HISTORIA PRECUELA DE LA COLECCIÓN HURMAYA (Primera historia corta):
Krasa, hija del conde de Sharaf del reino de Urtesi, ha terminado su compromiso con el príncipe Carpio de Susumira, ante el "irresponsable" comportamiento es enviada por su padre a una escuela de señoritas al reino de Fontana; sin embargo, por un error de la correspondencia termina en la escuela equivocada y se reencontrará con el príncipe Georgeus, que alguna vez le salvó la vida. ¿Descubrirá con él lo que es el verdadero amor?
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14. Noche de problemas
Georgeus abrazó por largo tiempo a Krasa, hasta que ella se pudo calmar y contar lo sucedido. La jovencita estaba avergonzada en aquel gran salón, los reyes la miraban con detenimiento, pero Georgeus no soltaba su mano.
- "Linda, toma, escríbele una carta a tu padre, dile que te encuentras en Fontana y que venga a buscarte; creo que lo mejor es abordarlo acá; la mandaremos con un mensajero mañana temprano, momento en que el príncipe Carpio vaya a hablar con él, a menos que Su Alteza tenga algún problema con ello", manifestó la reina de Fontana.
- "No lo hay, Su Majestad. De cierta manera contribuí a este problema y debo ayudar a solucionarlo", expresó con solemnidad el príncipe Carpio.
- "Siento mucho lo que está pasando por mi culpa", dijo Krasa con mirada triste.
- "Hay muchos responsables por esto, no te culpes tú", dijo la reina, poniéndose de pie para recibir a sus invitados.
Karoly y su padre hicieron la reverencia correspondiente, luego la jovencita de ojos avellanas fue corriendo a abrazar a su amiga, casi atropellando al príncipe Carpio, quien la quedó mirando reconociendo que se trataba de la chica que lo apuntó con una flecha, el príncipe de Susumira volteó los ojos, esa niña realmente le caía bastante espesa.
- "Llamé a un amigo mío, entiendo que la hija del duque y director de la escuela de lengua es muy amiga de usted Lady Krasa. Por favor, termine de escribir la carta para su padre, luego podrá ir al ducado de Husag, donde amablemente el duque la ha aceptado albergar hasta que podamos ver como ayudarla con su padre", expresó el rey.
- "Te cuidaremos bien, lo prometo", dijo Karoly abrazando a su amiga.
Mientras que Georgeus se ponía de pie, parecía bastante preocupado, solo que no quería alarmar a Krasa.
Minutos más tarde, después que Krasa entregaba la carta a la reina, partía con Karoly al ducado de Husag, los enamorados se despidieron con un fuerte abrazo y un tierno beso. Georgeus regresó al salón real, Carpio agradeció el hospedaje, y fue llevado por el mayordomo a su habitación.
- "No va a ser fácil, ¿verdad?", preguntó Georgeus preocupado a su padre.
- "Urtesi es un reino que le da mucho poder a los padres, ellos deciden el destino de sus hijos, si él no quiere casar a su hija, puede obligarla a ingresar al monasterio, (dándole una serie de documentos) cuando me dijiste la identidad de la mujer con quien querías casarte, hice averiguaciones sobre su familia, revísalos, tal vez encuentres algo que te ayude, cuando seas rey tendrás que tomar decisiones difíciles, proteger tu reino y tu familia te llevará a opciones duras, ser un monarca va más allá de estudios y entrenamientos, no puedes ser noble siempre hijo, la vida te enseñará siempre lo único que es seguro: todo puede cambiar de un momento a otro", dijo el rey poniendo su mano en el hombro de su hijo y alejándose del lugar en compañía de la reina.
Georgeus empezó a revisar todos los documentos, su padre parecía tranquilo, mientras que él estaba muy angustiado, habían maltratado a la mujer que amaba y estaban buscando alejarla de él para siempre, necesitaba encontrar la manera de evitarlo.
Desde el día anterior, hubo un caos en el condado de Sharaf, no había rastros de Krasa y la búsqueda en los lugares cercanos había resultado inútiles, el conde había preparado todo para ir a Fontana, tal vez en la escuela de señoritas encontraría respuestas, pensó.
Cuando de repente el mayordomo anunció la llegada del príncipe Carpio de Susumira, el conde se puso más nervioso, realmente no lo esperaba; se dieron los saludos protocolares.
- "Disculpe, Su Alteza, mi hija recién partiría a Susumira en cuatro días", dijo el conde de Sharaf.
- "Lamento, decir esto, pero hubo una equivocación y este pergamino no pudo llegar a tiempo, así que vine personalmente; es mi cancelación al compromiso", expresó Carpio.
- "Su Alteza, creí..., lo que hizo mi hija fue algo por su juventud, pero le aseguro que ahora ya no...", manifestó nervioso el conde.
- "Su hija hizo lo correcto, yo cometí una terrible falta, frente a un ser maravilloso como lo es Lady Krasa, estoy seguro de que pronto alguien adecuado para ella aparecerá, y podrá darle todo lo que se merece y no fui capaz de apreciar, dígale a su hija que siempre podrá contar conmigo como un aliado", dijo Carpio haciendo una reverencia real.
Esa reverencia solo se hacía para miembros directos de la familia real, y realmente Carpio no se la estaba haciendo al conde, sino a Lady Krasa, eso lo entendió muy bien el padre de ella, lo que no entendía era porqué el príncipe heredero de Susumira haría algo así.
Cuando Carpio se retiró, el conde fue a su Despacho y tiró todo lo que había en su escritorio, minutos después su hijo mayor ingresó.
- "Vete de acá, quiero estar solo. Todo se arruinó", dijo molesto el conde.
- "Es una carta de mi hermana, Krasa", expresó el hermano de Krasa entregándole la carta.
El conde de Sharaf abrió la carta, fue a buscar algo que sirviera para desbloquear las letras ocultas y pudo leer las pocas líneas que había escrito su hija ahí.
- "Sí cree que puede hacer lo que quiere no tiene idea, no voy a pasar una vergüenza más, se va directo al monasterio", dijo rabioso el conde.
- "Deberías pensar mejor las cosas, aún podríamos encontrarle un adecuado pretendiente, estás siendo muy duro con mi hermana", suplicó el hermano de Krasa.
- "Estamos en graves problemas, así que no tengo muchas opciones, ella sola escogió su destino", manifestó el conde.
Los ruegos de su esposa no fueron escuchados, los alegatos de su hermano mayor tampoco, era como si una poderosa idea se hubiese apoderado de él sin lugar a dudas y cambios de opinión. Subió a su caballo, y con una pequeña comitiva emprendió el viaje a Fontana, dejando indicaciones a su asistente, de coordinar el ingreso al monasterio de Krasa, a penas ella pise suelo de Urtesi.