Dos Locos Emanorados

Leonardo

Desde muy pequeño mis padres me han consentido mucho y básicamente he obtenido todo sin hacer mucho esfuerzo y solo en dos ocasiones mi padre me ha puesto a trabajar por lo que quiero, enseñándome así que las cosas obtenidas con esfuerzo son las que uno más valora.

Con Lorena quiero esforzarme, ella es una mujer fuerte que a pesar de todas las necesidades que ha pasado se ha mantenido a flote y hasta tiene sueños y metas por cumplir. Según me contó estudia en la universidad becada "Sus papás nada más pagan la mitad de sus gastos" usa ropa barata y de segunda mano por qué según únicamente debe ocupar lo necesario sin accesorios ni maquillaje ni perfumes *Rodando los ojos* Por favor... Todo eso sin mencionar que le sirve de sirvienta a su hermana y aguanta sus humillaciones.

En resumidas cuentas, es por eso que tengo deseos de protegerla y de enfrentarme a quien sea con tal de darle lo mejor, mi princesa se merece más y estoy dispuesto a dárselo... Se preguntarán por qué me molesto tanto si soy rico y puedo tener a cualquier mujer sin hacer esto tan complicado y es ahí donde está el detalle. ¡NO LO QUIERO FÁCIL lo quiero arriesgado y emocionante!

Como mi padre me enseñó, luchar por lo que quiero, hacer de mi propio camino y felicidad una línea de emociones y sentimientos de buena categoría, nada de estupideces superficiales, por alguna razón esta mujer se cruzó en mi camino, justo a mi, no se trata de hacer esto por capricho y por demostrarle algo a alguien, mi corazón la eligió a ella y eso es un punto más a su favor, pues ya no son solo los sentimientos de ella, también los míos están involucrados hay.

— Está listo, mañana a primera hora tienes reunión con el Sr. Fabricio. Defiende a mi cuñada y pon en su lugar a ese hombre... Tengo mucha curiosidad de conocer a Lore. — Esto último lo dice sonriendo en un tono más que amistoso.

— Lore? ¡¡De qué mierda hablas!! Estás hablando de mi mujer... *Enojado y mirada fría*

— Yo en serio necesito conocerla. — Se ríe y justo hay se que se burla de mí, mencionando el nombre de mi chica con tanta confianza. — Es mi ídolo.

— Deja de decir payasadas... y ponte a trabajar! — Salí de la oficina directo a encontrarme con mi princesa, ella ya me esperaba en el hotel.

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Llamada…

— Princesa, ¿cómo estás? Ya no tardo voy en camino. — Cuando subo al auto la llamó para que no se desespere.

— Está bien amor... ¿quieres que vaya pidiendo el almuerzo? Muero de hambre… — Me dice en tono de súplica. Río por eso y luego respondo.

— Claro mi amor pide lo que quieras. — Ella puede hacer lo que quiera y aun no lo sabe.

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Lorena

— Bien. Nos vemos ahora *Colgando y entregando el teléfono al chofer* Muchas gracias Sr…

Conductor: Soy Donato Srta. Seré su chófer a partir de ahora. Con permiso.

— Gracias Donato. — Debía hablar de esto con Leonardo, como que un chófer, si lo que no quería era llamar la atención de nadie y él haciendo estas cosas. — Suspirando.

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Leonardo

Llegué al hotel, subí al ascensor y juró que iba demasiado lento o yo estaba muy ansioso... ya quería ver a mi princesa... Abrí la puerta de la suite y no la vi cerca la busqué y estaba sirviendo la comida me le acerque por detrás la abrace…

— Princesa…

— Amor no te sentí llegar... *Girándose para besarlo*

Me perdí en sus ojos y la besé profundamente quería sentirla la deseaba tanto la lleve entre besos a la habitación y empezamos a desvestirnos ella me sigue todas mis locuras, la lleve al baño ya desnudo y la puse frente al espejo. Quería que viera cómo le hacía el amor…

— Mírate Princesa... graba todo esto es tu mente. Quiero que me recuerdes y recuerdes todo lo que te hago sentir, quiero volverme tu necesidad… — Con una mano tomé su cuello y con la otra masajeaba su centro que estaba muy húmedo y resbaloso. Saqué mi mano de su vagina y metí mis dedos en su boca para que se probará luego repetí la acción, pero fui yo quien la probó… — Sabes delicioso, princesa. — Subí una de mis manos hasta sus senos y apreté, con la otra agarre mi miembro y lo posición en su entrada resbalosa y entre en ella. Sus gemidos no se hicieron esperar. — ¿Te gusta? — Entre dientes responde que sí. — Mis estocadas eran lentas y profundas, quería disfrutar el momento y prolongarlo, mis manos posadas en sus pechos eran mi punto de agarre. Uff que linda imagen.

Salí de ella, la volteé y subí en el lavado, abrí bien sus piernas y me agache a darle atención a su rico coño, mientras la miraba fijamente a los ojos. — Delisiosa.

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Lorena

Este hombre es puro fuego me encanta que sea tan apasionado. Me desconozco, yo no sabía qué podía sentirme así tan deseaba, tan caliente, mi cuerpo respondiendo a su tacto, mi mente en blanco, mis defensas abajo y yo entregándome a él Por completo. Ja, ja, ja. Hasta él hambre se me quitó.

— Mi… amor

— Dime Princesa, Pídeme lo quieras...

— No me tortures más… — Me había levantado de las caderas quedando encima del tocador, abrió mis piernas y empezó a chupar toda mi vagina Este hombre sí que sabe cómo usar la lengua. Sentí como metía sus dedos dentro de mí sin dejar de chupar y succionar mi Clitoris — por dios que rico...

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Leonardo

— Mi Linda Gatita — Jadeando. Me levanto, la penetro de una sola estocada y empiezo con un vaivén de movimientos adelante y atrás, en círculos hasta que siento que su vagina me aprieta fuerte... salgo de ella y se queja, — aun no terminamos bebé. — La bajo del tocador la pongo de espaldas a mí para que se mire otra vez al espejo separó un poco sus nalgas y la vuelvo a penetrar, ella gime fuerte y claro, esa melodía que tanto me gusta, con una mano aprieta mi brazo y con la otra se sostiene del tocador.

— Que bien sé siente Leo. Así Más… Más Fuerte Amor… — Gime descontrolada.

— Vente conmigo Princesa Anda córrete. — Explotó dentro de ella y ella sobre mí pene Aprisionando duro. La Sostengo de la cadera antes de que caiga *Aún respirando agitados. — Cuidado amor.

— Eso estuvo increibleeee

— Siéntate mientras lleno la tina. — llené la tina, busqué un par de toallas limpias, las puse cerca y la ayudé a entrar. La lave mientras la tocaba toda, esta mujer me encanta, con solo tocar su cuerpo ya estaba otra vez duro como una roca así que la volví a tomar hasta que ya nuestros estómagos rugieron.

— Amor voy a calentar la comida, no tardes... *Beso*

— Ya te alcanzo Princesa. — Me arreglé y salí hablar con ella, quería contarle que mañana vería a su padre, no quería ocultarle nada.

— Amor, tu teléfono está sonando…

— ¿Quién es...? — Abrazándola y tomando la llamada.

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Llamada…

— Voy para tu empresa necesito hablar de algunos asuntos... ¿Estás hay? — Matías acelerado llamando.

— ¿Es importante? podemos vernos en la noche y tomar un trago. Ahora estoy ocupado Bro… — Le digo pues, de este departamento no me saca ni Dios.

— Me gustaría que fuera ahora que hay una piedra que necesito quitar del camino. Necesito tus métodos…

— Bien, nos vemos en dos horas en la empresa ¿te parece? — Es más de lo que puedo hacer, primero está mi chica.

— Amor ven ya que la comida se enfría!! – Lorena me llama para ir a comer y Matías con su buen oído escucha.

— ¿Qué fue eso? ¿me estás cancelando por una falda cabrón? — Se carcajea. — ¿Quién es y desde cuándo? — Ahora soy yo quien reía por sus preguntas.

— ¿Por qué tan chismosito? ahora nos vemos y hablamos. Mi mujer solicita mi atención. — Cuelgo riendo al dejarlo con la duda.

— ¡¡Idiota!!

Fin de la llamada

— ¿Quién era? — Me pregunta, mirándome a los ojos.

— *Metiendo un bocado a su boca* Cosas del trabajo amor, un amigo…

— ¿Y te ríes con las cosas del trabajo? *atorandose con la comida* cof cof Ja, ja, ja