Y llegaste tú, y me sorprendió el poder que había en tu interior y llegaste tú...
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Capítulo 13
Mientras Emmanuel subía por la escalera trasera, Samantha fue hacia la principal y entró en el salón de baile para ver a los invitados divertirse en la pista, bailando al son de la orquesta. Los dueños del Emporio habían elegido la Orquesta considerada mas famosa del país. «Los melódicos» En ese salón que los invitados que no estaban sumados en la pista de baile, estaban de pie o bien se habían sentado en unas mesas estratégicamente colocadas alrededor de la pista.
Las puertas de la terraza estaban abiertas para que los invitados se animaran a salir.
Samantha decidió ir a dar un paseo tan pronto como consiguiera una copa de vino.
Sin embargo, cuando vio que Emmanuel se escabullía de nuevo, cambió de planes. Pidió dos copas de vino y bajó por la escalera trasera.
Emm se había sentado en el segundo peldaño cuando escucho unas pisadas que lo hicieron levantarse de un salto. Preguntandose ¿Quien podría ser? Nadie lo había visto escabullirse de la fiesta.
Cuando vio que se trataba de Samantha, se quedo de pie, viendo como ella se acercaba a él.— Eres tú exclamó con una sonrisa.
Samantha también sonrió.- Si, soy yo, te he traído una copa de vino, te ves cansado.
Emmanuel suspiró y estiró la musculatura del cuello. En la agencia no aprobamos la bebida mientras estamos trabajando, pero ya me aplicaré el sermón mañana. Pásame esa copa.
Samantha se paro a su lado y le ofreció el vino.¿Cómo la ves?
Emmanuel - Eso te lo debería preguntar yo a ti. Eres una de las invitadas.
Samantha Desde el punto de vista de una invitada, es un éxito rotundo. Todo parece perfecto, sabe perfecto y huele perfecto. La gente se divierte y no tiene ni idea de que ustedes cumplen su horario con tanta eficacia que en el norte arrancarían lágrimas de admiración por todo lo que hacen.
Emmanuel - Gracias. Eso quiere decir que lo estamos haciendo bien. - Luego bebió un sorbo de vino y cerró los ojos.- Esta buenísimo.
Samantha — ¿Qué tal se porta?
Emmanuel — ¿Quien?
Samantha — Angélica, la arpía que se cree Diosa.
Emmanuel Hasta ahora bien.
Samantha — Bueno, no tiene nada que criticarles. Sobre todo cuando cuesta tanto ser una arpía si todo el que se te acerca te dice que estás preciosa y que la fiesta esta espectacular.
Emmanuel — Por lo menos con mi trabajo quedo satisfecha y los chicos también lograron lo suyo. Eso es lo que realmente importa. Ademas, Patricio ha subsanado un par de crisis potenciales y Marcos se ha ganado un gesto de aprobación gracias a las fotos de los invitados. Si el menú y los postres de Luis deleitan el paladar de los anfitriones, familiares e invitados, diría que hemos alcanzado el objetivo.
Samantha - ¿Luis ha preparado ese surtido de pastelitos de diversos sabores? Porque a mi me encanto la mini torta de tres leches. Esta buenísima.
Emmanuel se rio de la cara de delicia que hizo Samantha, sobre los mini postrecitos de Luis.- Claro, que sí. Fue él.
Samantha - Ustedes realmente valen su peso en oro. El montaje de escenario y las flores han generado muchos comentarios.
Emmanuel h ¿Ah, sí?
Samantha - De hecho si, todos han suscitado unas cuantas exclamaciones positivas.
Emm alzó los hombros.- Entonces todo esto ha valido la pena.
Samantha - Ven. Siéntate — Le dijo empujandolo para que se sentara en uno de los peldaños de las escaleras y ella se sentó en uno más arriba, lo rodeó con las piernas y le aplicó los dedos en los hombros.
Emmanuel suspiro de alivio.- ¡Guao! Eres buena.- Y se dejó llevar por sus manos.- Sigue.
Samantha le estaba dando unos masajes alrededor de los hombros y el cuello.- Parece que aquí tengas cemento, Emm.
Emmanuel - Resultado de una semana llena de Bastante trabajo y eventos.
Samantha - Y cuatro mil rosas. Porque no me vas a mentir diciendome que dejaste sola a Karina con la cantidad de trabajo que tenía.
Emmanuel - Cierto. Tú como lo sabes.
Samantha — Ella me lo dijo
Emmanuel — Se han hecho buenas amigas.
Samantha — Si, ella es increible. Lastima que Patricio no se de cuenta.— Se fijo que habia dicho lo que pensaba en voz alta.— Lo siento, no debi de haber dicho nada.
Emmanuel — Te diste cuenta, verdad.
Samantha — Es que es difícil de ocultar, cuando yo estaba en la misma situación que ella.
Emmanuel — Porque querias, tuviste bastante oportunidades de decirme que sentias lo mismo por mi que yo por ti, y no lo hiciste.
Samantha — Por miedo, Emm. Entiendeme.
Emmanuel — Pero me juzgaste sin conocerme.
Samantha lo miro los ojos — Lo siento.
Emmanuel — Ya paso.
Samantha supo que lo habia herido con sus palabras y su silencio. Pero decidio que no era el momento ni el lugar, mejor lo dejaba para despues. Y cambio de tema.
Samantha — Todavía tienen la agenda copada, verdad.
Emmanuel supo que Samantha había cambiado de tema a propósito y le siguio la corriente. — Si. Karina, el equipo y yo, podríamos doblar la cantidad de diseños y arreglos florales. Fácilmente.
Samantha le pasó los pulgares por la base del cráneo y le arrancó un gemido. Con un nudo en el estómago, comprendió que se estaba metiendo en un buen lío. Y dime ¿qué tal estuvo la celebración de las bodas de oro?
Emmanuel - Fue increible. Cuatro generaciones, disfrutando de una celebración sensacional. Marcos sacó unas fotos increíbles. Cuando la pareja se marcó el primer baile, todos lloraron. Esa va a quedar como una de mis celebraciones favoritas. Volvió a suspirar. Vale más que te detengas. Entre el vino y tus manos acariciadoras, acabaré haciendote mia, aqui en los escalones.
Samantha suspiro y le pregunto, susurrandole al oído — ¿Quieres hacerlo?
Emmanuel — Sami no me lo pongas tan facil. — dijo moviendo la cabeza hacia los lados, sintiendo los dedos de ella alrededor de los hombros y el cuello.— Mira que me estoy aguantando lo mas que puedo y estoy perdiendo la batalla. Y todavía hay trabajo que hacer.
Samantha - ¿No has terminado aún?
Emmanuel - No. Tengo que ir ayudar a servir lo que queda para llevar y dárselo a los invitados. Y dentro de una hora empezaremos a desmontar el salón principal y a embalar los centros de mesa y los arreglos florales. La voz le sonó pastosa y algo soñolienta cuando Samantha le siguió masajeando a la altura del cuello.- Mmm. Luego nos ocuparemos del desmontaje exterior. Mañana tenemos una celebración por la tarde, por eso también desmontaremos el salón de baile.
Samantha se torturaba masajeándole los bíceps y regresando a sus hombros.- Deberías descansar un poco mientras puedas.
Emmanuel - Y tú tendrías que estar arriba disfrutando de la fiesta.
Samantha - Estoy bien aquí.
Emmanuel - Yo también, y eso te convierte en una mala influencia, con tu bebida y tus masajes en la escalera. Tengo que subir para relevar a Luis como supervisor.- Se volvió y la miro a los ojos con un ansia, que tuvo que contenerse para no besarla, le tomo las manos entre las suyas, luego le acarició la cara con delicadeza antes de levantarse.- Tengo que salir de aquí, cortarán el pastel dentro de media hora.
Samantha se levantó cuando el ya empezaba a subir.- ¿De que sabor es el pastel?
Emmanuel se detuvo, giró y quedó casi al mismo nivel que ella. Y Samantha pudo ver sus ojos, sus profundos y aterciopelados ojos, parecían soñolientos e iban a tono con su voz.
Emmanuel - Luis lo llama «vacaciones en el caribe». Esta buenísimo, con crema de merengue italiano. No te lo puedes perder.
Samantha —«Ese hombre exudaba sensualidad por todos los poros de su cuerpo. Sus ojos verdes, como los de una pantera y profundos, y su boca ¿En este momento sabría tan bien como los postres de Luis? Porque en la tarde su sabor era exquisito».— A la mierda con todo.— Se dijo a si misma.- Emm, se que me pediste que esperara hasta despues del evento, pero ya no lo soporto mas, asi que te pido disculpas por adelantado, si me paso.
Samantha tomo su cara entre sus manos y lo acercó hacia sí. Esos ojos, dulces y profundos la miraron con desesperación un instante antes de que sus labios se tocaran.
A Emmanuel se le escapó el mismo suspiro que había hecho cuando le estaba masajeando la nuca solo que esta vez pareció más a una tortura para él. Sus manos la asieron por la cadera, y sus labios se abrieron para ella.
Emmanuel se olvido de todo y se permitio degustar Su sabor cálido y sensual. Cuando Samantha deslizó sus manos por su espalda, él la besó con fuerza. Cambió de ángulo, el beso se intensificó y el placer que sintió le arrancó unos quejidos, porque queria tomarla alli mismo. Y se le pasó por la cabeza llevársela al piso de arriba, entrar en la primera habitación que encontrara y consumar lo que habian comenzado en la tarde en el cuarto de almacenamiento de la cocina.
En ese momento, el busca que llevaba en la cintura sonó y los dos se sobresaltaron.
Emmanuel ahogó un grito.- ¡Diosss! - logró articular después. Con un movimiento brusco desenganchó el busca y se lo quedó mirando.- Patricio. tengo que irme.- Se volvió y subió corriendo la escalera.
Samantha sola de nuevo, bajó los peldaños y se sento en uno de ellos, olvidandose del vino que habían dejado tirado allí. Se puso las manos en la cara sintiendose un poco avergonzada. Decidió que no volvería a la recepción y se fue a dar un largo paseo por el jardín.
Emmanuel estaba agradecido de que el trabajo lo mantuviera tan ocupado que no lo dejase pensar.
Ayudó a limpiar un destrozo tras un percance en el que se vieron implicados los niños de la fiesta y la maquina de chocolate, con Karina limpiaron la mesa del pastel para que fuera más fácil servirlo y empezó a recoger los arreglos del salón principal.
Dejó listos los centros de mesa y los demás arreglos florales para su transporte, y cargó y supervisó el material para que estuviera debidamente embalado.
Tras el último baile, inició el mismo proceso en los patios y las terrazas.
No vio a Samantha por ninguna parte.
-¿Va todo bien? - le preguntó Luis, acercándose a él.
Emmanuel - ¿Qué? Sí, claro. Todo ha salido perfecto. Solo estoy cansado.
Luis - En eso, te doy la razón. Al menos, lo de mañana será pan comido comparado con lo de hoy. ¿Has visto a Sami?
- No ¿Por qué? - Emmanuel dio un respingo como un ladrón al que se le dispara una alarma.- ¿Pasa algo?
Luis - La he perdido de vista. Tenía planeado sobornarle con unos pastelitos para que me ayudara a desmontar. Supongo que se ha ido.
Emmanuel - Es posible. No me he dado cuenta. «Mentiroso, mentiroso.» ¿Que me pasa? Aquello no podía ser buena señal.
- Patricio y Marcos están despidiendo a los rezagados.- comentó Luis.- Ellos se encargarán de la comprobación de seguridad. ¿Quieres que te ayude a transportar esto hasta tu casa?
- No, ya he terminado. - Emmanuel cargó las últimas piezas sobrantes que luego dejaría en el taller. Donaría el montaje fotográfico al hospital de la zona y, con las flores sobrante, le pediría a Karina que confeccionara pequeños arreglos para colocarlos en su casa y en las de sus amigos. Luego cerró las portezuelas de la camioneta.- Me voy. Hasta mañana.
Condujo hasta su casa, descargó la camioneta y se metió a la casa.
A pesar de que había le ordenado a su mente que se tranquilizara y se quedase en blanco, esta no paraba de martillarle con un único pensamiento.
Lo que estuvo a punto de hacer con Samantha en dos oportunidades, en el cuarto de almacenamiento de la cocina y en las escaleras traseras.— Diooss ¿Que me pasa?. Estuve a punto de tomarla sin importarme nada, la trate como una cualquiera.
Y solo por unos besos que me electrificaron todo el cuerpo, un instante. Nada más. Y estoy a mil.
Emmanuel decidio irse a dar un baño de agua fria y tranquilizarse. Se fue a la cama con solo unos boxer puestos sin dejar de pensar en Samantha. Tuvo que admitir que había algo más. Y no sabía qué hacer al respecto. Era incomodo, porque siempre sabía lo que había que hacer cuando se trataba de mujeres. Siempre lo sabía. Cayó dormido en pocos segundos, perdió la noción de todo de puro agotamiento