La Niñera de los Hijos del Mafioso

Andrei: Has cometido un grave error, Logan. Esa chica estaba aterrada, si hubiera sido ella, ya habría hablado al borde de la muerte. ¿Te has vuelto loco? Apuntaste el arma hacia ella, Logan.

Logan: Aparta de mi camino.

Logan se va de allí rápidamente, Andrei entra, Raquel lo llama a su despacho, exige una explicación, Andrei no quiere mentir a su suegra y cuenta todo.

Raquel lo entiende, vuelven a la sala, Erika baja y va a la cocina a preparar un té.

Raquel: ¿Cómo está ella?

Erika: Temblando, Logan ha perdido todo juicio que tenía, no para de llorar. Le daré este té con un calmante.

Raquel: Hazlo, cuídala.

Erika sube a la habitación de Esther, ella está acurrucada en la cama, intenta tomar el té, bebe la mitad y Erika insiste en que tome el resto. Esther se calma, acaba durmiéndose y Erika sale de la habitación.

Andrei: ¿Cómo está ella?

Erika: No me hables, Andrei. Tú estabas allí y no hiciste nada.

Andrei: Parece que no conoces a tu hermano, probablemente me habría disparado a mí, intenté detenerlo.

Raquel: Lo importante es que ella se tranquilice.

Permanecen en la sala pensativos, preocupados, sin saber cómo actuar.

Logan regresa a casa solo por la noche, los niños ya están despiertos, están jugando, se sientan a la mesa a cenar, Erika no consigue comer nada, el ambiente está muy tenso.

Ben: ¿Mamá no viene?

Raquel: Está cansada, está durmiendo, esa dormilona jajaja. Luego comerá algo.

Los niños terminan, vuelven a jugar y ellos se quedan en la mesa.

Raquel: Bien, ¿qué le diremos? "Esther, somos una familia de mafiosos", "Logan y Andrei son mafiosos", "ese arma es lo que hace a Logan un mafioso, no tengas miedo".

¿Qué opinan?

Permanecen en silencio.

Raquel: Solías ser más inteligente, Logan, pero cuando crees que estás siendo tonto, actúas como tal. No conoces a esta chica, habría sido más fácil investigar su vida, no mezcles las cosas.

Erika: ¿Sabías que ella tiene traumas? Ha tenido una vida horrible, no sabes quién es, no te atrevas a matar a alguien que no conoces por placer.

Logan: Basta, Erika.

Para defender a una persona así, debes conocerla más que yo, ¿no es así?

Erika: ¿Sabes el 1% de lo que le ha ocurrido?

Mamá, Esther no merecía pasar por esto, es buena persona, tiene un horrible pasado que ni siquiera recuerda.

¿Sabes lo que es no tener un padre, Logan? Pero ¿sabes lo que es perder a ambos? Y peor aún, ¿olvidarlos? ¿Has olvidado a papá o algún momento con él? No, tú no sabes. Esther es así, casi muere, no sabe quién es, tiene una vida miserable sin memoria, no tiene a nadie en este mundo por ella, y tú le has arruinado la vida.

Erika sale de la mesa, sube a su habitación, se encierra y llora.

Logan: ¿Qué quiso decir? ¿A qué se refería?

Andrei: Esther perdió a sus padres en un accidente, perdió la memoria y no recuerda nada.

Logan: ¡Mierda!

Sale de la mesa furioso, está perdido, sin saber qué hacer ahora.

No sabe cómo actuar cerca de ella, no sabe cómo explicarlo, ¿sería mejor despedirla? Piensa en esa posibilidad, si ella es la persona equivocada, no sabrá cómo actuar frente a ella.

Logan se queda encerrado en el coche pensando durante horas, no llega a una conclusión, pero muchas cosas coinciden con las historias de las dos personas, hay grandes posibilidades de que sea ella, ¿o sería una coincidencia?

Llama al detective, le pide que investigue la vida de Esther, le pide alguna novedad, pero por el momento no tiene nada.

Erika acuesta a los niños, deja que Ben le dé un beso a Esther, le lee un cuento y él se duerme.

Todos descansan, Erika no puede estar cerca de Andrei sin saber la verdad, él le explica todo, ella se enfada más con Logan.

Esther se despierta en la madrugada, mira a su alrededor y se confunde. Pero pronto recuerda todo, siente dolor de cabeza, su estómago está vacío, va al baño, se ducha, se viste con ropa limpia y va a la cocina a comer algo.

Esther prepara un té, toma un pan y se sienta en la silla a comer, encogida.

Logan también estaba preocupado y no sabía cómo acercarse a Esther. Sin embargo, cada vez que intentaba hablar con ella, ella lo rechazaba y le pedía que se alejara. Esto le provocaba aún más angustia y dolor.

El día pasó sin incidentes y llegó la hora de ir a buscar el pastel de cumpleaños de la madre de Erika. Esther y Erika fueron juntas, dejando a Zaya al cuidado de Raquel. Durante el camino, Esther no podía evitar sentir temor por el regreso de Logan.

Al llegar a la pastelería, Esther y Erika eligieron un hermoso pastel con flores decorativas. Mientras pagaban, Esther miró a Erika y le agradeció por todo su apoyo, además de disculparse una vez más por los problemas que había causado. Erika sonrió y le aseguró que todo estaría bien.

De regreso a casa, Esther se sintió un poco más tranquila. Tal vez las cosas podrían mejorar y recuperar la armonía que habían perdido. Sin embargo, todavía tenía miedo de cómo reaccionaría Logan al verla. Solo podía esperar lo mejor y continuar cuidando de sus hijos.

Una vez en casa, Esther y Erika se encontraron con que Logan estaba en el jardín jugando con Ben, Andrei y Yasmin. Esther sintió un alivio momentáneo al ver que Logan parecía tranquilo y feliz. Estaba dispuesta a darle otra oportunidad, pero también sabía que era importante establecer límites y protegerse a sí misma y a sus hijos.

El día avanzó y llegó la noche. Esther se preparó para ir a dormir, pero antes de acostarse, bajó a la cocina a preparar un biberón para Zaya. Logan la siguió y se acercó lentamente a ella.

Logan: Esther, necesitamos hablar. Sé que cometí muchos errores, pero estoy dispuesto a cambiar. Quiero ser una mejor persona y recuperar tu confianza.

Esther lo miró con cautela y suspiró. No estaba segura de si podría confiar en él nuevamente, pero también tenía la esperanza de que todo pudiera solucionarse.

Esther: Logan, las palabras no son suficientes. Necesito ver un verdadero cambio en tus acciones. No puedo permitir que se repitan los errores del pasado.

Logan asintió y prometió hacer todo lo posible para enmendar sus errores. Esther sabía que no sería fácil, pero también quería darle una oportunidad. Ambos sabían que tendrían que trabajar duro para reconstruir la confianza perdida y encontrar la paz en su relación.

Con esa esperanza en mente, Esther se acostó esa noche, esperando que el futuro pudiera traerles la felicidad y la tranquilidad que tanto anhelaban.