Natalia es obligada a casarse con el amante de su hermana gemela. Si no lo hace verá a sus padres morir delante de ella.
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Al despertar
No sé cuanto tiempo estuve inconsciente. Al despertar todo era extraño a mi alrededor, lentamente, fui abriendo por completo mis ojos.
Solo recuerdo que perdí el conocimiento dentro del elevador. En el momento en que intentaba escapar de David y de la zorra de Tania...
Después de eso, no recuerdo nada, no sé como es que llegue hasta aquí, ni mucho menos quien era el hombre que me llamó por el nombre de Lorett.
De lo primero que me di cuenta, fue que estaba en una habitación muy lujosa. Y no era la de un departamento, ya que era demasiado grande, para ser la de un departamento.
Los colores de las paredes, eran neutros, estaban unas enormes cortinas negras delante de mí, que cubrían cada rincón de la ventana.
La poca luz que lograba entrar al interior, era suficiente, para darme cuenta de lo que había a mi alrededor.
No había muchos muebles, pero, cualquier cosa, por pequeña que sea, tenía un valor muy caro.
La habitación era mucho más lujosa, que una de las habitaciones que tenía en la mansión Montenegro.
Intenté enderezar mi espalda, todavía me sentía muy mareada. Sin embargo, tenía que hacer el esfuerzo, para levantarme y saber dónde estoy.
_ Qué bueno, que has despertado... _ Escuché la voz fría de un hombre a mi costado derecho.
Rápidamente, volteó a mi lado derecho, confundida. No muy lejos de mí, estaba en hombre joven, de unos treinta años, piel clara, cabello corto, ojos azules, y labios gruesos, tenía una barba, que lo hacía ver muy misterioso.
Su mirada era dominante, y la manera en que me veía me daba mucho miedo. El chico se encontraba en una silla de ruedas.
_ ¿Quién eres tú?... _ Le pregunté confundida.
Él no dijo ni una sola palabra, observe como sus mandíbulas se apretaba con fuerza. Sus manos se apretaron en dos puños.
_ ¡¿Quién soy?!...
__ ¡Qué pregunta tan más estúpida!... _ Murmuró con burla.
_ En verdad no sé quién eres... _ Volví a susurrar.
La manera en que me miraba me dio demasiado miedo, estire una de mis piernas fuera de la cama, por si él intentaba atacarme, iba a salir corriendo de aquí.
El hombre fue acercando la silla de ruedas a la cama, estiró su mano, agarrando mi brazo con violencia. Con un fuerte jalón, me acercó a él...
Nos quedamos mirando a los ojos por unos minutos, el odio era evidente en su mirada, en la manera en que apretaba sus labios, y por la fuerza que ejercía en mi brazo...
_ No te hagas estúpida; Lorett... _ Mencionó apretando los dientes.
Mi cuerpo se quedó paralizado, no pude mover ni un solo músculo de él, en el instante, que mire con miedo el tatuaje que tenía en el cuello.
"Lawrence, un ángel o un demonio"
Abrí los ojos, llenos de pánico, al darme cuenta de que, el hombre delante de mí era el tal Lawrence.
_ Ahora me recuerda ¿Verdad?... Lo puedo ver en tus ojos.
Lawrence suelta mi brazo, colocando ágilmente su mano en mi mentón. Uso demasiada fuerza, provocando que se volviera un dolor insoportable.
__¡Ahhhh!..._ No pude evitar dar un fuerte gritó de dolor.
En el momento, en que Lawrence ejercía mucha más fuerza en mi rostro, se escuchó la puerta de la habitación, abrió.
_ ¡Lawrence!...
__ Ay, ya despertó...
El hombre que acaba de entrar a la habitación, era el mismo del elevador.
Miré con miedo a los dos hombres delante de mí, mis manos, como cada parte de mi cuerpo, comenzaron a temblar agresivamente.
__ Qué le has hecho, mira como tiemblo...
_ Cállate, Pedro... _ Le ordenó Lawrence con una voz extremadamente fría.
_ ¡Está bien!...
__ ¡Está bien!...
_ No volveré a decir nada... _ Dijo sin borrar de sus labios el tal Pedro.
Lawrence soltó su mano de mi mentón, sacudiendo mi rostro con fuerza. Se alejó un poco de mí, y se dio la vuelta con la silla de ruedas.
_ Encárgate de que no tenga nada, y después llama a Socorro, y le dé uniforme de sirvienta... _ Al terminar de ordenarle, Lawrence salió de la habitación.
Dejándome a solas con otro hombre, me levanté de la cama, de inmediato. Retrocedí hasta que mi espalda, golpeo la pared.
Me sentía acorralada, y solamente quería escapar de ahí, lo antes posible. Pedro caminó hasta la mesa, donde tenía su botiquín.
Saco una inyección, e inmediatamente, entre en pánico.
_ ¡¿Qué es eso?!...
__ ¡Me quieren matar!...
__ ¡Yo no soy, Lorett, mi nombre es Natalia Montenegro!...
_ No soy idiota, has intentado miles de veces ese truco, y sola vez una vez te ha funcionado... _ Me contestó acercándose a mí.
Pedro me agarró, y con un fuerte empujón me dejó caer en la cama. Trate de luchar, sin embargo, mis fuerzas eran tan pocas comparadas con las de un hombre que medía unos dos metros, y un cuerpo atlético.
_ Mantente quieta, o esto será lo más doloroso que hayas vivido en tu vida.
_ ¿Más doloroso?... Es broma... Lo más doloroso lo he estado viviendo desde que entre al despacho de mi padre...
A los pocos segundos de haber sometida por Pedro, sentí una ligera punzada en mi brazo izquierdo.
Pedro se levantó de mí, dejando la marca de sus dedos, en mis muñecas. La sangre volvió a salir por la herida de mi mano, atreves de la venda, que llevaba traía puesta.
_ No hay escapatoria... Has entrado al infierno y solo muerta, vas a poder salir... _ Dijo Pedro.
Me levanté, sin poder evitar que mis lágrimas cayeran por mis ojos negros...
_ Qué fue lo que me has inyectado, ¿Es una droga?...
_ No, es un calmante. _ Respondió.
_ ¿Acaso has olvidado que soy médico?...
_ Más tarde van a traerte el uniforme que vas a usar de ahora en adelante...
_ No hagas enojar a Lawrence, ya que esta vez no van a hacer como las anteriores... _ Fue demasiada clara la amenaza de Pedro hacia mí.
_ Yo no soy Larett, ¡¿Qué no lo entiendes?!... Mi nombre es, ¡Natalia Montenegro!... _ Grité con todas mis fuerzas, y enseguida, volví a perder el conocimiento...
Únicamente, sentí mi cuerpo golpear el suelo, sin que nadie lo evitara.
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