¿Crees en las segundas oportunidades? Pues yo no, al menos eso pensaba antes de vivir o de morir, depende del punto de vista del que lo veas.
Lo que si puedo asegurar es que es una experiencia que te hace pensar que has perdido la razón, es doloroso recordar como tu vida se va a apagado, pero lo que más duele es que a nadie le importas, ya que todos piensan que eres la mala del cuento.
Espero que con esta nueva oportunidad de vida pueda limpiar mi nombre y desenmascarar a los verdaderos villanos...
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Capítulo VIII La invitación
Lleve a mi madre a nuestra nueva casa, no era tan grande como en la que vivíamos, pero al menos aquí tendríamos paz y estaríamos lejos de los recuerdos que nos rodeaban día a día.
"¿De dónde sacaste dinero para alquilar este lugar?", pregunto mi madre mirándome fijamente.
"No te había querido decir nada, pero encontré trabajo hace algún tiempo y con el dinero que he ganado pude dar la inicial de esta casa para ir pagando en cuotas el resto". Aunque era mentira, me pareció que decir eso era más aceptable que decirle a mi mamá que esta era mi segunda vida y que sabía ciertas cosas las cuales había utilizado para ganar dinero.
"¿Quién contrataría a una menor de edad?". Pregunto quisquillosa.
"Te lo voy a decir, pero no te vayas a molestar con él, yo le insistí para que me diera trabajo".
"Habla de una vez, ¿con quién has estado trabajando?", volvió a preguntar Luisa perdiendo la cabeza.
"Esta bien, trabajo para Sergio Materano, después de mi desmayo lo llamé y le pedí trabajo. Al principio no quiso ayudarme, pero le insistí tanto que termino por aceptar. No te molestes mamá, solo lo hice para poder ayudarte y aprender sobre leyes". Explique despreocupada.
"¿Sergio?, pero pensé que ustedes se caían mal. Ya que las veces que hemos recibido la visita de él tú siempre lo ignoras".
"Si me cae mal, pero porque es mi jefe. ¿A quién le cae bien el jefe?", dije en forma de broma.
"Esto está muy raro, pero después hablamos de eso. Ahora quiero descansar". Dijo Luisa pidiéndome que la llevara a su habitación.
Desde hace mucho tiempo ella dejo de interesarse por mis cosas, ni siquiera hoy se acordó de mi cumpleaños, no lo voy a negar la tristeza se adueñó de mi corazón, pero dejaría que este hecho destruyera mi fortaleza. Después de dejarla en la que sería su habitación, fui a la mía, estaba por entrar al baño cuando recibí un mensaje de mi jefe. "Feliz cumpleaños", fue todo lo que me dijo.
"Al menos alguien se acordó", susurre para mí.
"¿Te gustaría salir a celebrar?, claro si no tienes nada más que hacer". Me sorprendió la invitación, ya que Sergio siempre se mantenía margen y muy poco conversábamos.
No dude en contestarle, pues desde hace mucho tiempo había querido salir con él, pero no me acercaba por nuestra relación de trabajo y además yo era menor de edad y siendo un hombre tan integro; nunca hubiera aceptado.
"Si, por supuesto. Solo dime donde nos encontramos". Respondí con una gran sonrisa.
"Paso por ti a las siete".
Estaba muy emocionada, sabía que Sergio era quien podía ayudarme a desenmascar a esos hipócritas que tanto daño me hicieron, ya no podía seguir perdiendo tiempo, pues los días siguen pasando y esas dos arpías seguían ganando terreno.
Me vestí rápidamente y arregle mi cabello, no sabía a donde iríamos así que no cambie mucho mi estilo, cuando fueron las siete de la noche Sergio se encontraba fuera de mi nueva casa esperándome. Iba en un carro deportivo, el cual no le había visto antes. Iba vestido informal viéndose mucho más guapo.
"Feliz cumpleaños", dijo entregándome una flor.
"Gracias, esta muy linda". Respondí sinceramente.
"Y bien, ¿qué quieres hacer?", pregunto abriendo la puerta del auto para mí.
"Pensé que ya habías planeado algo". Dije casualmente.
"Esta noche es tuya y podemos hacer lo que quieras".
Sonreí en respuesta indicándole que me gustaría ir a un lugar tranquilo, en este momento de la vida lo que menos me interesaba era andar de fiesta y es que en teoría debía estar cumpliendo 28 años el día de hoy, en cambio, apenas estoy saliendo de la adolescencia y cargar con tantos problemas de mis dos vidas.
Fuimos a un restaurante humilde a unas horas de la ciudad, este estaba en medio de la nada. "Qué lugar tan extraño para celebrar tu cumpleaños, pe se te gustaría ir a una disco o algo así". Expreso Sergio confundido.
"No estoy de ánimos para estar en medio de muchas personas, hoy no fue... digamos un buen día". Respondí con honestidad.
"Siento mucho que hayas pasado un mal día, pero es tu cumpleaños y debemos festejar como debe ser". La sonrisa de Sergio me devolvió un poco las ganas de disfrutar este día.
"Si, tienes razón lo mejor es olvidar lo ocurrido y continuar con la vida". Sonreí en muestra de aprobación para luego hacer nuestro pedido.
La comida en este lugar era muy deliciosa, así que la disfruten al máximo. Durante la cena hablamos de muchas cosas, Sergio era un hombre muy interesante hablar con el era otra cosa, aunque trabajaba para en su empresa, las únicas veces que nos habíamos sentado a hablar eran de trabajo, él siempre había sido muy profesional y me había tratado como su empleada.
"¿Dónde aprendiste tanto de leyes?", pregunto directamente y sin rodeos.
"En mi vida pasada", respondí sin pensar haciéndolo reír.
"Eres muy ocurrente. Pero entonces debiste ser muy buena abogada en tu otra vida", respondió siguiendome la corriente.
"La verdad nunca pude ejercer, ya que cuando tenía 25 años me quitaron la vida de la manera más cruel y humillante que en la vida pensé se pudiera hacer". Sentí un gran dolor al recordar mi muerte. Estaba tan metida en mis pensamientos olvidando estar frente a mi jefe. Le estaba contando mi vida pasada sin darme cuenta.
"Debiste ser escritora de novelas, tienes muy buena imaginación". Una sonrisa amarga se dibujó en mis labios al escucharlo decir esas palabras. Era obvio que nadie creería una historia tan absurda como la que le había contado; sin embargo, me sentí liberada al contar parte de mi historia.
"Era mi pasatiempo antes de interesarme en las leyes", mentí para cambiar de tema. "Ahira solo quiero escribir e investigar casos y poner a los criminales tras las rejas".
"Tienes mucha pasión por la carrera y si sigues así serás la mejor, solo espero que cuando eso, pase celebres ese triunfo conmigo". Me quede viendo sus ojos negros, por primera vez en mucho tiempo había una persona que me transmitía seguridad.
Gracias autora por actualizar.
Ojala los malos sean destruidos