En una novela de romance y fantasía, Anastasia Alborán fue la hermana de la villana, una simple extra que pagó con la muerte los crímenes que su hermana cometió, mientras que la villana jamás fue castigada por sus pecados cometidos.
Pero ahora un alma proveniente de otro mundo ha reencarnado en Anastasia y ella está dispuesta a evitar ser víctima de la villana. Sin esperarlo, Anastasia termina siendo la pareja destinada del emperador de las bestias, Luciano Baroni, un poderoso lycan, el cual la busca después de haber pasado una noche con ella.
¿Anastasia aceptará su destino como la pareja de Luciano? ¿Será esta la forma en la que pueda evitar su trágico final?
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Después de la batalla
Tras derribar a los últimos atacantes, todos allí estaban mirando la situación y dos de ellos estaban aun sin saber lo que estaba pasando, ya que según se sabe, los lobos no salen de su territorio a semejante cosa.
Talia quien sabe lo que estaba pasando, dice
—Cuando llegué a esta mansión tuve una visión de lo que acaba de pasar, estos hombres que llegaron aquí, estaban aquí por ti Anastasia — dice la mujer y la joven abre los ojos como platos.
Talia vuelve a decir.
—Parece que alguien los mandó a eliminarte, me temo que pronto lleguen más hombres lobos como estos— dice la mujer y Mariano no sabía qué decir, menos Anastasia, razón que hace que Talia hable nuevamente.
— Como ya sabemos estos bastardos son habitantes del imperio de Galaxia, alguien debió mandarlos, no te puedes quedar aquí, de hacerlo, los que te rodean que son solo humanos comunes, terminarán mal— Dice Talia.
—¿Qué haré entonces? No quiero que nadie muera por mi culpa— dice la joven preocupada.
—Hija, creo que lo mejor será irte de este imperio por un tiempo, debemos garantizar que algo como esto no vuelva a suceder, los tres somos fuertes, Pero estos lobos pueden dañar a los guardias — dice el duque y Talia le da la razón.
—Hagamos eso, tengo una cabaña en el imperio de Galeón, allí podemos estar tranquilas, hasta que la situación esté como debe de estar, aún no sabemos quién está detrás de esto, y no sabemos sus razones para hacerlo, no podemos poner en riesgo a estos guardias inocentes, los lobos suelen ser muy despiadados cuando van a atacar— dice Talia preocupada, ya que si nuevamente atacan la mansión, más personas pueden morir.
—Bueno, me iré, pero ahora veamos que pasó fuera de la mansión, ya mañana hablamos del viaje— dice Anastasia y todos salen de la mansión.
Cuando están fuera, ven no muy lejos a algunos guardias en mal estado, otros estaban muertos.
La situación era lamentable, y entre todos deciden ayudar a esos guardias.
Al ser Talia una mujer poderosa, y más capacitada en algo así, ella les decía a Anastasia y a Mariano que hacer para ayudar.
Se pasaron casi toda la noche ayudando a esos heridos y terminaron muy cansados.
Al finalizar, todos se fueron a sus habitaciones, o más bien, solo las dos damas, ya que durante todo el tiempo que Mariano estuvo fuera de la mansión ayudando a las personas heridas, pensó en algo realmente macabro, y eso era, vengar a su hija, sin que nadie lo acuse de nada.
Lo único que se le ocurrió, fue aprovechar el disturbio de hace poco, para que al investigar, se tenga como culpable a los hombres lobos que se metieron en su mansión a atacar.
Por esa razón, él sin que su hija se diera cuenta, entró primero a la habitación de Rosina y la sacó de la habitación amordazada.
Él la llevó al bosque y cuando la tuvo allí, le hirió en puntos estratégicos, para que sufra más. Cuando se cansó de herir su cuerpo, simplemente la mató y la tiró al azar, en un lugar del terreno del ducado.
Lo mismo hizo con la hija de esa mujer, quien a diferencia de su madre, ella al principio se defendió, pero de nada valió, ya que terminó recibiendo el mismo daño que aquella mujer.
Al final también terminó muerta en manos del duque Mariano Alborán, y fue colocada al lado de su madre.
Después de terminar su obra maestra y de vengar a su hija adecuadamente, Mariano se regresa a la habitación, y allí se baña para limpiar la sangre de ese par, y luego se cambia de ropa, al finalizar, elimina las evidencias de su delito.
Para ese tiempo, ya el día estaba por dar inicio, en donde se tendría que dar anunció al emperador sobre lo sucedido.
Anastasia temprano, se reúne con su padre y Talia en el comedor, con la intención de desayunar, pero en medio del desayuno, llegó uno de los guardias que se habían recuperado, este llegó corriendo.
—Señor, encontramos algo lamentable en los terrenos del ducado, tiene que ver esto— dice aquel hombre con dificultad, ya que no solo estaba recuperándose de la batalla de anoche, sino que llegó corriendo.
Todos al escuchar eso, dejaron de desayunar y se fueron siguiendo al guardia que entró a dar el aviso.
Este lo llevó a un lugar, en dónde nada más llegar, vieron una escena terrorífica.
Resulta, qué tirada y en mal estado, estaban Rosina y su hija.
Estas estaban llenas de heridas y sus caras estaban hincadas como una piñata.
El duque al ver aquello, finge sorpresa.
—Por las barbas de mi abuelo que en paz descanse, ¿qué pasó aquí?—preguntó el hombre con semblante triste, pero en su interior estaba feliz.
—Duque, todo indica que ellas murieron cuando se ejecutó el ataque— responde aquel guardia, allí estaban otros más reunidos. Los espías mandados por Luciano, fueron de los que más sufrieron durante la batalla, y al nadie saber que ellos son lobos porque han ocultado su olor, no pueden recuperarse más rápido, o sería sospechoso.
—Bueno que lamentable situación, que alguien dé aviso al emperador sobre el asunto, y que los cuerpos de la duquesa y su hija, sean acondicionados por un sacerdote, para fines de darle sepultura— ordena Marino.
Anastasia solo mira toda la situación, y por más que trata de encontrar la lógica aquí, nada la cuadra, pues esos lobos no entraron a la mansión y esas dos, es poco probable que salgan de la habitación en la noche.
Ella hasta podría jurar que alguien más mató a ese par, ya que si fueran los hombres lobos quienes lo hicieron, ellas tendrían como máximo tres cortes, pero no, en lugar de tres, estaban llenas de heridas.
Talia piensa igual, pero prefiere mantenerse en silencio.
Pasadas unas horas, el emperador manda a investigar el asunto con sus hombres de confianza, y le da el pésame a la familia ducal Alborán.
Debido a que la duquesa era una noble, se dio anuncio al imperio sobre el asunto, lo que causó gran revuelo por todo el lugar.
Maura, quien aún no se había recuperado del todo de las picaduras de abejas, asistió al funeral usando un velo. El padre de Mariano también asistió.
El funeral no tardó mucho tiempo, y un sacerdote fue quien le dio el último adiós a la mujer y a su hija.
El duque Mariano, todo el tiempo se mostró triste, claro, solo por fuera, pues en su interior, estaba feliz, ya que había vengado a su hija, solo lamenta no saber antes lo que estaba pasando.
Cuando el funeral terminó, todo el mundo se fue de allí, y la duquesa y su hija fueron enterradas en el cementerio de la familia Alborán, puesto que ellas eran parte de la familia y de no hacerlo, sería algo que le de problemas a Mariano.
El padre de Mariano y Maura, no quisieron quedarse allí, pues en su interior tenían miedo, de que nuevamente pase el acontecimiento que llevó a la duquesa y a su hija a morir.
Estos prefirieron irse a una posada, antes que quedarse en el lugar.