Nuestro genio Máximo Santibáñez, se enfrentará al reto más difícil de su vida. Él deberá luchar con toda su inteligencia, para vencer todos los obstáculos y convertirse en el héroe de su pequeño hijo. Máximo Jr. un niño genio que supera por mucho la inteligencia de su padre.
¿Podrá Máximo Santibáñez estar a la altura de las circunstancias?
¿Logrará ganarse el corazón de su pequeño hijo?
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CAPÍTULO 15
—Ja, ja, ja. Tengo que cuidarla porque es mi Reina. Además, tú tienes una novia odiosa y prepotente. Jamás dejaría que expongas a mi madre a las ofensas de esa mujer. Mi madre jamás ha tenido una pareja y no quiero que la lastimen.
Máximo se quedó paralizado. Él analizó cada frase y tuvo una lluvia de sensaciones, primero se sintió orgulloso, después desconcertado y al final estuvo muy avergonzado. Entonces debía aclarar sus dudas.
Máximo atrajo al pequeño hacia él y lo sentó en una silla a su lado. Después volteó a mirarlo al rostro, frunció el ceño y comenzó a hablarle.
—A ver, a ver muñeco. Primero, está bien que cuides de tu madre. Segundo, tú escuchaste cuando le dije a mi madre, que no quiero nada con Paulina. Así que ella no es mi novia. Y tercero, si tu madre jamás ha tenido una pareja, ¿tú de dónde saliste? ¿Eres adoptado? Ah no. Ya sé, saliste de una cajita feliz de Mc Donald's.
Terminó de decirle Máximo, mientras soltaba una pequeña risa.
Máximo Jr. se sintió nervioso, cuando dio cuenta de que había hablado de más y soltó un suspiro de frustración.
—No, yo me refiero a que después de mi padre, mi madre no ha vuelto a tener pareja. Hemos sido solo ella y yo. Y en cuanto a tu novia. Tú terminaste, fue con tu madre, no con ella. Así que mientras tanto, ni sueñes con mi madre.
—¡Ah! Pero este soldadito, si es atrevido. ¿Vas a darme órdenes, hasta en mis sueños? Te voy a decir algo. Sí, llego a soñar con tu mamá, allá no te vayas a aparecer. Y en cuanto a lo otro, yo nunca he sido novio de Paulina. Solo te mentí, porque no te conocía y no quería darte más explicaciones.
—Ah, ¿le mientes a los desconocidos, para no dar detalles? Interesante punto. —le dijo Máximo Jr. golpeando levemente sus labios con su dedo índice.
—Mira mocoso, mentir no está bien. Te mentí, pero era algo que no tenía importancia para ti. Ahora cuéntame algo ¿Tu madre está enamorada del doctor?
Máximo Jr. primero observó para los lados y le susurró.
—No me des explicaciones ilógicas. Y en cuanto a mi padrino. Mi madre solo lo ve, como un amigo. Él quiere casarse con ella, por qué si ella se va, yo legalmente pueda quedarme con él. Pero yo no quiero que eso pase, yo no quiero que ella me deje solo.
Máximo se acercó al pequeño y lo abrazó.
—Eso jamás pasará. No ahora, que soy tu padre. Máximo Jr. Si algo pasa. ¿Te gustaría quedarte conmigo?
—No quiero que nada pase, pero si Dios se lleva a mi mami. Quiero quedarme contigo. Prometo trabajar muy duro y portarme bien. No me dejes solo.
Máximo abrazó al pequeño, últimamente este gesto se estaba volviendo necesario para él. Cada vez que estrechaba a ese pequeño soldado sentía como si recargara sus energías. Entonces lo soltó y lo tomó por la barbilla.
—Jamás he dejado un soldado atrás. Además, no te preocupes, tu madre saldrá de este hospital como nueva y tendrá que prepararse para su desafío con la Reina de la lasaña.
—No, la Reina del pasticho. La palabra lasaña, la relaciono con lagaña y me da asco. Entonces mi mami me comentó que en algunos países lo llaman pasticho y ese nombre me gustó mucho más.
—Ah, ok, tiene lógica. Entonces lo llamaré pasticho también. Pequeño ahora vamos con tu madre, ya deben haberla ubicado en su habitación.
—Si gracias por todo Coronel, este lugar se ve que es muy costoso. Te juro que te devolveré cada centavo.
—Si lo sé, me lo devolverás, siendo un niño estudioso y con un excelente comportamiento.
—Si mi coronel. Puede darlo por hecho. —le respondió el pequeño, parándose firme junto a él.
Entonces Máximo lo abrazó y caminaron juntos hacia el interior del lugar.
Mientras tanto, en la habitación de Celina, Fausto le explicaba algunas cosas y le presentó a Celina el doctor Palett que es el responsable del tratamiento.
Pero el doctor sonrió y se acercó a ella para darle un beso en la mejilla.
—¿Cómo estás, Celina? Tiempo sin verte.
—Hola, Dominico, no pensé que me recordarás o mejor dicho no pensé que me reconocieras.
—¿Por qué? Sigues siendo muy hermosa.
Celina le sonrió avergonzada y se pasó las manos por su escaso cabello, ella sabía que ser mentiroso, para hacer sentir bien a los pacientes era una estrategia de algunos médicos.
Fausto, estaba desconcertado y algo incómodo, pero sabía que su amigo estaba felizmente casado y que solo estaba siendo amable, al mismo tiempo que lo estaba haciendo molestar a él.
Pero aun así, decidió interrumpir la alegre conversación.
—¿Quiere un café o un trago? —led preguntó Fausto con el ceño fruncido y los brazos cruzados.
Celina y Dominico se miraron a los ojos y soltaron una carcajada al mismo tiempo.
—Ja, ja, ja. Fausto si eres infantil. Conozco a Celina de la facultad de Alemania, estudie con ella en los primeros años y después me mudé con mi padre a Italia y ahí te conocí a ti.
—Qué conmovedora historia. Ahora, ¿puedes hablar como médico?
Celina no podía estar más feliz, estaba en las mejores manos. Cuando Fausto le habló la primera vez de la eminencia médica y mencionó su nombre, ella se sintió emocionada de saber que este joven soñador que hablaba de crear la cura contra el cáncer, estaba alcanzando su sueño.
—Esta bien. Señora Celina Johnson. Mañana comenzarás tu tratamiento es importante que tengas en cuenta que este tratamiento está en fase experimental, ha sido probado en personas con cáncer de tu tipo, pero menos agresivo. No te voy a mentir es un proceso largo y doloroso, pero la tasa de éxito del tratamiento es muy alta.
Celina se sintió emocionada, pero también se sintió asustada y le preguntó al doctor.
—¿Cuánto tiempo? —le preguntó Celina entendiendo que tendrá que estar alejada de su pequeño y que no se imagina como lo tomara, su hijo.
—No puedo decirlo con exactitud, pero imagínese por lo menos dos años.
Celina sintió un vacío en su corazón, ella jamás se había separado de su pequeño, ni siquiera un día.
Fausto observó detenidamente el rostro de su amada y decidió tranquilizarla.
—¿Puede darnos un segundo colega? —le dijo Fausto a su amigo. El doctor asintió y caminó hacia la entrada.
—Estaré en mi consultorio. Señora Celina es usted muy hermosa y valiente.
—¡¡Lárgate!! —le dijo Fausto y los tres comenzaron a reír.
Fausto sabía que su amigo, lo había hecho para molestarlo.
Apenas Dominico cerró la puerta, Fausto se acercó a Celina y la abrazó.
—Sé lo que estás pensando. ¿Es por eso que decidiste buscar a su padre?.