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Herencia De Sombras

Herencia De Sombras

Status: En proceso
Genre:Autosuperación / Traiciones y engaños / Reencuentro / Hija rica en bancarrota / Cambio de Imagen / Venganza de la protagonista
Popularitas:3.9k
Nilai: 5
nombre de autor: DL700

Isabella Dupont ha pasado su vida planificando una venganza que espera borrar el dolor de su infancia. Abandonada a los cinco años por su madre, Clara Montserrat, una mujer despiadada que traicionó a su familia y robó la fortuna de su padre, Isabella ha jurado destruir el imperio que su madre construyó en Italia. Bajo una identidad falsa, Isabella se infiltra en la constructora internacional que Clara dirige con mano de hierro, decidida a desmantelar pieza por pieza la vida que su madre ha levantado a costa del sufrimiento ajeno.

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Capítulo 12

Isabella respiraba profundamente mientras caminaba por el elegante pasillo de Montserrat Construcciones. El sonido de sus tacones sobre el suelo de mármol resonaba en sus oídos, amplificando el latido de su corazón. Sabía que estaba a punto de enfrentarse a la mujer que no solo la había dado a luz, sino que también la había abandonado y robado la fortuna de su padre. Cada paso que daba la acercaba más a ese momento inevitable, y la mezcla de emociones que sentía—ansiedad, rabia, miedo—era casi abrumadora.

Leonardo caminaba a su lado, con Philippe Marchand unos pasos detrás. Cuando llegaron a la puerta de la sala del consejo, Leonardo se giró hacia Isabella y Philippe, con una expresión amistosa pero profesional.

—Vengan conmigo —dijo Leonardo—. Hay alguien que quiero que conozcan antes de que empiece la reunión.

Isabella asintió, esforzándose por mantener una expresión neutral mientras seguía a Leonardo dentro de la sala del consejo. El lugar estaba decorado con lujo y elegancia, con una larga mesa de caoba en el centro rodeada de sillas de cuero. Varios miembros de la empresa y del consejo ya estaban sentados, hablando en voz baja mientras esperaban el inicio de la reunión. Sin embargo, a pesar de la cantidad de personas presentes, Isabella no reconoció a ninguna de las mujeres como Clara Montserrat.

Leonardo los guió hacia una pareja que estaba de pie junto a una de las grandes ventanas que ofrecían una vista panorámica de Milán. La mujer, de mediana edad, tenía un porte elegante, con un cabello castaño oscuro recogido en un moño bajo, y llevaba un traje de alta costura que realzaba su figura delgada pero atlética. A su lado, un hombre robusto y de aspecto imponente estaba hablando en voz baja. Su cabello canoso estaba peinado hacia atrás, y su rostro, aunque marcado por los años, conservaba una expresión de autoridad y seguridad.

—Isabella, Philippe —dijo Leonardo, llamando su atención—. Permítanme presentarles a Giulia Ferraro, la diseñadora en jefe del proyecto y accionista de Montserrat Construcciones, y a Noel Delacroix, el ingeniero en jefe.

Isabella extendió la mano primero hacia Giulia, quien la estrechó con firmeza, pero sin perder la elegancia.

—Es un placer conocerla, señorita Tremblay —dijo Giulia, con una sonrisa cortés pero reservada.

—Igualmente, señora Ferraro —respondió Isabella, devolviéndole la sonrisa mientras intentaba controlar la tensión en sus manos.

Luego, Noel Delacroix tomó la mano de Isabella en un apretón fuerte, su mirada directa y evaluadora.

—Un gusto conocerte, Isabella. He oído buenas cosas sobre ti.

Isabella asintió, sintiendo el peso de su escrutinio.

—El gusto es mío, señor Delacroix.

Antes de que pudieran continuar la conversación, la puerta de la sala se abrió y una asistente entró, anunciando en voz alta:

—La señora Montserrat estará con ustedes en un momento.

Isabella sintió cómo su corazón se aceleraba aún más. El momento había llegado. Intentando no mostrar su nerviosismo, se dirigió con Philippe hacia uno de los extremos de la mesa, donde tomaron asiento. Mientras tanto, Leonardo se alejó para reunirse con Marcello De Luca, quien estaba en la otra esquina de la sala.

Los murmullos en la sala se apagaron cuando las puertas se abrieron nuevamente, y Clara Montserrat entró en la sala. Isabella sintió un nudo en el estómago cuando vio a la mujer que había sido el centro de sus pesadillas durante años. Clara era alta y esbelta, con un porte que exudaba confianza y autoridad. Su cabello castaño caía en suaves ondas sobre sus hombros, y sus ojos azules, fríos y calculadores, escudriñaban la sala mientras caminaba con la gracia de alguien que sabe que todos los ojos están puestos en ella. Vestía un elegante vestido negro que destacaba su abultado vientre, dejando claro que estaba embarazada.

Isabella la observó con una mezcla de asco y furia contenida. La mujer que la había abandonado no solo había rehízo su vida, sino que ahora estaba esperando otro hijo. La rabia la invadió al recordar todas las noches en las que había escuchado los sollozos de su padre, todas las veces que lo había encontrado ebrio en el suelo, roto por el dolor que Clara le había causado. Pero Isabella se obligó a mantener la compostura, a no dejar que las emociones la dominaran.

Clara saludó a los presentes con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos y se sentó en la cabecera de la mesa. Su mirada recorrió el salón, evaluando a cada persona antes de detenerse en los rostros nuevos.

—Parece que tenemos muchas caras nuevas hoy —comentó Clara con una voz suave pero cargada de autoridad.

Marcello De Luca, sentado al otro lado de la mesa, tomó la palabra.

—Sí, Clara. Yo seré el encargado de esta reunión —dijo mientras sacaba un papel de su carpeta—. Aquí están todos los presentes. Permíteme presentarte a algunos de nuestros invitados. —Marcello señaló primero a un hombre corpulento de cabello oscuro y traje impecable—. Este es el licenciado Yamara, representante y abogado del Grupo Liang, nuestro socio inversor de Hong Kong.

El licenciado Yamara inclinó la cabeza en señal de respeto, con una expresión seria y profesional.

—Encantado de estar aquí, señora Montserrat.

Marcello continuó, señalando a otro hombre en la mesa.

—Este es Antonio Guerra, nuestro abogado de Montserrat Construcciones, y el licenciado Rodríguez, CEO de la constructora El Real, que actuará como consultor y asesor en el proyecto de Las Torres Émiris.

Ambos hombres asintieron, y Clara les devolvió el gesto con un leve asentimiento de cabeza.

Finalmente, Marcello señaló al joven sentado al lado de Luca.

—Y por último, nos acompañan hoy Philippe Marchand, inversor interesado, e Isabella Tremblay, arquitecta interesada en el proyecto.

Clara miró a Philippe, reconociéndolo al instante. Se acarició el vientre mientras una sonrisa falsa se dibujaba en su rostro.

—Señor Marchand, qué gusto volver a verlo —dijo Clara con una amabilidad forzada.

Philippe, siempre cortés, devolvió la sonrisa.

—Igualmente, señora Montserrat.

Clara sabía perfectamente quién era Philippe Marchand, uno de los socios de su primer esposo, Jean-Luc Dupont. Ese maldito hombre que nunca había superado la pérdida de su fortuna ni el hecho de que Clara lo hubiera dejado. Después, Clara dirigió su mirada hacia Isabella, observándola con más detenimiento.

—Conozco a los demás, pero a usted no —dijo Clara, sus ojos azules fijos en Isabella—. Pero siento que la he visto antes.

Isabella sintió un torbellino de emociones en su interior, luchando por no saltar de su asiento y gritarle a Clara quién era realmente. Se obligó a respirar profundamente y a calmarse antes de responder.

—Soy solo una joven arquitecta —dijo Isabella, manteniendo la voz firme aunque su corazón latía con fuerza.

Clara la observó con detenimiento, como si intentara recordar dónde la había visto antes. Después de unos segundos, Clara esbozó una sonrisa que no llegó a sus ojos.

—Eso es interesante, pero la experiencia es lo que cuenta aquí —dijo Clara con un tono de escepticismo.

Leonardo, que había estado observando la interacción, decidió intervenir.

—He visto los trabajos de Isabella, y son muy buenos —dijo con un tono que no dejaba lugar a dudas.

Philippe, consciente de la tensión, añadió:

—Isabella es relativamente nueva en esto, pero esta es una excelente oportunidad para demostrar de lo que es capaz.

Clara volvió a mirar a Isabella, como si evaluara cada palabra dicha. Sus ojos se entrecerraron ligeramente mientras preguntaba:

—¿Es cierto lo que dicen?

Todas las miradas en la sala se posaron en Isabella, esperando su respuesta. Isabella sintió la presión de la situación, pero sabía que este era un momento crucial. Se enderezó en su silla, sosteniendo la mirada de Clara con determinación.

—Usted misma puede comprobarlo, señora Montserrat —respondió Isabella con firmeza, sin ceder un ápice de terreno.

Por un momento, el silencio en la sala fue absoluto. Clara continuó observando a Isabella, pero finalmente asintió ligeramente, como si aceptara el desafío implícito en las palabras de la joven.

—Eso haré —dijo Clara con una sonrisa fría antes de volver a dirigir su atención a los documentos sobre la mesa.

La reunión continuó, pero para Isabella, aquel intercambio había sido más que una simple introducción. Había sido un primer enfrentamiento, una pequeña victoria en el largo camino que tenía por delante. Sabía que no podía permitirse bajar la guardia ni por un segundo. Clara Montserrat era una mujer peligrosa, pero Isabella estaba decidida a enfrentarse a ella y reclamar lo que le pertenecía.

1
Estefania Méndez Juez
Excelente
mariela
Mucho cuidado Isabella no sabes realmente quién es Luca nada más y nada menos que tú medio hermano hijo de Clara así que tienes que ser muy meticulosa porque lo que estás haciendo es peligroso tu mejor que nadie conoces lo peligrosa yes tu madre.
mariela
Clara es una mujer astuta y cruel para enfrentarse a ella debe ser fría y calculadora como lo ha sido ella y sin contemplación tendrá que ser muy cuidadosa para que no la descubra porque ya vió a Phillips y es capaz de indagar por ese lado y darse cuenta que ese no es su verdadero nombre.
mariela
Me equivoqué con el nombre de su hija Isabella
mariela
Que mujer tan fría y calculadora su ambición es tan grande que la llevará a la locura en lo que no tenga el control porque es obsesiva y lo y en su mente le estorba lo saca del camino como lo hizo con su ex Jean Luc y su hija Esthercita que no tuvo compasión y así lo hará con la pobre Claudia que está paralítica.
mariela
Así es Isabella segura de ti misma sin dudar de tu capacidad e inteligencia.
mariela
Muere Isabella Dupont para renacer en Isabella Tremblay tienes que ser fuerte decidida para hacerle pagar a tu madre el daño que le hizo a tu padre y el abandono hacia ti que no te tiemble la mano y no sientas compasión porque ella no la tuvo contigo es más no quiere recuerdos de ti y mucho menos el de tu padre no la soporto con su ambición destruyó a un hombre y ser una madre desnaturalizada abandonando a su hija.
mariela
Clara es una mujer demasiado calculadora, ambiciosa, egoísta y no le importa a que costo hacer lo que ella quiere es manipuladora veremos cómo te enfrentas a tu hija Isabella Dupont.
mariela
Pero Clara no perdió el tiempo y se volvió a casar y tiene otro hijo Luca a este si lo quiere como heredero y está embarazada otra vez y porque no quiso a Clara ❓❓❓❓❓
mariela
Que mala suerte la de Isabella y su padre si antes el estaba amargado y desmoralizado ahora será peor porque al faltarle la pierna será peor pobre criatura con 10 años y todo lo que le está pasando.
mariela
Jean Luc se dejó llevar por el abandono de Clara hasta destruirse en el alcohol y llevar a su hija a vivir como indigente después de tener una vida de lujos otra razón más para Isabella llenarse de rencor hacia su madre.
mariela
Clara es una mujer ambiciosa, egoísta, estafadora y desnaturalizada dejando a su hija y robándole todo a su esposo.
Ahora sabemos porque Isabella se quiere vengar de Clara y le doy la razón porque seguro nunca la busco.
mariela
Buen comienzo ahora hay que saber exactamente que fue lo que hizo la desnaturalizada madre para que la odie tanto aparte de abandonarlos para que Isabella quiera vengarse de su madre.
Su padre antes de morir pidió que buscará su felicidad pero me imagino que lo hará después de vengarse.
Ye.
Que triste, pobre hombre.
Ye.
Por qué no lograr ambas cosas. /Chuckle/
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