Conoce a Morgan, deja que te envuelva en su historia y siente cada una de sus emociones como si fuera tuya.
NovelToon tiene autorización de Mar-4538 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo: 13
CALEB.
Estaba en casa jugando a la Xbox cuando el timbre sonó. Me levanté deprisa y abrí la puerta. De pronto, alguien se abalanzó sobre mí y me abrazó.
—Estoy tocando fondo. Necesito tu ayuda, Caleb —dijo entre sollozos.
¿Morgan? ¿Qué hacía aquí? ¿Por qué
lloraba? ¿Qué había pasado?
—Nena, ¿qué te sucede? —le pregunté, preocupado.
—Llama a Hunter —me pidió, con la voz ahogada por las lágrimas.
—Claro, ya voy.
Me alejé y marqué su número. Al contestar, lo escuché agitado. Ni siquiera quise imaginarme lo que estaba haciendo.
—Caleb, es un mal momento. Me estás interrumpiendo —dijo, molesto.
—Morgan está en mi casa llorando —le respondí, sin rodeos.
—¿Qué le hiciste, idiota? —me preguntó, alarmado.
—¡Nada! ¡Ella llegó así!
—Caleb, dile que regresaron —me susurró Morgan.
—No entiendo nada, Hunter.
—¿Qué sucede?
—Morgan quiere que te diga que regresaron, pero qui... —no me dejó terminar.
Me colgó.
—Morgan, ¿quieres hablar de lo que pasó? —le pregunté.
—No, necesito estar sola.
—¿Qué? Pero si quieres estar sola, ¿por qué viniste a mi casa y me pediste que llamara a Hunter?
—No lo sé. ¿Me puedo acostar en tu cama? —me preguntó, con la voz temblorosa.
—Claro, nena. Estás en tu casa —le dije, y la vi desaparecer por el pasillo hacia mi habitación.
Diez minutos después...
Hunter entró en mi casa sin siquiera tocar.
—Hunter...
—Estaba abierto —dijo, mirándome fijamente.
—Creí que te había interrumpido.
—¿Dónde está Morgan?
—En mi habitación.
—Ella tiene una crisis emocional, ¿y crees que lo mejor es llevártela a la cama? —me preguntó, molesto.
—¿Qué? ¡Dios, no! ¡Ella se fue porque quería estar sola!
—De acuerdo, ¿puedo pasar a verla? —me preguntó, más calmado.
—Claro. Si necesita algo, me avisas.
Sin decir nada, caminó hacia mi
habitación.
MORGAN.
Todavía no puedo creerlo. Tengo una hermana gemela y una madre que tal vez sí me amó. A diferencia de Samantha, quien creía que era mi madre biológica, esta mujer sí me amó. Dios, esto es demasiado para mí.
El sonido de la puerta abriéndose me sacó de mis pensamientos. Hunter me miró con tristeza.
—¿Quieres hablar de lo que pasó? —me preguntó, con cautela.
—Hunter, mi madre está muerta —le dije, sintiendo las lágrimas volver a mis ojos—. Y no solo eso. Tengo una hermana gemela que nunca vi. Solo escuché su voz cuando llamé a mi tía Ana, pero me asusté y colgué. Conduje hasta aquí sin rumbo, no sabía si estarías ocupado, así que le pedí a Caleb que te hablara.
—Morgan, ¿cómo que tu mamá murió? ¿Y por qué te ves tan decepcionada? —preguntó, confundido.
—Samantha, ella no es mi mamá. Mi madre biológica murió cuando yo era una bebé.
—¡¿Qué?! —exclamó.
—Lo sé. Yo también lo estoy asimilando.
—¿Y qué sientes en realidad? —me preguntó, suavemente.
—Los odio... —le dije, con la voz llena de rencor. Los odio por hacerme creer que esa mujer, que me trató como a la persona que más odiaba, era mi madre.
—¿Y cómo vas con Caleb? —me preguntó, cambiando de tema.
—Caleb... él es un mafioso. Y me dijo que le cortaría la cabeza a cualquiera que se me acercara con intenciones de algo más que amigos —le confesé, soltando un suspiro.
Mi vida es un torbellino.
Me encontraba en casa de Caleb. Ayer, después de que Hunter llegara, decidimos quedarnos aquí. Hunter tenía miedo de lo que Caleb pudiera hacerme.
Me vestí con algo simple y cómodo para ir a la "nueva casa de Caleb".
—Ya estamos listos, Morgan —me dijo Hunter, entrando en la habitación.
—Claro, ya voy. ¿Solo iremos nosotros?
—No, nena. También irá una amiga —mencionó Caleb, entrando a la habitación.
—Oh, claro, no hay problema. ¿Vamos, entonces? —pregunté con una sonrisa.
Ambos se dirigieron al auto de Caleb. Hunter se subió en la parte de atrás y Caleb en el asiento del piloto. Yo intenté subirme en el asiento del copiloto, pero Caleb me detuvo.
—Lo siento, nena, está reservado —dijo, guiñándome un ojo.
Maldito imbécil.
Me subí en la parte trasera sin decir nada. El auto arrancó. Caleb condujo hasta un barrio de clase media y se detuvo frente a una casa triste y gris. Tocó el claxon, y de la casa salió una chica con un atuendo que no dejaba nada a la imaginación. Se notaba que estaba muy operada.
—Hola, mi amor —lo saludó. Le dio un beso en la boca.
¡Que perra! Maldito Caleb, maldito playboy y maldita zorra. ¿Por qué me siento así? Sentí unas ganas inmensas de arrancarle su cabello teñido de rojo.
—¿Morgan? —susurró Hunter a mi lado.
—¿Sí?
—Te vas a lastimar las manos si sigues apretándolas de esa manera. Tranquila, pequeña —dijo, dándome un beso en la mejilla mientras miraba fijamente a Caleb, quien nos asesinaba con la mirada.
Diablos, ni siquiera me había dado cuenta de que tenía los puños apretados.
Pero, ¿por qué? ¿Por qué me molesta que esté con ella? ¿Por qué siento celos?
Dios, ¿son celos? Si son celos, no puede ser. No puedo querer a nadie. Ni siquiera a Caleb, que parece un dios griego y besa estupendo. Pero, ¿qué estoy diciendo? Esto no puede pasar. No puedo volver a enamorarme. Todos son iguales, solo piensan en sexo y en su orgullo machista.