Después de años de matrimonio con Josue de un momento a otro me pide el divorcio. Como volveré a confiar en los hombres?
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Boda express
El Doctor Moran, nos recibió amablemente, nos explicó que había que suministrar le quimioterapia lo antes posible, pero nos habló de algo que nosotros no habíamos siquiera considerado, la posibilidad de tener hijos, pues con la quimioterapia podía dañarse tanto la calidad como la cantidad de su esperma, así que nos aconsejó pensar lo más pronto posible en la posibilidad de congelar esperma para que lo pudiéramos usar en caso de que quisiéramos ser padres pronto, pues tendríamos que esperar, mucho tiempo después de que terminara el tratamiento para poder concebir de manera natural y podía haber riesgos aún así.
Por mi parte no había nada que pensar, yo desde niña había soñado ser madre, y ahora pensar en tener un hijo de él amor de mi vida, seria lo mejor que me pasara. Además la confianza con la que el médico nos hablaba, me daba fortaleza, Arturo estuvo de acuerdo en hacerlo y pronto lo hicimos, ya teníamos la cita para la quimioterapia para el viernes, así podía estar con el el fin de semana, pero antes teníamos que hablar con nuestras familias para que nos apoyaran. Primero fuimos a ver a mis padres, quienes se mostraron preocupados, pero prometieron ayudarnos en lo que pudieran, realmente solo necesitábamos apoyo moral, y que comprendieran que por una temporada yo estaría solo enfocada en el trabajo y el tratamiento. Con sus padres fue mucho más difícil, ya que una noticia así es algo que ningún padre quisiera recibir, mi suegra lloró y Don Rubén se veía desencajado, les comentamos que ya en un par de días se iniciaba el tratamiento y me pidieron que nos quedáramos en su casa, para que estuvieran al pendiente, yo no me sentí cómoda, pero acepte.
Arturo me pidió esa noche que me casara con él, no quería vivir conmigo sin este requisito y quería estar entero para disfrutar ese momento, fue una propuesta apresurada y sin anillo, pero dadas las circunstancias no importó, yo también quería hacerlo, y mientras más pronto mejor. Ninguno lo dijo, pero pensamos dos en silencio qué si todo salía mal, por lo menos tendríamos ese recuerdo y la certeza de haber consumado nuestro amor hasta que la muerte nos separara. Así que al otro día se lo comunicamos a todos, y nos pusimos a prepararlo todo, la boda sería lo más sencilla posible, pero con mucho amor. Solo estarían presentes mis amigas y nuestras familias así que en dos semanas estaríamos casados.
Mi mamá me llamó preocupada, no quería que sufriera otra vez, me pedía tomar las cosas con calma y no apresurar la boda, pero yo le respondí que con boda o sin ella sufriría igual si Arturo no se reponia, y por lo menos tendría el consuelo de haberlo cuidado día y noche hasta el último momento. Al final entendió mi punto de vista y yo se lo agradecí.
La primer quimioterapia salió muy bien, ya Mauro nos había dicho que sería así, solo un poco de náuseas y debilidad. Lunes miércoles y viernes de la siguiente semana tendría otras sesiones y tres semanas de descanso, Resistió la segunda vez aún con pocas molestias, pero la tercer sesión si lo dejó muy decaído, la cuarta fue más difícil, de hecho después de esta tuvo que guardar cama por tres días seguidos, le dolía todo el cuerpo y no toleraba ningún alimento, así que hubo que ponerle suero para que no se deshidratara, y bajó más de peso.
Como todo un guerrero hizo su mayor esfuerzo para reponerse para la boda, aunque se veía un poco pálido, tenía una hermosa sonrisa y un brillo especial en los ojos, se le notaba que estaba feliz, vestía un traje de tres piezas negro y una elegante camisa blanca con corbata de moño, mi vestido era hermoso, ajustado en el talle con bordados de pedrería y tenía escote corazón rematando con una falda amplia de encaje y tul, la ceremonia religiosa se llevo a cabo en la iglesia cercana a su casa, que era antigua y majestuosa, mi padre me entregó por primera vez en el altar, ya que antes no me había casado por la iglesia, la misa fue hermosa e íntima, cargada de emoción y esperanzas, dijimos nuestros votos con voces entrecortadas por la ilusión y la incertidumbre, y unimos nuestras vidas ante Dios intercambiando unos hermosos anillos que sellaron la promesa de amarnos y cuidarnos por el resto de nuestros días. La boda civil se realizó en su casa, terminando con una cena llena de alegría y buenos deseos. Bailamos por primera vez como esposos entre aplausos, después lo hicimos con nuestros padres y yo con mi hermano, brindamos con cada uno de los presentes y disfrutamos un rico pastel. Todos nos la pasamos muy bien, no fue la boda del año ni la gran fiesta pero lo importante era unir nuestras vidas, terminó todo temprano porque Arturo tenía que descansar. Ya éramos marido y mujer.
Don Rubén nos regaló una semana de vacaciones en la playa como luna de miel, me dijo que el se haría cargo de la empresa mientras tanto, querían que Arturo descansara un poco para seguir con su tratamiento, Mauro estuvo de acuerdo que le haría bien e incluso nos recomendó unos suplementos alimenticios para que se nutriera adecuadamente y se sintiera mejor.
Nuestros días de descanso los aprovechamos para hacer el amor, teníamos que usar protección pero queríamos una luna de miel más normal, yo le dije que no hacía falta, qué si no se sentía bien no había problema, pero el me dijo que me deseaba y no iba a dejar escapar la posibilidad de hacerme suya en tan hermoso lugar, así que aprovechamos el tiempo, ciertamente no tenía el vigor de antes, pero experimentamos más caricias dulces y lentas, que nos conectaban el alma, también tomamos el sol y nos metimos a nadar al mar. Comimos deliciosos platillos tropicales y descansamos mucho. También platicamos de nuestros miedos, y de lo que estaba por venir. Dormíamos abrazados pues queríamos estar lo más cerca posible. Y cada día se sentía más fuerte, hasta se veía mejor.