La Intrusa

Capitulo 14

Valeria estaba trabajando para dejar todos sus pendientes al día, mientras volvía de su viaje. Miraba con mucha ilusión su anillo de compromiso, sabía que esta vez estaría con el hombre que esperó toda su vida.

—¿Podemos pasar?.—preguntó Ingrid

—Por supuesto, me alegra que me visites.—respondió Valeria

—Vine por ti para llevarte a comprar tu nuevo guardarropa, también el vestido de novia.—dijo Ingrid

—No es necesario.—respondió Valeria

—Por favor, no me rechaces. Déjame regalártelo, vas a comenzar una nueva vida y debemos dejar todo atrás.—suplicaba Ingrid

—Eres un ángel, está bien vayamos. ¿Tu padre va acompañarnos?.—pregunto Valeria

—No, está en una reunión de trabajo. No quiso ir a México así que convenció a todos para reunirse a las siete de la mañana de nuestro país por videoconferencia, no quiere ir sin ti a ningún lado.—respondió Ingrid con una sonrisa pícara, Valeria se sonrojó.

Salieron de la oficina, también secuestraron a Ashanti. Entre todas le daban consejos de cómo lucir más hermosa de lo normal.

—El verde es el color favorito de papá, le va a encantar como luces en ese vestido.—decía Ingrid

—Hemos elegido demasiadas cosas.—dijo Valeria

—No son tantas, faltan aún más.—respondió Ingrid mientras pagaba la cuenta

—Tu futura hija, sí que tiene blanca.—dijo Ashanti

—Si, pero la veo feliz haciendo todo esto por mi. No puedo rechazarla.—respondió Valeria

Entraron a la tienda de novias, ahí recordó sus sueños de niña. Pero al elegir un vestido, y probárselo, recordó cuando la dejaron esperando en el altar. Al mirarse al espejo, todos sus miedos se hicieron presentes.

—Tranquila Valeria, mi papá me contó lo que pasaste. Créeme el no te dejaría esperando jamás por el, primero muerto que no llegar al altar para convertirte en su esposa.—le decía Ingrid mientras la abrazaba

Eligieron el vestido más bonito de la tienda, pronto viajarían a Italia para celebrar el matrimonio. Después de su atareado día lleno de compras, era imposible que entrara un paquete más en el coche de Valeria. Regresaron al Departamento.

—Hola mis amores, ¿Se divirtieron?.—preguntó Federico

—Si papá, compramos montones de ropa. Y el vestido de novia, considérate afortunado va ser la novia más bonita que hayas visto. Subiré lo que compramos Clara y yo al departamento, en un momento bajo.—respondió Ingrid, quería darles privacidad

—Mi vida.—lo abrazó Valeria y le dio un beso

—Gracias cariño, por hacer esto por ella. Estaba muy ilusionada con hacer esto contigo, siempre he ido de compras con ella, pero le daba ilusión hacerlo contigo.—le agradecía Federico

—Entiendo, le hizo falta su madre para este tipo de experiencias, al igual que a mi. Bueno yo tuve una tía y ella te tuvo a ti.—respondió Valeria

—Mi hija Marbella, pudo haberlo hecho pero nunca quiso. Ya conocerás a mis otros hijos.—le decía Federico

—A lo que me contó Ingrid son muy especiales.—le decía Valeria

—Si, lo son. Pienso que siempre les faltó el cariño de su madre, yo no pude cubrir todas sus necesidades. Pero son buenas personas o por lo menos eso es lo que yo creo.—respondió Federico, ella podía notar cierta tristeza en sus palabras.

Valeria se acercó para llenarlo de besos, ya en el calor de sus brazos, no podían evitar amarse con locura y desenfreno. Ingrid ya no bajó a molestarlos, sabía que una pareja necesitaba intimidad.

Mientras tanto en México, Damián poco a poco aprendía el manejo de la empresa, comenzaba a hacerse público que él estaba aprendiendo para quedarse en el lugar de su padre.

—Me alegra saber que seguirá un Faberman al frente de la empresa.—decía uno de los socios

—Si, además su visión nos va a servir para llevar esta empresa a un futuro brillante.—respondió José Luis

En su oficina Marbella leía la revista donde habían publicado la entrevista que les hicieron tanto a su tío como a su hermano. Estaba furiosa.

—Damián Faberman. El futuro de telecomunicaciones Faberman, idiotas.—decía Marbella

—Tranquila amiga, tu hermano no tarda en volver a caer en sus vicios, lo vi el otro día con la tal Alondra Casares.—le decía Karina

—¿Quien es esa?—preguntó Marbella

—La misma tipa por la que mis padres se divorciaron, mira aquí está su foto.—respondió Karina, al verla fotografía Marbella la reconoció

—Es la misma harpía que intentó casarse con mi padre, pero no puedo creer que este idiota siga con ella. Por su culpa mi padre se fue lejos.—expresó Marbella

—Espera, por eso tu papá está fuera del país, entonces porque dicen en los medios ¿que tiene problemas de salud?.—preguntó Karina

—Imagínate mi padre y mi hermano en las revistas de chismes por esa tipa. Padre e hijo confrontados por la misma dama de compañía. Aunque pensándolo bien, eso acabaría con la imagen pública de Damián, ya lo estoy viendo, el futuro CEO de telecomunicaciones Faberman, y su vida escandalosa, con una mujer que podría ser su madre y que ha salido con casi todos los empresarios del país. Esto es la guerra.—le contaba sus planes a su mejor amiga

—Eres malvada, es tu hermano. Eso también perjudicaría a tu padre, en si a tu familia.—le decía Karina

—Aquí nos hundimos todos.—respondió Marbella, ella estaba frustrada, era capaz de todo. Después de esa plática contrató a un investigador para que siguiera a Damián y a su vez tener evidencias para acabar con su imagen.

La ambición por el poder puede llevar a las personas a cometer las peores atrocidades, incluso contra la propia familia.

Pero era verdad que Adela, o Alondra como se hacía llamar entre todos sus clientes. Había buscado a Damián, la obsesión desmedida que sentía él por esa mujer lo volvía vulnerable.

—¿Por qué no has terminado con Marco Bentancourt?.—preguntó Damián

—No tengo una relación con él, solo lo acompañé a una cena.—respondió Adela

—Estoy cansado de la vida que llevas, ¿por que con mi padre si pensabas en dejar esa forma de vida?.—la cuestionaba Damián

—Porque es el único que me respetaba y me trataba como alguien valiosa, pero tengo que sobrevivir, está es la única manera que conozco. A ti te falta mucho para llenar los zapatos de tu padre, y llegar hacer la mitad de lo que él es.—respondió Adela

—No vuelvas a decir algo así, mi padre es mi padre, tal vez nunca sea como él, pero sí puedo darte la vida a la que estás acostumbrada.—decía Damián mientras la besaba desenfrenadamente.

Esa mujer lo tenía en sus manos, pero su objetivo seguía siendo volver con Federico. Mientras se divertiría con su hijo.

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