Daiana Anderson Greco es hija mayor de Alejandro Anderson y Sara Greco Alvarez , conoce a Dante Wesley en la mansión de su abuela como el hijo del jardinero .
En el primer momento en que se vieron se enamoraron tuvieron una relación pero la envidia y las mentiras de los demás .
Lograron que ellos se separaran , pero después de seis años por cosas de la vida se vuelven a encontrar el como un gran ceo y ella como la poderosa ejecutiva .
Dónde el amor está ahí vivo en cada uno de ellos , ¿ que sucederá cuando se vuelvan a ver ?...
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CAPITULO 14
Buenos días, Daniela.
- Buenos días, Daiana. Los niños madrugaron para acompañar a su mamá hoy a la empresa.
- Buenos días, mis amores. ¿Cómo amanecieron?
- Buenos días, mi bella dama. —saluda Alejo a Dani con un beso en la mejilla.
- Buenos días, Dani. —le dice mi niña abrazándola y dándole un beso en la mejilla.
- Daniela, ¿ya llegó Darla?
- Está en la oficina, pero si vas a verla te aconsejo que no lleves a los niños. ¿Está con el arquitecto Hernán?
- Te encargo a los niños y voy a dañar el momento romántico en la oficina de Darla.
- Eres mala, Daiana. ¿Cómo vas a interrumpir un buen polvo?
- Jajaja, por envidia, Daniela. Cuida a mis retoños mejor.
Llego a la oficina de Darla, no veo a Martha, su asistente, así que doy unos pequeños golpes en la puerta. "Son unos descarados, se escuchan los gemidos aquí afuera de la oficina."
- Darla, Hernán, tenemos una reunión en diez minutos con un nuevo cliente. ¡Abran, descarados! —me río internamente.
—Amorcito, apúrate. Dame más rápido y profundo, ya estoy por llegar.
Con un buen ritmo de caderas y dos estocadas más de mi hermoso Hernán, los dos tenemos nuestra liberación. Agotados, sudados, me coloco la camisa y él se sube el pantalón cuando la puerta es abierta por nada más y nada menos que por mi mejor amiga Daiana, entra con una sonrisa.
—¡Ups! Perdón por interrumpir a su momentito, pero creo que tu cueva ya está sin telarañas. Tenemos una reunión con un nuevo socio, él quiere que nos encarguemos de su nueva mansión.
Se visten y los espero en la sala de juntas, pervertidos, jajaja.
—Eres una envidiosa porque todavía no has desempolvado tu cueva y no te han dado duro contra el mundo.
—Eso es verdad, mi princesa tiene razón, necesitas acción, primita.
—¡Calladito! Te ves más bonito, Hernán —, los escucho reír.
Los miro muy mal, diciéndoles que los espero afuera, salgo de la oficina cerrando la puerta.
Llegué a mi oficina pero no veo a los niños, entonces le marco a Daniela.
—Hola.
—¿Jefa?
—¿Dónde están los niños?
—En la oficina del señor Dante, ¿qué?.
No grites, jefa, están con el señor Dante, jefecita.
—Ya te escuché, te los encargo y me los cuidas. Voy a firmar unos papeles y ya voy a la oficina.
Al entrar veo una caja de chocolates con unas rosas. Esto se ve hermoso. Agarro la tarjeta que trae el ramo de rosas.
"Para la mujer más bella del planeta, la única que tiene mi corazón en sus manos. Te amo y te exijo que te separes de Darius.
Firma: tu amor eterno, Dante."
—Qué lindo, mi jardinero hermoso y mi rayito de luz, pero no voy a caer en tus redes de lobo.
Me siento, firmo unos papeles, destapo los chocolates, me como uno. ¡Qué delicia!.
Ahora guardo los otros chocolates en el cajón del escritorio. Cuando salgo de la oficina, veo a Dante salir de su oficina con una sonrisa que me derrite y con esos trajes que lo hacen ver tan comestible y mi amiga del medio empieza a latir por ese hombre.
Le doy una sonrisa de medio lado , veo la caneca de la basura y voto la caja de chocolates que el medio , si cara es un poema.
Doy media vuelta y me voy para la sala de juntas con una sonrisa de victoria jajaja lo que no sabe es que la caja está desocupada.
Entro a la sala de juntas, saludo a Mauricio Reyes.
—Estás hermosa como siempre. Gracias Mau, tú no te quedas atrás, cada día eres más simpático. Veo entrar a Dante.
—Buenas tardes, permiso.
—Buenas tardes, ¿usted es?
—Soy un socio nuevo y uno de los arquitectos. Mucho gusto, mi nombre es Dante Wesley.
Entra Darla con Hernán cogidos de la mano. Se ven tan lindos los condenados. Todos nos sentamos y Darla empieza a exponer las ideas que hay para la mansión de Mauricio.
Sin pensar, me quedo mirando a Dante como una boba, sonriendo.
—Llenaste la mesa de babas, amiga. Hace mucho que terminé mi presentación y Hernán ya va a terminar de mostrar los planos que hizo ayer para la mansión.
—¿Por qué no te callas, Darla?
—Vas a caer más rápido que un cojo en los brazos de ese hombre —le digo en un susurro.
—No voy a caer, soy muy fuerte.
—Eso ni tú te lo crees, Daiana. Estás desesperada por estar con él. Mira cómo te brillan los ojos, ¡lo amas! No lo niegues.
—No lo amo, solo quiero sexo, tenerlo en medio de mis piernas.
Después de la reunión, entro a mi oficina. Lupita vino por los niños, pero no se querían ir.
Miro la hora en mi reloj, es tarde, son las 8:00 pm. Apago mi portátil, saco un chocolate del cajón de mi escritorio, agarro mi celular, las llaves, mi cartera y me pongo la chaqueta. Salgo de la oficina y espero el ascensor. Al entrar, veo a alguien que entra rápidamente a la cajita metálica, lo miro y no es nadie más que Dante. Veo que detiene el ascensor, me mira y me da esa sonrisa que me encanta.
Me acerco a Daiana y le doy un beso en la mejilla, otro en el cuello. —¿Qué haces, Dante? —digo, viendo que pone ambas manos en la pared, donde quedé encerrada en sus brazos—. ¡Ay, Santo Cielo! Daiana, cálmate.
—Dante, aléjate de mí —está tan cerca que me quita el aire, pero como es tan terco, se acerca más a mí.
—Recuerdo que este perfume lo usabas cuando te hice el amor en el ascensor de la universidad, ¿lo recuerdas, mi princesa? —dice, poniendo su nariz en mi cuello, su mano en mi cintura dónde me pega más a su cuerpo.
Mi corazón está muy acelerado, me da un beso detrás de mi oreja, sabes también que recuerdo cuando mis manos viajan por todo tu cuerpo y tus gemidos eran música para mis oídos , me volvías loco mientras te hacía mía.
Dante me mira a los ojos , después mira mis labios a los segundos , después siento sus labios en los míos , extrañaba sus besos apasionados y la fuerza como me toma lo sé soy débil y me deje llevar así que le correspondo el beso.
—Dejo de besarla y le susurro al oído lástima que estás casada si estuvieras soltera como yo te hago mía en este ascensor...
Continuara...
En qué mundo de crío esa mujer 😡😡😡😳😳😳⭐