Isadora El Rostro Del Amor

El estruendo proveniente de la sala despertó a Isadora, ella salió de la cama tomó el albornoz y salió al pasillo.

— Señor, el médico vendrá pero creo que lo mejor sería trasladarlo al hospital.

— No lo voy a hacer comento Stavros.

— Señor es inevitable la policía será notificada comento Argus.

— Lo sé, pero será en mi casa y bajo mis reglas, llama a mi abogado que hable con al Embajador haremos uso de las conexiones no quiero que esto se vuelva un circo.

Había ido a visitar a los abuelos de Isadora, y como consecuencia el auto había sido emboscado.Isadora bajo las escaleras.

— ¿Qué fue lo que pasó?, pregunto ella

Stavros se cubrió la herida.

— Ya llegará el médico no te preocupes, no es nada dijo Stavros.

— Argus que alguien vaya a buscar al señor Tom Ritchson, dos pisos abajo es médico dígale lo que pasa

— No, no quiero a ese hombre aquí

— No pregunte si querías o van ellos o voy yo, Isadora lo miró desafiante.

— Ve tu Argus ordenó Stavros.

Dos minutos después la puerta del ascensor se abrió Tom ingreso acompañado de Argus.

— Hola preciosa te ves fatal le dijo a Isadora saludándola. Lo cual irritó más a Stavros, odiaba con la familiaridad con la que trataba a Isadora. — A ver lo que tenemos aquí dijo cortando la camisa de Stavros. Es una herida limpia, te la limpiaremos y te daré unas puntadas.

— Gracias, dijo Stavros.

— Supongo que si no fuiste al hospital es porque no lo quieres reportar.

— Sí quieres reportarlo puedes hacerlo solo no quiero el circo que se formaría en el hospital, no tengo nada que ocultar.

— Tienes pésima puntería cariño le dijo a Isadora mirándola. Isadora se rio. No lo reportaré, pero queda aquí entre nosotros si Brian se entera me dará el sermón de mi vida.

— No te preocupes Brian no lo sabrá comento Isadora...

Luego de que Tom se fuera Isadora ayudo a Stavros a cambiarse de ropa.

— Me vas a decir lo que pasó

— Nada quisieron robarse el coche dijo Stavros.

— Claro y yo soy idiota, respondió ella.

— ¿Quién es Brian?, pregunto.

— No lo puedo creer eres increíble, no puedo contigo dijo ella frustrada dejándolo solo en la habitación.

Isadora fue hacia la cocina y se encontró con uno de los custodios que solía moverse con Stavros.

— ¿Cómo fue el ataque?, ¿Por qué no pudieron protegerlo?. El joven la miró, se suponía que no debían hablar pero... ¿Tan inútiles son?, preguntó ella.

—Señora nos superaron, no solo en la cantidad de personal, el armamento y sus coches eran blindados. Si no hubiéramos estado atentos seguramente otro hubiera sido el resultado. Isadora se dirigió al ascensor tratando de asimilar lo ocurrido.

— Señora ¿Dónde va?, pregunto Argus.

— Desde cuándo debo darle explicaciones respondió ella.

— Lo siento señora, pero no puedo dejar que salga.

— Cómo si pudieras impedirlo respondió Isadora entrando en el ascensor.

Las puertas se cerraron mientras Argus corría hacia ellas.

Isadora se bajó en el piso de Tom, golpeó la puerta.

— Belleza, ¿qué haces aquí?, pasa comento Tom.

— Jugando a las escondidas, en realidad quería hablar con Brian quería saber si me podría ayudar a conseguir una copia del expediente de la causa de mis padres, si conoce a alguien podría pagar si es necesario por esa información.

— Saco a pasear a nuestro Rocky al parque ¿y no has pensado en pedirlo tú al fiscal?, pregunto Tom.

— Lo iba a hacer, pero con todo lo ocurrido, creo que es mejor que nadie sepa que la solicite y lo cierto es que no puedo confiar en nadie del sistema legal ni policial.

— ¿Cómo lo hiciste superarlo?, perdí a mi abuela de muerte natural ya era mayor y aún no puedo ver sus fotografías. No me puedo imaginar a una niña pequeña superando la pérdida de sus padres.

— Nunca lo supere, siempre fueron esa herida en el alma. Cuando preparaba mi boda solo podía pensar que ellos no estaban ahí. Pero debo reconocer que regresar aquí abrió esa herida por completo.

— Al menos tienes a tu dios comento Tom.

— Sí, pero después de lo que pasó hoy no sé si sea tan bueno eso. No soportaría perderlo y hoy casi lo pierdo. Es como si tuviera que escoger y sé que tarde o temprano tendré que hacerlo. Me dijo que quisieron robarle el auto.

— Es un tierno intenta que no te preocupes dijo Tom todo acaramelado.

— Lo sé y lo amo por eso, pero va a llegar un momento que mi seguridad va a ser una prioridad para él y ese va a ser un problema, porque yo sé lo que quiero.

— ¿No estarás pensando en dejarlo?, pregunto Tom.

— No por supuesto que no, debiste dedicarte a la psicología eres muy bueno escuchando dijo Isadora cambiando de tema.

—Era mi segunda opción, pero creo que tendría más trabajo. En realidad...

Ellos estuvieron hablando un buen rato hasta que llego Brian, obviamente quedo sorprendido con el pedido de Isadora pero decidió ayudarla.

— Cuenta con eso, mañana a la tarde tendré todo lo referente a la causa de tus padres.

— Gracias, me he convertido en la vecina molesta dijo Isadora.

— Para nada cariño nos encanta tratar contigo dijo Tom. Ahora cuando afloje este revuelo deberíamos ir de compras.

— Será mejor que me vaya dijo Isadora.

— Ya tienes mis números telefónicos, esta semana estaré libre por si necesitas algo dijo Tom.¿Te veré mañana?

Isadora sonrió, — Por supuesto, no tengo mucho que hacer acá por el momento dijo ella.

En cuanto las puertas del ascensor se abrieron en el Penthouse lo primero que vio Isadora fue una rubia de largas piernas parada en el hall.

— Buenos días, dijo Isadora.

— Buenos días, con aires de prepotencia respondió la rubia. Isadora pasó a la sala dejando a la rubia detrás de ella.

— Señorita Scott, sígame el señor Kyriakos la atenderá ahora dijo una de las empleadas.

— ¡Por fin regresas!, exclamó Stavros. Me tenías preocupado.

— No sé por qué, supongo que tu perro faldero te informo que no salí del edificio.

— Argus es un empleado fiel y eficiente no un perro, compórtate. Y si me informaron que no saliste del edificio te preguntaría donde estabas, pero ambos sabemos la respuesta.

Isadora sintió los pasos detrás de ella, al darse vuelta vio a la rubia.

— Buenos días, señor Kyriakos.

— Buenos días, señorita Scott, le presentó a mi esposa Isadora Kyriakos. La señorita Alison Scott es mi nueva secretaria, trabajaremos aquí hasta que las nuevas oficinas estén montadas comento Stavros.

— Es un placer conocerla dijo Alison estrechando su mano.

— Espéreme en la oficina, en seguida estaré con usted dijo Stavros señalando la puerta.

Luego miró a Isadora corriendo un mechón de pelo de su rostro. -En 24 horas hemos discutido más que en toda nuestra relación ¿por qué crees que sea?, pregunto él.

— No sé, pero que te intentarán robar el auto no ayuda mucho dijo ella con sarcasmo.

— Tienes razón solo intento protegerte es lo que prometí hacer y sé que estás bajo demasiado estrés.

— No me proteges mintiéndome y no necesito que me protejas como hizo mi abuelo aislándome del mundo. Necesito que seas sincero por más brutal que sea esa verdad.

— ¿Me dirás quien es Brian?, pregunto él.

— La otra cosa que necesito es que tu secretaria traiga los treinta centímetros de falda que le faltan, cuando tu empresa le proporcione un uniforme decente, te diré quien es Brian. A usted señor Kyriakos que tanto le gustan los tratos tiene uno sobre la mesa. Stavros sonrió encantado. Ella se estaba yendo cuando él la tomó de la mano y la atrajo hacia él.

— Tenemos un trato señora Kyriakos, dijo él besándola...

El lunes por la mañana temprano la señorita Scott se presentó con un uniforme nuevo, su falda era unos 40 centímetros más largos, Isadora no pudo evitar reírse…