Una historia, en el que el amor se pone en juego de distintas maneras; desde la forma en que se puede encontrar de acuerdo a la actualidad en la que vivimos; poniendo un ejemplo de todo lo que puede pasar en una relación, cuando la sinceridad y la confianza son la base de la misma y como el pasado puede volver a nosotros, pero es decisión de cada uno si lo acepta además de las condiciones en que lo hacemos.
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NO LO PERMITIRE
Pocas cosas en esta vida, pasan como se planean, los preparativos de la boda iban viento en popa, pero como se ha dicho antes, la obsesión de los seres humanos es demasiado drástica cuando se tratan de asuntos del corazón, de alguna manera, Mónica y Julián se enteraron, de las nupcias de Carlos y Liz, así que decidieron tratar de acercarse a ellos, para tratar de impedir la boda.
El primero en actuar fue Julián, quien fue a la casa de Liz tratando de convencerla de cualquier forma.
Julián:
Liz dime que no es cierto, no puedes hacerme esto
Liz:
¿De qué hablas? ¿No te estoy haciendo nada?
Julián:
Si lo haces, como es posible que ni siquiera sepas el daño que me haces
Liz:
¿De qué hablas?, no te estoy haciendo ningún daño, y obviamente no sé a qué te refieres, solo llegas y me empiezas a reclamar
Julián:
¡TE VAS A CASAR! No es posible, no es justo que te cases con un hombre que no soy yo
Liz:
No sé cómo te enteraste, pero si me caso o no, únicamente me concierne a mí y a mi prometido, no tengo por qué decirte nada, te lo deje claro, solo somos amigos, tú sabías que yo tengo novio, además te lo deje claro desde un principio, que entre tú yo, nunca se iba a dar nada
Julián:
Pero, te he dicho que nunca terminamos, solo pusimos una pausa, no me puedes hacer esto, si te casas me dejarás solo completamente, ¡NO LO PERMITIRÉ!
Liz:
¿Quién te crees que eres?, yo puedo casarme con quien yo quiera, amo a Carlos, él me ama a mí y nos vamos a casar
Julián:
Pero yo te amo, no puedes casarte, cásate conmigo, él puede esperar a que yo muera, no es mucho tiempo el que te pido un par de años a lo mucho
Liz:
No me convencerás, y menos tratar de chantajearme de esa manera, yo sé que con tu tratamiento tienes una calidad de vida, y ese par de años que me pides solo es una vaga excusa, e investigado, y puedes vivir más de 10 años siguiendo el procedimiento que te indican los médicos
Julián:
No es justo, no importa el tiempo que me tarde en partir, él está sano y puede conseguir a otra, mi única oportunidad eres tú, cásate conmigo si no lo haces por amor, al menos por humanidad
Liz:
No insistas, me estás pidiendo que renuncie a mi felicidad solo para darte lo que tú deseas, eres un egoísta; mejor vete y si te atreves a decir lo mismo o tan siquiera insinuar, no solo perderás la poca estima que te tengo y mi amistad, sino que pondré una orden de alejamiento contra ti; y tienes por esta ocasión no se lo contaré a Carlos de inmediato y no por tu seguridad sino porque lo conozco y no quiero que haga algo en un momento de ira del cual ni yo lo pueda tranquilizar
Julián
se marcha con lágrimas en los ojos, con una mezcla de enojo y tristeza, ya que su plan para convencer a Liz que se case con el fracaso, estrepitosamente, dando como resultado no solo que lo rechazara, sino que corría el riesgo de que lo alejarán de manera permanente si no vuelve a mencionar siquiera algo similar y más aún, con el temor de que le ha faltado el respeto a un hombre que no se tentará el corazón para defender a la mujer que ama.
Casualmente,
en el momento que esta discusión ocurría, otra muy similar estaba ocurriendo, del otro lado de la ciudad, la objeción de Mónica no conocía límites, sin parar su persecución hacia Carlos, decide detenerlo y confrontarlo, esta vez no para pedirle, sino para exigirle que regrese con ella.
Mónica:
Carlos, sé que te vas a casar, no lo agás, cásate conmigo, rompe tu compromiso y hazme tu esposa, es mejor de esa forma
Carlos:
Jamás lo, are amo a Liz y ella a mí, tú solo quieres ser mi esposa por lo que te pueda ofrecer, no tienes derecho a exigirme algo así, me voy a casar con la mujer con la que encontré el verdadero amor, no me importa a quien le interese o si alguien se opone, mi boda se realizará si o si
Mónica:
¡NO LO PERMITIRÉ!, yo soy la única que tiene derecho a ser tu esposa y le des una vida tranquila, además ¿qué tiene tu prometida que yo no?
Carlos:
Jamás vuelvas a intentar ordenarme algo en tu vida y menos una tan ridícula, como esa; te di no una sino varias oportunidades y todas las desperdiciaste, ya que lo que yo ganaba se te hacía poca cosa para ti, siempre te dejaste deslumbrar por el brillo del dinero y ahora como todos los que creíste que te iban a dar una vida tranquila solo jugaron contigo y te abandonaron, quieres destruir mi vida y mi felicidad exigiendo que rompa mi compromiso y me case contigo, no seas ridícula, no vuelvas a contactarme evítame no solo el ignorarte, sino poner en ridículo a una mujer
Al escuchar esto, Mónica se enfurece y trata de darle una cachetada a Carlos, el cual le sujeta las manos y se las baja sin mayor esfuerzo, lo que hace que Mónica salga corriendo, mientras llora de tristeza y coraje, ya que las palabras hirieron profundamente su orgullo femenino, mientras Carlos solo sé retira sin ninguna emoción en su rostro más que la tranquilidad, de haberle puesto un alto aquella que tanto sufrimiento le causo.