En medio de la adversidad y la desconfianza, dos almas se ven unidas por un destino implacable. Ella, acusada injustamente y condenada por un crimen que nunca cometió. Él, sediento de venganza y convencido de su culpabilidad. Obligados a un matrimonio forzado por circunstancias ajenas, se embarcan en un viaje lleno de secretos, intrigas y pasiones ocultas. ¿Podrán superar el peso del pasado y encontrar la verdad que los liberará? Descúbrelo en esta apasionante novela de amor y redención.
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Capitulo XIII No está a discusión
Los siguientes días para Daphne no fueron tan malos, Gabriel todos los días llegaba con un obsequio para ella, Gertrudis la mimaba como si fuera una pequeña niña, su salud se fue recuperando poco a poco.
Algo que era cierto, era que ella tenía que luchar por su vida y por demostrar su inocencia, esa era la única manera de ser libre y poder irse lejos de Gabriel y todo lo que él representa.
Daphne había vuelto a sonreír, aunque no con Gabriel, ella sabía que era lo que él buscaba y no lo iba a tener así de fácil, también estaba consciente que enamorar a ese hombre era lo único que podría garantizar su seguridad.
Dos meses después era hora de iniciar su plan, ahora la mosca, casaría al águila.
"Buenas noches", saludo Gabriel como todas las noches entregando una flor junto a una pequeña caja a Daphne.
"Gracias, está bonita la flor", Gabriel sonrió porque era la primera vez que Daphne le daba las gracias y le hablaba amablemente.
"Te compre un brazalete, espero te guste también", continuo Gabriel buscando un tema de conversación.
Daphne abrió la caja y se encontró un hermoso brazalete en acero inoxidable pulido, con un diseño minimalista. Con una forma ligeramente curva que se ajustaba cómodamente a la muñeca. El centro estaba decorado con una pequeña piedra preciosa de zafiro que le añadía un toque de color sin ser demasiado llamativa. Los bordes eran suaves y redondeados, lo que le daba un acabado elegante.
"Es hermoso, me ayudas a ponerlo", dijo Daphne sonriendo.
Por primera vez después de mucho tiempo Daphne permitió a Gabriel que la tocará, aunque solo sea un leve roce. Para él tampoco era fácil luchar entre esos dos sentimientos, el odio y el amor, la necesidad de vengarse y la necesidad de cuidar y proteger a la mujer que es su esposa. Él tenía que definir sus sentimientos y emociones antes que su anhelo de venganza termine por destruir completamente esa conexión especial que tiene con Daphne.
"Estás diferente el día de hoy", comento Gabriel con suspicacia.
"Entendí que de nada me vale seguir peleando, igual nunca me dejaras libre, entonces mejor es llevar la fiesta en paz", explico Daphne encogiéndose de hombros.
"También quiero lo mismo, solo espero que entiendas que tu castigo por lo de mi hermano será estar siempre a mi lado, aunque no sientas nada por mí", acotó Gabriel escondiendo sus sentimientos.
"Ok, vamos a cenar por favor, muero de hambre", aunque Daphne quería decirle unas cuantas cosas, prefirió hacer silencio y comer en paz.
"Esta noche volverás a nuestra habitación", ordeno Gabriel.
"Si no tengo más opciones", respondió Daphne.
"El tratamiento de tu mamá va muy bien, hoy hablé con su doctor y está respondiendo bien", comento Gabriel haciéndole saber a Daphne que todavía tiene el control sobre la recuperación de Lidia.
"También hablo con mi mamá, pero gracias por informar", dijo Daphne mientras seguía su cena.
Terminaron de cenar y Gabriel fue a realizar algunas llamadas, mientras que Daphne se quedó leyendo un libro de leyes en la biblioteca, aunque no estaba inscrita en la universidad, ella seguía instruyéndose, por ahora no podía hacer nada para defenderse de Gabriel, pues con todo el poder que tenía la hundiría en la cárcel nuevamente sin pensarlo, sin contar con que le quitaría todo el apoyo económico a su mamá y ahora eso es lo más importante. Metida en sus libros, se le fue el tiempo volando.
"Ya es muy tarde, vayamos a la cama", comento Gabriel viendo a Daphne aún leyendo.
"No me había fijado en la hora", respondió Daphne poniéndose en pie y dejando el libro de nuevo en su lugar.
"¿Sigues estudiando esos libros de derecho?", pregunto Gabriel interesado.
"Sí, algún día volveré a estudiar y debo estar preparada", aseguro Daphne con mente positiva.
Gabriel no continuo con esa conversación, no quería entrar en polémica y volver a pelear con Daphne.
"Bienvenida de nuevo a tu habitación", dijo Gabriel sin expresión en su rostro.
"Gracias", respondió Daphne buscando un pijama para dormir.
Gabriel vio con la tranquilidad que tenía Daphne al moverse por la habitación, ya no parecía esa muchacha tímida y temerosa que había llegado a la casa.
Daphne entro al baño, respirando profundo se metió a la ducha, no quería pensar, no quería sentir, ella solo quería olvidar, solo quería volver a sus años en la escuela. Pasado quince minutos salió de la ducha, tenía que empezar a volver loco a Gabriel y tenía que reunir todas las fuerzas que le quedaban para poder hacerlo.
Salió del baño envuelta en una toalla, Gabriel estaba asombrado por lo que estaba pasando, acaso era real lo que veían sus ojos.
"Estuve pensando y creo que sí quiero empezar a estudiar de nuevo", comento Daphne mientras aplicaba cremas para el cuidado de la piel.
"Sabes que eso no está a discusión", respondió Gabriel mirando a otro lado.
"No le veo nada de malo, igual me tienes en tus manos y no podré escapar", alego Daphne dejando de hacer lo que estaba haciendo.
"Dije que no, mi esposa no tiene necesidad de estudiar, yo le puedo dar todo lo que necesita", manifestó Gabriel molesto.
"Ok no insisto entonces", respondió Daphne vistiéndose delante de Gabriel.
Él ya no pudo aguantar más e intento besar a Daphne, ella lo rechazo tajantemente y se metió en la cama.
"Quiero estar contigo, quiero al fin hacerte mi mujer", ordeno Gabriel subiéndose encima de Daphne.
"Eso no va a pasar, es mi cuerpo y yo decido cuando y donde", respondió Daphne imponente.
"Vamos no me hagas esto, yo he aguantado mucho, además eres mi esposa es normal que pase eso entre una pareja legalmente casada", argumento Gabriel regateando.
"Es mi última palabra y eso no está en discusión, buenas noches", respondió Daphne quitándose de encima a Gabriel y dándose la vuelta para dormir.
Gabriel sonrió al ver lo intrépida que se estaba volviendo su esposa, representaba un nuevo reto para él y lograría que ella aceptará sus condiciones.