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Idealizado

Idealizado

Status: Terminada
Genre:Elección equivocada / Completas
Popularitas:1.5k
Nilai: 5
nombre de autor: criis jara

Idealizado es una novela juvenil que narra la vida de Elena, una adolescente atrapada en un hogar marcado por la violencia doméstica y el abuso psicológico de su padre. A través de su amistad con Carla, un breve romance con Lucas y su propio proceso de resiliencia, Elena enfrenta el dolor, la pérdida de su madre y la búsqueda de justicia. Con un estilo emotivo y crudo, la historia explora temas de empoderamiento, superación y la lucha contra el silencio, culminando en un mensaje de esperanza y amor propio.

NovelToon tiene autorización de criis jara para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Como Si Nada Pudiera Salir Mal

Elena despertó con un dolor de cabeza punzante que le atravesaba la sien, un cansancio que no había podido sacudir del todo durante la noche. Se quedó unos segundos con los ojos cerrados, luchando por despejar la niebla que cubría su mente. El mundo parecía demasiado pesado para empezar el día.

Su mano se estiró hacia la mesita de noche y tomó el celular, que brillaba con una notificación. Era un mensaje de Lucas.

“Buenos días, hermosa. ¿Cómo estás? Espero que mejor que ayer.”

Un leve rubor apareció en las mejillas de Elena, y a pesar de la fatiga, una sonrisa tímida se asomó en sus labios. Escribió con cuidado, tratando de que su respuesta sonara lo más dulce posible.

“Hola, Lucas. Estoy bien, gracias. Perdón por mi actitud de ayer, no fue justo contigo.”

Poco después, Lucas respondió con entusiasmo.

“No tienes que disculparte. Todos tenemos días difíciles. ¿Vas a ir conmigo mañana al lugar que te conté?”

Elena titubeó antes de responder, la incertidumbre se reflejaba en sus dedos sobre el teclado.

“Aún no hablo con mis papás, pero dime dónde es y le preguntaré a mi mamá.”

Lucas no tardó en detallar el plan.

“Será un viaje a la playa, un día solo para nosotros, sin preocupaciones.”

Elena sintió que su corazón se aceleraba. El simple hecho de imaginar la brisa del mar y el sonido de las olas la llenaba de esperanza. Respondió con emoción.

“¡Wow! Eso suena increíble. Le pediré permiso y te aviso.”

Después de despedirse con cariño, Elena bajó al comedor donde su mamá ya estaba preparando el desayuno, tarareando una canción que iluminaba la cocina con su alegría habitual. Su mamá le sonrió al verla, un gesto cálido que Elena agradeció en silencio.

Casi al mismo tiempo, su papá apareció en la entrada, con el celular en mano, algo inusual en él, pero hoy su rostro mostraba una expresión tranquila, casi sonriente. Ambos se sentaron a la mesa, y mientras el aroma del café llenaba el aire, Elena reunió el valor para hablar.

—Papá, quería preguntarte algo... ¿Crees que podría viajar con mamá a la playa? —dijo, tratando de sonar casual, aunque el corazón le latía fuerte.

Su papá la miró con atención, sin decir nada al principio, como si analizara cada palabra. El silencio se hizo pesado, hasta que finalmente habló, con un tono serio pero mesurado.

—¿Y cómo vas en el colegio? —preguntó, con un dejo que indicaba que eso sería decisivo.

—Bien, papá. Todo está mejorando.

Un pequeño suspiro escapó de sus labios y entonces, con una sonrisa contenida, asintió.

—Entonces, sí, pueden ir.

La alegría explotó dentro de Elena como un estallido de luz. Ella y su mamá se miraron y festejaron con una emoción contenida, casi en secreto. Elena no pudo evitar acercarse para darle un beso en la mejilla a su papá, un gesto que parecía sellar un momento de paz inesperada entre ellos.

Con renovado ánimo, comenzaron a preparar las maletas, llenas de sueños y la esperanza de un día que prometía ser inolvidable.

Mientras armaban la maleta en la habitación, con ropa esparcida sobre la cama y el placard abierto de par en par, su mamá revolvía prendas mientras preguntaba, sin rodeos pero con esa voz suave de complicidad:

—¿Y por qué este viaje de repente, Elena?

Elena se quedó en silencio, sosteniendo una remera doblada entre sus manos. No sabía si mentir o decir la verdad. Durante unos segundos, pensó en inventar algo, pero en ese instante, su celular vibró sobre la almohada. Lo tomó con disimulo, y al ver la notificación, sus labios se curvaron involuntariamente en una sonrisa.

Era Lucas.

“¿Y qué te dijeron?”

Esa simple pregunta fue suficiente para que Elena dejara caer la remera sobre la maleta y se girara hacia su madre con decisión.

—En realidad… es una sorpresa de Lucas —dijo finalmente—. Ya llevamos unos meses y… queríamos tener unas vacaciones especiales, solo que como no me dejarían ir sola con él, le dije que tal vez podía ir con vos.

Su mamá la miró en silencio por un segundo, y luego soltó una risa cálida mientras la señalaba con un dedo.

—Así que esto tiene nombre y apellido… picarona —dijo con picardía, mientras le revolvía el cabello con ternura.

Elena rió con ella, y mientras su mamá buscaba un neceser, tomó el celular para responder:

“Sí, me dejó ir. Vamos con mi mamá… pero ella ya sabe de vos.”

A los pocos segundos, la respuesta apareció en pantalla:

“Genial princesa 🩵. Nos vemos mañana. Me voy a armar mis maletas también 😁✈️”

Elena abrazó el teléfono contra su pecho, como si pudiera guardar ese momento solo para ella.

...----------------...

El resto del día transcurrió como una pintura viva.

En la cocina, su mamá preparaba unos muffins que perfumaban toda la casa, mientras Elena iba y venía contándole ideas para el viaje, lugares que podrían visitar, cosas que quería hacer. La emoción la desbordaba, y su madre, al verla tan ilusionada, solo sonreía.

Su papá, por su parte, había vuelto a su habitual silencio, pero se mostraba sereno. Pasaba tiempo con su celular o mirando la televisión, asintiendo cada tanto a lo que se hablaba, como si aún estuviera evaluando su decisión. Sin embargo, cuando su esposa mencionó si podían llevar una cámara para registrar el viaje, él fue hasta un cajón y les alcanzó una cámara pequeña con una sonrisa casi invisible.

—No la rompan —fue todo lo que dijo, pero esa frase bastó.

Esa noche cenaron juntos, rieron más de lo habitual y hasta hablaron de algunas vacaciones pasadas. La familia, por un instante, parecía más unida de lo que había estado en mucho tiempo. Elena sentía una especie de alivio, como si el peso del encierro, del control y del miedo que había sentido meses atrás, se disolviera lentamente entre palabras cotidianas y planes para el día siguiente.

Luego de ver una película familiar —aunque esta vez sin quedarse dormidos en el sillón—, su mamá le pidió que subiera a descansar temprano. Elena obedeció sin quejarse.

En su habitación, luego de bañarse y dejar todo listo, tomó su libreta de siempre y comenzó a escribir. La tinta azul se deslizaba sin esfuerzo, como si las palabras se escaparan solas desde su interior:

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"No sé por cuánto tiempo más dure esta calma, pero hoy me siento feliz. Siento que estoy por vivir algo que voy a recordar siempre. Lucas me llena el alma, aunque a veces tenga mis dudas, hoy solo quiero vivir esto. Mamá está feliz. Papá… bueno, está más tranquilo. Me hace bien verlos así. Mañana me espera algo distinto. Tal vez el principio de una nueva etapa. Ojalá no me equivoque. Ojalá esta vez, la vida no me haga despertar tan de golpe."

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Elena cerró la libreta, apagó la luz de la lámpara y se recostó con una sonrisa suave, abrazada a la almohada.

Por primera vez en mucho tiempo, durmió con la ilusión de un viaje, de una historia que estaba por escribirse, no en papel… sino en la vida real.

1
Blanca Ordaz
muy buena trama hermoso mensaje de amo y supervivencia felicidades por esta hermosa novela de aprendizaje
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