Leonardo es un joven y atractivo CEO que no cree en el amor, ni en el matrimonio. Ama su libertad y su licenciosa vida y así es muy feliz, pero una cláusula dejada en el testamento por su padre antes de morir, lo obliga a casarse en el plazo de un año para obtener su herencia. Dispuesto a no perderla, a Leonardo se le ocurre una brillante idea. Le ordena a su secretaria publicar un anuncio buscando una hermosa mujer que finja ser su esposa por dos años. No ha sido nada fácil la elección, las que responden el anuncio no son de su agrado. Pero entonces un día se presenta en la empresa una bellísima y sensual mujer buscando empleo. Cuando Leonardo la vió no dudó ni por un instante en elegirla. ¡No busquen más! Ella será mi futura esposa. ¿Aceptará Anya casarse con este playboy? ¿Y si se casan, se convertirá este falso matrimonio en UN AMOR DE VERDAD?
NovelToon tiene autorización de Eleana para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAPÍTULO 14.
Hoy es viernes. Anya está en su escritorio jugueteando con un bolígrafo. Lo lleva a su boca, lo muerde. La invade la ansiedad. Entra un mensaje a su celular y entonces su corazón casi se paraliza. Es de la clínica. ¡El presupuesto!
¡No puede ser! 700 mil dólares. 500 mil es un adelanto al complejo clínico por estadía y 200 mil por exámenes inmediatos que se le practicarán al llegar. “También se debe hacer un depósito de 300 mil para reservar”. Total: ¡ ¡UN MILLÓN DE DÓLARES!!
Anya cae desplomada sobre su silla. UN MILLÓN DE DÓLARES. Desesperada corre al baño y se encierra allí para poder dar rienda suelta al llanto.
¿Cómo hago? ¿ De dónde voy a sacar esa fortuna? Angie, Angie, hermanita. Nooooooo, tú no vas a morir como papá. Nooooooo 😭😭😭😭😭😭😭Anya golpea las paredes con sus puños y cae al suelo desconsolada. ¿Por qué dejé perder la oportunidad con Leonardo? ¿Y ahora qué voy a hacer? ¿De dónde voy a sacar esa fortuna?
Allí tirada en el piso llora y llora sin cesar. <<¿Y si el sr Leonardo aún no concretizó su boda con Julissa? ¿Si todavía tengo alguna oportunidad? Él aún no ha llegado hoy. >>. Se levanta del piso. Con algo de esperanza, se mira en el espejo y retoca su maquillaje. Con las manos da forma a su cabello, acomoda mejor su blusa y regresa a su oficina.
Una hora después el ascensor abre sus puertas y de allí sale un no tan sonriente Leonardo. No la mira, pasa sin saludar hacia su oficina y cierra la puerta. Minutos después Anya ve cómo una presurosa Tina va hacia esa oficina.
Más tarde llega Diego y luego de conversar brevemente con Anya, también se dirige a la oficina de Leonardo y cierra la puerta. Luego otros dos directivos igualmente entran y cierran la puerta. Pasan horas, ya es más del medio día y ninguno sale de esa oficina.
Algo muy importante debe estar ocurriendo pues llevan horas allí encerrados. Claro, es obvio el problema. Mañana Leonardo debería casarse o si no toda la fortuna de sus padres pasará a manos de terceros. Todo lo perderán.
Pero si Julissa aceptó ¿por qué se presiente que continúan los problemas ? Ayyyy qué desesperación!!! Voy a vomitar. Tal vez si hablo con Emilia obtenga alguna pista o por lo menos me relajo, si no voy a explotar. Las dudas que tengo , en efecto, solo ella me las puede aclarar.
Anya baja hacia la cafetería al medio día para probar algún bocado, no es que tenga hambre pero su nervioso estómago le exige comida. Allí se encuentra con Emilia.
—¿Cómo va todo Anya? ¿Estás bien?
—Sí sí todo bien. Disculpa Emilia, ¿sabes por qué han estado reunidos toda la mañana algunos directivos en el despacho del sr Leonardo? Se ven muy preocupados.
—Acá entre nos —Emilia se acerca a su oído y le dice secretamente: —Parece que Julissa no aceptó el contrato con el sr Leonardo. La loca esa pescó un tonto ricachón que le ofreció matrimonio y fortuna, ¿qué tal?
—La suerte de algunas. Los directivos deben estar locos pues si nuestro querido príncipe no se casa mañana, el lunes habrán muchos cambios por acá.
—Pero si…
—Shitssss habla bajito. Nadie se puede enterar. Esto me lo contó Tina pero es top secret. ¿Entiendes?
—Ok! Pero si el sr Leonardo también le ofreció matrimonio a Julissa ¿por qué ella no lo aceptó a él?
—No, el sr Leonardo no le alcanzó a decir nada del contrato a la estirada esa. Ella habló Primero. La muy estúpida se le adelantó para contarle con mucho entusiasmo de su próxima boda con el tonto, feo y barrigón ricachón.
—El sr Leonardo no le alcanzó a decir nada de su propuesta, solo la felicitó y luego se fueron juntos a festejar la boda de ella a un bar.
—Ahora entiendo la cara de amargado que tenía el sr Leonardo esta mañana al llegar. <
—Pero no nos hagamos ilusiones de que nuestro hermoso príncipe siga soltero por mucho tiempo Anya. Desafortunadamente, él citó hoy a las 5 a la voluptuosa y ridícula Margaret. Esa sí aceptará enseguida . ¡Como no! Si anda detrás de él desde hace varios años como una perra en celo.
—¿Dijiste que viene hoy a las 5?
—¡Sí! Uffa qué fastidio si ella acepta. Tener que soportar esa presumida todos los días por acá llevando de la mano a mi amor platónico, no lo soporto.
—Emilia mira con picardía de arriba abajo a Anya y le dice: “Ojalá se le adelantara otra a esa presumida”. “Ayyyy ¡Si yo tuviera tus curvas Anya! No lo pensaría dos veces.
Anya entiende el mensaje y sonriente mira su reloj. 1:30. Tiene menos de 3 horas para hablar con Leonardo antes de que llegue Margaret.
—Gracias, gracias por tu confidencia Emilia. Buen provecho. Voy a mi oficina. —Anya sale disparada hacia el ascensor.
—¡Buena suerte Anya! Jajajajajajajaja
Anya no deja de mirar hacia la oficina de Leonardo. En algún momento lo tendrán que dejar solo. Hacia las 4 de la tarde ve que finalmente salen varias personas de esa oficina. Cuando está decidida a entrar, ve llegar al mesonero con algo de comida y toca la puerta de Leonardo.
Anya se detiene. Le daré veinte minutos más para que almuerce, luego voy. Anya muere de impaciencia. Se vuelve a maquillar, alista su pelo, un poco de perfume. Pasados los veinte minutos, respira profundo, mira al cielo rogándole al Ser Supremo ayuda, coraje y sabiduría para hablar.
Toca la puerta. —¡Adelante!
—Sr Leonardo, ¿puedo pasar?
—Leonardo retira su comida, toma la servilleta, se limpia la boca y las manos. —Pasa Anya ¿Qué se te ofrece?
—¿Puedo hablar unos minutos con usted por favor?
—Sí, por supuesto. Dispongo de unos minutos. Estoy esperando a alguien. Dime…
—Unos meses atrás, ustedes me citaron en esta empresa para ofrecerme un empleo. Pero cuando yo vine a la entrevista supe que no era un empleo como tal lo que me estaban ofreciendo, sino un contrato para fingir un matrimonio por dos años. Y el pago por aceptar dicho contrato eran tres millones de dólares…
—Sí, es cierto. Pero ¿por qué lo mencionas ahora?
—En ese momento sr Leonardo, no acepté porque como le dije ese día, no es prioridad en mi vida un romance, ni mucho menos un matrimonio aunque sea falso. Sigo pensando igual sr Leonardo, pero, hay algunas situaciones que se me han presentado recientemente que me obligan a cambiar mis prioridades.
—Tomando valor, le dice: —En resumen sr Leonardo, le vine a preguntar: ¿Su ofrecimiento de matrimonio por dos años sigue en pie? —le dijo con una voz suave pero firme.
Aún sentado en su silla, Leonardo sorprendido la mira fijamente y no cierra la boca. ¡No lo podía creer! ¿Anya está aceptando el contrato de matrimonio con él por dos años?
¿Todo el día buscando posibles alternativas para no perder sus empresas y viene ella a última hora con la solución que más le agrada? Carraspeó un poco su garganta y controlando sus emociones, se levantó lentamente de su silla. —Sin dejar de mirarla, se acercó a ella.
—Sí Anya, el ofrecimiento sigue en pie. De hecho, el plazo expira mañana. —¿Viniste a decirme que estás dispuesta a casarte conmigo por un plazo de dos años?
—Sí, lo estoy. Estoy de acuerdo. Acepto ser su esposa por dos años sr Leonardo.
Leonardo respira profundamente. —Está bien Anya, gracias. —Se quedó observándola por unos instantes. —¿Te puedo preguntar algo?
—Sí, dígame…
—¿Por qué te decidiste ahora a aceptar finalmente este contrato? Cuando te lo ofrecí hace unos meses, respondiste categóricamente que no ibas a aceptar. ¿Qué cambió?
—Asuntos personales sr Leonardo. No quisiera entrar en detalles. Solo quiero que sepa que me esforzaré para que usted y todos sus empleados estén tranquilos. Es decir, para que pueda cumplir con la cláusula dejada por sus padres.
A Leonardo le dolió su respuesta. Quizás esperaba que ella dijera algo más amable. Así que le respondería con la misma frialdad.
—Entonces hablemos de negocios. Este falso matrimonio sirve para que yo pueda tomar posesión de mi herencia. No se trata de amoríos y esas tonterías. Solo debemos fingir que somos una pareja casada.
—Necesito que nos vean enamorados en mi casa, en la oficina, en eventos sociales. Te recuerdo que la boda es legal, de lo contrario no me sirve. ¿Alguna duda?
—Muchas, pero supongo que con el pasar de los días esta ficticia situación se irá aclarando. Por ejemplo: Al referirse a que debemos fingir ser un matrimonio en su casa, ¿eso incluye que dormiremos en la misma cama y que tendremos relaciones íntimas entre nosotros?
—Jajajajajajaja. No, no es necesario, solo basta hacernos unos cariños de vez en cuando, como por ejemplo tomarnos de las manos, uno que otro abrazo y seguramente habrá ocasiones donde será necesario un beso. ¡Pero hasta ahí!
Leonardo se acercó insinuate a ella y le dijo —Claro, si tú quieres algo más íntimo por mí no hay ningún problema. Estaré siempre disponible cuando gustes y se mordió pícaramente los labios.
El rostro de Anya cambiaba de colores. —Entendido. Gracias y se alejó nerviosa un poco de él.
—Otra cosa muy importante para mi sr Leonardo. En cuanto al dinero, hay algo que quisiera pedirle. ¿Será posible que me adelante la mitad del pago para la próxima semana y no hasta terminar los dos años ?
—¿Y eso por qué? ¿Qué me garantiza que cumplirás los dos años del matrimonio?
—¡Me extraña que diga eso! Todo quedará debidamente documentado y registrado. Igual quedará estipulado que al finalizar los dos años usted se comprometerá a terminar de pagarme el resto. ¿No?
—Eres buena negociadora Anya. Eso me gusta.
—Soy una mujer de palabra y cumplo con mis compromisos. Además, no me puedo escapar pues según recuerdo usted dijo que yo debería vivir a su lado las 24 horas del día durante los próximos dos años.
—¡Me agrada que lo recuerdes!
—Otra cosa que le pido, es que no me impida ver a mi familia cuando yo se lo diga. Yo los amo y nunca hemos estado separados. Esta es la primera vez.
—Podrás visitarlos cuando quieras Anya, no veo problema en eso. Me agradas. Veo que eres una mujer muy inteligente, todo un estuche de monerías. Me gusta tu arrojo, sabes lo que quieres y vas por ello.
-Por mi acepto todo lo que pides. Mañana después de firmar el acta de matrimonio te transfiero a tu cuenta millón y medio de dólares. ¿Te parece?
Ante esas últimas palabras, Anya no se pudo contener y lo abrazó. En ese instante se abrió la puerta de la oficina y se escuchó un sonoro grito 😱 “LEONARDO SUELTA A ESA MUJER”
Los dos se giraron y Leonardo dijo: ¡Margaret!