UNA DONCELLA PROBLEMATICA

Aquiles no entendía lo que le pasaba, ni por que estaba al pendiente de lo que María hiciera, se regañó mentalmente y se obligó a dejar de pensar en ella; molesto le ordenó que lo dejara solo, ya no quería seguir escuchando lo bien que todos se la estaban llevando con María. 

Después de cenar ya no quiso saber nada de nadie se fue a su camerino, se bañó y después se acostó en la cama; el siguiente día fue lo mismo, Omar ya no lo buscaba, se la pasaba en la cocina cuando terminaba el trabajo que le tocaba, apenas le daba los reportes y ya no volvía a saber de él. 

Aquiles se dio cuenta los desayunos eran con ella, las comidas y cenas igual, todos reían, se divertían, pero más que nada disfrutaban de su compañía, algo que lo llenaba de celos, pero su orgullo era grande, no pensaba ir con ellos, mucho menos sentarse en la misma mesa que ella. 

Los días pasaban y rápido cumplieron 3 semanas en el barco, cuando a Omar se le ocurrió sacar uno de los barriles de ron, para tomar, María y Marcos les hicieron unos bocadillos de jamón, papas picadas, cocidas en una salsa que ella sabía hacer con algo de picante, sacaron algunas frutas aún estaban buenas. 

Uno de ellos sabía tocar la flauta y otro el acordeón, algo que siempre cargaban con ellos, se emocionaron tanto, que rápido se propusieron para tener música; todo eso pasó en la comida de la tarde, donde se pusieron de acuerdo para hacerlo en la noche después de la cena. 

Omar habló con Aquiles, aunque no fue para pedirle permiso, solo le dijo lo que iban a hacer, sin pedir su opinión; después de informarle regresó a la cocina, para ayudarles con las botanas, también invitaron a las jóvenes, claro a las que quisieran unirse a ellos, no estaban obligadas a convivir. 

Aquiles no pudo decir que no, fue algo que lo tomó por sorpresa, pero al escuchar que María iba a estar con ellos, le dijo que él no irá, pero Omar no había ido a invitarlo y se lo dijo claramente, ya que quería que todos se relajaran, disfrutaran de un buen momento. 

Todos se organizaron bien tanto que pusieron las mesas pero en la parte trasera del barco, atrás de donde estaba la puerta que daba a los dormitorios; esa parte era  casi igual de grande de donde estaba el timón, pero aquí no estaba levantado, solo detrás de un pequeño cuarto, que era donde estaban las escaleras para bajar a los dormitorios y a un lado estaba otro cuarto donde tenían guardado el armamento con un candado, quedaba un metro y medio a cada lado para poder pasar a la parte de atrás del barco, donde pasarían parte de la noche tomando. 

Después de la cena 7 de las jovencitas se quedaron con ellos para disfrutar, las demás no querían convivir con ellos, pensaban que no era bueno, hasta indigno lo sentían, algo que a nadie le importó. 

Todos tomaron ron hasta María, comieron las botanas, había música que aprovecharon para bailar; ella lo hizo con Omar, con Marcos y con otros de los caballeros, igual las 7 chicas que estuvieron con ellos aprovecharon de ese momento para bailar sin ninguna etiqueta de salón. 

Todos se divertían hasta que se hizo la 1 am, empezaron a cantar, dos de las jóvenes hicieron dueto con tres de los caballeros, cada momento era más divertido, hasta que María quiso cantar una canción. 

Ella no cantaba nada bien, algo de lo que todos se dieron cuenta, terminaron interrumpiendo su canción, haciéndole gritar por lo mal que estaba cantando; el escándalo que se hizo, las risas y la burla que le hicieron, eso sí hicieron que María se molestara, terminó dejándolos a todos y se alejó de ellos, pero nadie le creyó su enojo, se quedaron pensando que iba al baño, siguieron cantando, divirtiéndose. 

María no estaba tomada, apenas había bebido tres vasos en toda la noche, pero muchas veces el pensamiento es traicionero y sin querer mientras caminaba sujetándose de la barandilla de madera que rodeaba la orilla del barco y mientras miraba el mar, recordó a Carlos. 

Eso la puso triste, hasta sintió amarga su boca por los malos recuerdos, realmente quería tenerlo enfrente para decirle unas cuantas verdades y mientras miraba a lo lejos enfurecida gritó. – ¡eres un idiota! 

Estaba por gritar el nombre de Carlos cuando escuchó la voz de Aquiles diciendo. – Tienes una horrible boca, no parece una dama. 

María al escucharlo supo quién era y soltó el aire con fuerza por lo molesta que se sintió; voltea a verlo y seria le dice. – Otra vez tú, enserio pareces un acosador, ya deja de seguirme hay otras chicas en el barco, por qué no vas a molestar a alguien más. 

Aquiles frunce el ceño y con una seriedad le dice. – Qué irrespetuosa eres, ¿recuerdas quién soy? El capitán de este barco. 

No te estoy acosando, que mujer más vanidosa, tú sí que tienes tu ego bien elevado, pero solo para aclararte yo tengo que vigilarlos a todos y ponerlos en su lugar, sobre todo a las mujercitas como tú. 

No soy de los que preste atención a las tonterías, pero me ha llamado la atención y sí soy algo curioso, dime ¿a quién le gritaste esas palabrotas? Realmente me gustaría saber quién es la pobre víctima que está sufriendo en este momento de un zumbido en sus oídos, por todo lo que la o lo estás maldiciendo. 

María le sonríe con algo de malicia y tranquila le responde. – que mitotero eres y la verdad no te importa, deja de ser tan metiche. 

Aquiles frunce el ceño y serio le dice. – ¿siempre eres tan grosera? Estoy tratando de ser educado, aunque tú no te lo merezcas, pero bueno que puedo esperar de una princesita, siendo tú la prometida del príncipe heredero del reino de América. 

Es raro, el día que llegamos era tu compromiso para casarte con ese tonto, que no sirve para nada, porque se mira tan delgado y débil, que dudo que pueda levantar una espada; la verdad no entiendo que le puede ver una mujer, pero bueno supongo que siempre debe de haber una tonta que le guste ese tipo de hombres insípidos. 

María se empieza a reír, camina y le da una vuelta completa hasta quedar en su espalda, mientras lo hacía lo miraba de arriba abajo, algo que hizo que Aquiles se sintiera incómodo, se sintió intimidado un sentimiento que nunca había experimentado hasta ese momento; tragó saliva en el momento que se para detrás de él, rápido se da media vuelta y nervioso le dice. - ¿Qué haces? 

Ella le sonríe y empieza a caminar hacia él de una manera seductora, viéndolo lascivamente, eso hizo que empezara a retroceder dando pasos cortos, se podía ver la inseguridad, aunque no le despegaba la mirada, lo estaba intimidando, algo que nunca se esperó.