Estoy en lo más alto de mi edificio, viendo a la gente como hormiga ir y venir pensando que tan grande es el mundo y nosotros tan pequeños, soy Ana Leal una reconocida diseñadora de moda, famosa y con el título de bruja de hielo, por ser despiadada y no tocarme el corazón para destruir a nadie, solo que a veces vienen a mi mente recuerdos de mi pasado y la antigua yo quiere volver a salir, es entonces cuando recuerdo que no obtuve nada por ser buena y amable, en ese tiempo solo recibí malos tratos y maldad, por nada del mundo vuelvo a ser así de frágil...
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Capitulo XIV Catalina Marcano
Ana
Estoy muy nerviosa ya quiero que este día termine hoy sellaré para siempre mi esperanza de ser libre, eso me entristece mucho, tocaron a mi puerta ese era el anuncio del fin de mi libertad para siempre, llegamos a un jardín cosa que me sorprendió, al bajarme del auto me condujeron por un pasillo, no podía mentir este lugar era realmente hermoso ni en mis mejores sueños imaginé que existiera un lugar así, abrieron las puertas y empezó a sonar la marcha nupcial, camine por el pasillo y vi a Gabriel al final, se veía tan guapo que olvide todo a mi alrededor, mis nervios aumentaban sabía que este hombre tan guapo sería mi esposo aunque solo fuera de mentira, llegue a su lado me tomo de las manos y me susurró palabras que me hicieron sentir mariposas en el estómago, me relaje un poco, y empezó la ceremonia por el civil, no tuve tiempo de dudar así que mi respuesta fue rápida y directa, igualmente hizo él, después pasamos a la ceremonia religiosa la cual fue muy emotiva al terminar Gabriel sello nuestra unión con un beso lleno de tantas emociones que una lágrima salió de mis ojos. Nos dispusimos a saludar a los invitados mientras salíamos de la iglesia cuando una mujer nos abordó imaginé que era familia de Gabriel pues sus miradas se parecían mucho, Gabriel me la presento como su madre, no la podía saludar de mano eso se vería muy mal y cuando quise presentarme la muy bruja me quiso humillar, si ella supiera que he aprendido a no dejarme de nadie, gracias a su hijo, le di una respuesta llena de veneno agarre a Gabriel de la mano y salimos de aquel lugar.
Gabriel: le hablaste mal a mi madre, así no se empieza una relación.
Ana: mira mi cara de preocupación, espera voy a llorar.
Gabriel: solo trata de no estar cerca de ella y así evitamos problemas.
Ana: ajá como digas.
Gabriel: cambia esa cara estamos por llegar a la recepción.
Sonreí con hipocresía.
Ana: así te parece bien.
Gabriel: perfecto.
Como lo odio, todo lo tiene que echar a perder, ni siquiera está farsa la puedo disfrutar, ay si evita a mi madre vieja bruja, pero claro ellos dos son iguales.
Gabriel: que piensas?
Ana: en la bruja de tu madre.
Esa respuesta salió espontáneamente y cuando me di cuenta de lo que dije ya era muy tarde.
Gabriel: ok
No dijo nada más solo se mantuvo callado todo el camino, llegamos a un hotel donde imagino que será la recepción, el chófer nos abrió la puerta y Gabriel manteniendo su postura de esposo abnegado me ayudó a bajar del auto, entramos al hotel y nos dirigimos a un gran salón donde había muchas personas esperándonos al vernos los presentes empezaron a aplaudir y a felicitarnos, entramos y nos dirigimos a nuestra mesa cuando el señor del almuerzo de la vez pasada nos interceptó.
Fernando: felicidades a los recién casados, señora de Bell me gustaría presentarle a mi esposa, claro si no hay problema con Gabriel.
Ana: con gusto conozco a su esposa señor Marcano.
Una señora muy hermosa se acercó a nosotros, me impresionó lo hermosa que está era y lo que más llamó mi atención fueron sus ojos, su color era igual a los míos, nunca antes había visto ese tono en ninguna otra persona.
Ana: un gusto conocer la señora Marcano.
Catalina: el gusto es mío.
La señora no dejaba de mirarme y eso me estaba poniendo nerviosa parecía como si la conociera de antes, pero no eso es imposible yo nunca había salido de aquel pueblo antes y si la hubiera visto antes seguramente la recordara.
Gabriel: Catalina cómo has estado? Siempre tan bella.
Catalina: gracias Gabriel, tu siempre tan galante.
Gabriel: bueno nos vamos a nuestra mesa, mi esposa debe estar algo cansada.
Catalina: claro que sí, Ana fue un placer conocerte y espero volvamos a vernos muy pronto.
Ana: el gusto fue mío, si claro cuando quiera me puede visitar.
Nos dirigimos a la mesa donde me senté al fin ya no aguantaba los pies de tanto estar de pie.
Gabriel: quieres algo de tomar?
Ana: si por favor tengo sed y mucha hambre.
Gabriel: lo imaginé, si quieres en unos minutos vas y te cambias ese vestido igual somos estaremos aquí unas dos horas.
Ana: y donde se supone que me voy a cambiar?
Gabriel: vamos te llevo, para que te refresques y comas algo.
Ana: gracias.
Subimos al ascensor del hotel, el cual nos llevó al último piso, cuando me di cuenta donde estábamos ya era muy tarde, Gabriel abrió la puerta y me condujo al interior de aquella habitación.
Gabriel: aquí tienes un cambio de ropa y calzado.
Ana: gracias.
Gabriel: voy a pedirte algo para que comas tranquila ok.
Entre al baño y me mire al espejo, me veía muy bien vestida así, me limpie un poco y me quite aquel vestido tan incómodo, el cambio de ropa era algo muy formal y los zapatos cómodos nada que ver con los que acababa de usar.
Salí del baño y Gabriel también se había cambiado de ropa, se acercó a mí.
Gabriel: estás más cómoda?
Ana: así es, muchas gracias.
Gabriel: no tienes que agradecer, ya llegó la comida, sentémonos a comer.
Estuvimos comiendo en completo silencio, cuando habíamos terminado Gabriel se levantó y entró al baño, me quedé pensando cosas sin sentido esperando por él.