Como toda historia comienza con un “yo era tal persona bla bla bla bla, mori y reencarne en tal villana, protagonista, o extra” bueno pues mi historia comienza así...
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CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 5: SECRETOS Y PROMESAS
—Kristen: No sabías sobre qué me envenenaron, ¿cómo es posible? Si mis tíos lo saben.
—Adara: ¿Mis padres lo saben? Pero, ¿por qué no me lo dijeron? Dime, ¿cómo es que te envenenaron?
Kristen sintió un nudo en el estómago al recordar los momentos oscuros de su enfermedad. La tristeza y la confusión se reflejaban en los ojos de Adara, y sabía que debía ser honesta.
—Kristen: Bueno, no sé por qué no te lo dijeron, pero sobre mi envenenamiento… yo estaba muy deprimida, así que casi no comía y me la pasaba encerrada en mi habitación. Hace casi cinco meses que me enfermé. Nana se la pasaba casi todo el tiempo conmigo, no se despegaba de mí. Hasta que una doncella llamada Lío se ofreció a traerme un té. Nana confiaba mucho en los empleados de la mansión, así que no vio problema en que lo llevara la doncella, ya que llevaba casi cinco años trabajando con nosotros. Lío le puso veneno al té. Gracias a que mi padre siempre me va a ver en las noches, se dio cuenta de que algo me pasaba, ya que me desmayé y perdí el conocimiento. Lo recobré una semana después porque mi padre me llevó a Centauri, ya que el veneno que utilizaron era muy difícil de quitar y solo se podía tratar allí. Así que estuvimos hasta que me recuperé por completo.
Adara escuchaba atentamente, su rostro reflejaba preocupación y tristeza.
—Adara: Kristen, esto es horrible. Pero, ¿por qué no me dijiste nada antes? Ahora que me dice esto de las cartas, me dejas analizando todo. Mi padre me dijo que la sirvienta renunció y al poco tiempo la encontraron muerta. Además, en mi habitación se encontraba el veneno, pero mi padre no creyó que yo hubiera sido capaz de tentar contra mi propia vida. Kristen, si mi padre no hubiera creído que yo sería incapaz de hacer eso, lo hubieran dado como suicidio, ya que lo dejó muy bien preparado para que pareciera eso.
—Kristen: Sí, tenía todo para suicidarme: la muerte de mi tía, nuestra amistad rota, ya eso le sumamos que no salía de mi habitación. Tu tío fue muy astuto para darse cuenta de que yo nunca me suicidaría. Me imagino que fue por el veneno.
—Adara: Es un alivio que tu padre se diera cuenta. Pero, ¿qué vamos a hacer ahora? Esto es más grande de lo que pensábamos.
—Kristen: Yo… bueno, yo te envié una carta al día siguiente disculpándome, pero saqué conjeturas que no eran y no pude hablarte en persona. Pero eso no es todo. Adara, creo que hoy alguien me estaba espiando.
—Adara: ¿Qué? ¿Por qué lo dices?
—Kristen: De camino aquí, sentí la presencia de alguien, pero no sabía de dónde venía, así que no le presté atención. Pero ahora que vieron que sigo viva, puede que lo intenten otra vez. Tendré que hablarlo con mi padre. Además, como también tendremos que fingir que no nos llevamos bien, ya que cartas de Liz y Luz sí me llegaron, solo las tuyas no. Además, no sabes qué tan seguro sea el Ducado de tus padres o si también va a seguir siendo seguro el mío.
—Adara: Kristen, no quiero perderte otra vez. Con lágrimas en los ojos. Además, el Ducado es muy seguro.
—Kristen: Al igual que lo era el nuestro. Pero ¿sabes qué? Se tuvo que despedir a todos los que llevaban menos de seis años con nosotros, sin excepciones. Aparte, si seguimos comunicándonos, solo que en persona nos ignoraremos y escondidas hablaremos. Solo lo puede saber los tíos y nadie más, ni Erick, ¿ok? Así que deja de llorar.
—Adara: ¿Segura que no nos alejaremos otra vez?
—Kristen: Segura. No podría alejarme otra vez de mi hermana y mi mejor amiga. Crea una roca blanca. Toma esto, servirá para comunicarnos. Solo tienes que decir mi nombre.
Adara miró la roca con asombro, sintiendo una mezcla de admiración y alivio.
—Adara: Controlas mejor tu habilidad. Asombrada por lo que ve de su amiga. Está bien, y también prometo no decirle a nadie, ni siquiera a Mía.
—Kristen: Ari, ya me tengo que ir. Seguimos hablando a través de esto, ¿sí?
—Adara: Sí, claro. Adiós, tris.
Kristen se despidió de Adara y se dirigió al carruaje, su mente llena de pensamientos. Mientras el carruaje avanzaba, no podía evitar sentir que el peligro aún acechaba. La revelación de que alguien había intentado envenenarla y que había cartas perdidas la mantenía alerta. Sabía que debía hablar con su padre sobre lo que había descubierto.
Al llegar a casa, Kristen se sintió abrumada. La mansión, que alguna vez había sido su refugio, ahora parecía un lugar lleno de secretos y sombras. Se dirigió a su habitación, donde se sentó en su cama, sintiendo el peso de la situación.
—Kristen: Esto no puede seguir así. (Pensó, sintiendo que la ansiedad la invadía). Debo ser fuerte y enfrentar esto. No puedo dejar que me controlen.
Decidida, se levantó y se dirigió a la oficina de su padre. Al llegar, tocó la puerta suavemente.
—Padre, ¿puedo entrar?
—Padre: Claro, Kristen. Pasa.
Al entrar, vio a su padre revisando unos documentos. Su expresión se tornó seria al verla.
—Padre: ¿Todo bien, hija?
—Kristen: No, no todo está bien. Necesito hablar contigo sobre algo muy importante.
Su padre la miró con preocupación, dejando a un lado los documentos.
—Padre: ¿Qué sucede?
—Kristen: Es sobre el veneno que me dieron y las cartas que no llegaron. Creo que hay algo más grande detrás de esto, y necesito que me ayudes a descubrir la verdad.
La mirada de su padre se endureció, y Kristen supo que estaban a punto de entrar en un terreno peligroso. Pero estaba lista para enfrentar lo que viniera, por ella y por Adara.
—Padre: Haremos lo que sea necesario para protegerte, Kristen. No te preocupes, juntos descubriremos la verdad.
Kristen sintió un alivio momentáneo. Sabía que no estaba sola en esto, y que su padre la apoyaría. Pero también sabía que el camino por delante sería complicado y lleno de desafíos. Sin embargo, estaba decidida a luchar por su vida, su amistad y la verdad que tanto necesitaba.