado.Pasaron el resto de la noche disfrutando de la fiesta, aunque no podían evitar notar algunas miradas y murmullos a su alrededor. Había quienes no querían verlos juntos, pero también muchos amigos que los apoyaban y se alegraban por su felicidad.Al final de la noche, mientras caminaban de regreso a casa bajo las estrellas, Cristian tomó la mano de Mía y la llevó cerca de su pecho. “Mía, hemos enfrentado muchos desafíos y todavía nos esperan más. Pero mientras estemos juntos, podemos superar cualquier cosa.”Mía lo miró, sus ojos brillando con determinación. “Tienes razón, Cristian. Nuestro amor es más fuerte que cualquier obstáculo. No importa lo que otros piensen o digan, siempre y cuando tengamos el uno al otro.”Cristian la besó suavemente, sellando su promesa mutua de enfrentar cualquier adversidad juntos. Mientras caminaban hacia su futuro, sabían que siempre habría personas que intentarían separarlos, pero también sabían que su amor era lo suficientemente fuerte como para resistir cualquier tormenta. Y con esa certeza, estaban listos para enfrentar el mundo, unidos y más fuertes que nunca.