La princesa imperial Calypso Aziel Zandell Leroy toma el trono después de la muerte de su padre, aún ella siendo la segunda en la línea de sucesión dado que su hermana la primera princesa imperial Cataleya no quiso regresar al imperio después del accidente...
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Capítulo 24 El Reencuentro
Días después, Cataleya y Román llegaron al Imperio Zandell, tomando por sorpresa a Calypso y Arslan. La noticia de su llegada se propagó rápidamente por el palacio, y Calypso, emocionada, corrió hacia la entrada para recibir a su hermana.
Al ver a Cataleya, Calypso se lanzó hacia ella, abrazándola con fuerza.
—Cataleya, hermana mía —dijo, lágrimas de alegría en sus ojos.
Cataleya también se emocionó, devolviendo el abrazo.
—Calypso, te he echado tanto de menos —dijo.
Arslan se unió a ellas, sonriendo.
—Es un reencuentro largo tiempo esperado —dijo
Thorold, el tío abuelo de Calypso, que había estado observando desde una distancia, se acercó a ellos, una sonrisa en su rostro.
—Bienvenidos, Cataleya y Román —dijo—. Es un placer tenerlos aquí.
Román se inclinó ante Thorold.
—Es un honor estar aquí, señor —dijo.
Me alegra verte de nuevo abuelo Thorold —dijo Cataleya.
Calypso se separó de su hermana, mirándola con curiosidad.
—¿Porque llegaste antes de tiempo, Cataleya? —preguntó.
Cataleya sonrió.
—Vine para ayudarte, hermana —dijo—. He oído que estás pasando por un momento difícil.
Calypso asintió, su rostro serio.
—Sí, los nobles están presionando para que me case —dijo.
Román se adelantó.
—Estamos aquí para ayudarte a resolver eso —dijo—.
Una vez dentro del palacio, Calypso se acercó a Román, una sonrisa radiante en su rostro. Román, que había estado charlando con Thorold, se giró hacia ella y al verla mejor se sorprendió la hermosa joven en quien se convirtió.
—Román —dijo Calypso, extendiendo sus brazos.
Román se inclinó hacia ella, abrazándola con cariño.
—Calypso —dijo, su voz llena de emoción—. No puedo creer cómo has crecido.
Calypso se rió, su cabello rojizo cayendo sobre sus hombros.
—Han pasado algunos años, Román —dijo—. Pero siempre te he recordado con cariño.
Román se separó de ella, mirándola con admiración.
—Eres una mujer hermosa y fuerte —dijo—. Me enorgullece verte así.
Calypso sonrió, su rostro sonrojándose ligeramente.
—Gracias, Román —dijo—. Significa mucho para mí.
Cataleya se acercó a ellos, sonriendo.
—Creo que Román está un poco sorprendido por tu crecimiento, hermana —dijo.
Calypso se rió.
—Sí, parece que Román no me reconoce —dijo, bromeando.
Román se defendió.
—No es eso —dijo—. Es solo que... —pausó, buscando las palabras adecuadas—. Eres una verdadera emperatriz, Calypso.
Calypso sonrió, su mirada brillante.
—Gracias, Román —dijo—.
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La sala de reuniones estaba iluminada por la luz suave de las velas, y el aire estaba lleno de anticipación. Calypso, Cataleya, Arslan, Thorold y Román se sentaron alrededor de la mesa, listos para discutir el plan que Román y Cataleya habían traído.
Calypso miró a Román y Cataleya con curiosidad.
—¿Qué plan tienen para ayudarme? —preguntó.
Román se inclinó hacia adelante.
—Creemos que la mejor opción es que te cases con alguien que esté dispuesto a aceptar tus condiciones —dijo—. Alguien que te apoye y te proteja.
Cataleya asintió.
—Y hemos pensado en un contrato que especifique los términos de la unión —dijo—. De esa manera, puedes mantener el control sobre tu vida y tu reinado.
Thorold frunció el ceño.
—¿Y quién sería ese alguien? —preguntó.
Román se encogió de hombros.
—Aún no lo sabemos —dijo—. Pero estamos dispuestos a buscar a alguien que sea adecuado.
Arslan se adelantó.
—Creo que es una buena idea —dijo—. Pero debemos ser cuidadosos. Los nobles no se detendrán hasta que logren su objetivo.
Todos los que estaban reunidos se quedaron sorprendidos por la madurez de un niño de apenas 6 años, pero no dijeron nada, Calypso simplemente lo abrazó fuertemente.
Calypso asintió, su mirada determinada.
—Estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario para proteger mi trono —dijo—. Pero quiero asegurarme de que sea alguien en quien pueda confiar.
Román sonrió.
—Te prometo que encontraremos a alguien que sea digno de tu confianza, Calypso —dijo.
El grupo se sumergió en una discusión más profunda, analizando los pros y los contras del plan y considerando las posibles opciones para el futuro esposo de Calypso.
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Después de la reunión, decidieron comer todos juntos en familia, para relajarse y disfrutar de la compañía mutua. La sala de comedor estaba iluminada por la luz cálida de las velas, y el aroma de la comida deliciosa llenaba el aire.
Justo cuando se sentaban a la mesa, se escuchó un ruido en la puerta. Era el tío Damian, que llegaba con una sonrisa en su rostro.
—¡Cataleya! —exclamó, abriendo los brazos—. ¡Qué alegría verte de nuevo!
Cataleya se levantó de su asiento y se lanzó hacia su tío, abrazándolo con cariño.
—Tío Damian —dijo—. Te he echado tanto de menos.
El tío Damian se rió, abrazando también a Calypso.
—Y mi otra sobrina, ¿cómo estás? —preguntó.
Calypso sonrió.
—Estoy bien, tío —dijo—. Gracias por preguntar.
Román se levantó de su asiento para saludar al tío Damian.
—Señor —dijo—. Es un placer verlo de nuevo.
El tío Damian sonrió.
—Román, siempre un caballero —dijo—. ¿Y qué te trae aquí?
Román se sentó de nuevo.
—Vine para acompañar a Cataleya y para ayudar a Calypso —dijo.
El tío Damian asintió.
—Me alegra saber que están aquí para apoyar a mi sobrina —dijo.
La cena transcurrió en un ambiente cálido y familiar, con risas y conversaciones animadas. Arslan y Thorold se unieron a la charla, compartiendo historias y anécdotas.
Calypso miró a su alrededor, sonriendo.
—Me siento tan afortunada de tener esta familia —dijo.
Cataleya se tomó la mano de su hermana.
—Siempre estaremos aquí para ti, Calypso —dijo.
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Después de retirarse a sus habitaciones, Cataleya no pudo resistir la nostalgia que la invadía. Se levantó de su cama y se dirigió hacia la habitación de Calypso, con una sonrisa en su rostro.
Llamó suavemente a la puerta y, al escuchar la voz de Calypso, entró en la habitación.
—¿Qué haces aquí? —preguntó Calypso, riendo.
Cataleya se acercó a la cama.
—Quiero dormir contigo, como cuando éramos niñas —dijo, con una mirada pícara.
Calypso sonrió.
—¿Por qué no? —dijo, moviendo sus cobijas para hacerle espacio.
Cataleya se metió en la cama y se acurrucó junto a su hermana.
—Me encanta esto —dijo, suspirando—. Me siento como si fuera de nuevo una niña.
Calypso la abrazó.
—Siempre serás mi hermana pequeña aunque tu seas la mayor —dijo, riendo.
Las dos hermanas se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la compañía mutua.
—¿Crees que encontraremos a alguien que te haga feliz? —preguntó Cataleya, rompiendo el silencio.
Calypso suspiró.
—Espero que sí —dijo—. Pero no quiero perder mi libertad.
Cataleya se apretó contra ella.
—No te preocupes, hermana —dijo—. Estoy aquí para ti.
La noche transcurrió en un ambiente de tranquilidad y amor, con las dos hermanas durmiendo juntas como si fueran de nuevo niñas.
Ojalá y se enamoren su hermana y él sería una unión poderosa más si recuperan el Reino😍💃