Historia Alternativa....
En un mundo donde la amenaza de destrucción global es contrarrestada por la educación inusual y los lazos forjados en la adversidad, la Clase 3-E de la Escuela Secundaria Kunugigaoka se enfrenta a su mayor desafío. Con Koro-sensei, el enigmático maestro con superpoderes, aún vivo, los estudiantes han aprendido no solo habilidades de combate, sino también lecciones de vida invaluables.
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Capítulo 13: Repercusiones
El sol ya había ascendido completamente sobre la montaña Kunugigaoka, y la luz de la mañana revelaba las cicatrices de la batalla que acababan de librar. Los estudiantes de la clase 3-E, exhaustos pero determinados, se dedicaban a evaluar los daños y a comenzar la reparación de su campus.
Nagisa caminaba lentamente por el campo de batalla, observando los signos de la lucha: barreras derribadas, equipos de comunicación dañados y rastros de la confrontación en cada rincón. Se detuvo junto a Karma, quien estaba revisando una de las barreras de seguridad.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Nagisa, intentando leer la expresión en el rostro de su amigo.
—Cansado, pero aliviado —respondió Karma, esbozando una sonrisa cansada—. Hicimos un buen trabajo anoche. Pero esto es solo el comienzo.
Nagisa asintió, sintiendo un peso en el corazón. Las palabras de Karma resonaban con la verdad que ambos compartían: la batalla había sido intensa, pero era solo un preludio de lo que estaba por venir.
Mientras tanto, el Dr. Yamada y Koro-sensei revisaban los informes de los daños y las estrategias de recuperación. Ambos estaban satisfechos con la actuación de los estudiantes, pero conscientes de que la amenaza de la organización secreta aún persistía.
—Nuestros dispositivos de detección funcionaron bien, pero necesitamos mejorar nuestras defensas tecnológicas —dijo el Dr. Yamada, observando los gráficos en su tablet—. También deberíamos considerar fortalecer nuestros sistemas de comunicación para evitar futuras brechas.
Koro-sensei asintió, su expresión seria.
—Lo haremos. Pero primero, debemos asegurarnos de que los estudiantes estén bien y listos para lo que venga.
En ese momento, Kaede se acercó al grupo con una expresión preocupada.
—Dr. Yamada, he revisado los sistemas de alerta y encontré algunas anomalías. Parece que los atacantes intentaron más sabotajes de los que inicialmente detectamos. Necesitamos revisar todo el sistema.
—Entendido, Kaede. Vamos a priorizar eso —respondió el Dr. Yamada, tomando nota de la información.
A medida que el día avanzaba, la clase 3-E trabajaba arduamente para restaurar su campus y prepararse para futuros enfrentamientos. Cada estudiante aportaba sus habilidades únicas para fortalecer las defensas y asegurar que estuvieran listos para cualquier eventualidad.
Durante la tarde, varios grupos se dividieron para abordar diferentes tareas. Sugino y Maehara se encargaron de reparar el equipo de entrenamiento dañado, mientras que Okuda y Hazama se centraron en reforzar las barreras de seguridad con sus conocimientos de química. Nakamura y Kanzaki, por su parte, organizaron una sesión de primeros auxilios para tratar las heridas menores de sus compañeros.
Más tarde, Koro-sensei convocó a todos los estudiantes para una reunión. Había una mezcla de tensión y esperanza en el aire mientras todos se reunían en el salón de clases.
—Quiero felicitarles a todos por su valentía y dedicación durante la batalla de anoche —comenzó Koro-sensei, su voz llena de orgullo—. Cada uno de ustedes demostró un compromiso y una habilidad excepcionales. Pero también debemos aprender de esta experiencia y mejorar nuestras defensas para el futuro.
El Dr. Yamada continuó, mostrando un mapa del campus con varios puntos marcados.
—Hemos identificado las áreas más vulnerables y vamos a enfocarnos en fortalecerlas. Además, mejoraremos nuestros sistemas de detección y comunicación. Trabajaremos juntos para asegurar que estemos preparados para cualquier ataque futuro.
Nagisa, observando a sus compañeros, sintió una oleada de determinación. Sabía que estaban enfrentando un enemigo formidable, pero también estaba seguro de que, con la unidad y el esfuerzo de todos, podrían superar cualquier obstáculo.
—Vamos a darlo todo —dijo en voz alta, ganándose la aprobación de sus compañeros.
La reunión terminó con un sentido de propósito renovado. Los estudiantes regresaron a sus tareas, sabiendo que cada esfuerzo contaba para la seguridad y el éxito de su misión.
Mientras tanto, Nagisa se acercó a Kayano, quien estaba observando el horizonte con una expresión pensativa.
—¿En qué piensas? —preguntó Nagisa suavemente.
Kayano suspiró y miró a su amigo.
—Solo estaba reflexionando sobre todo lo que ha pasado. Me pregunto cuántas batallas más tendremos que enfrentar antes de que esto termine.
Nagisa la miró con empatía y puso una mano en su hombro.
—No lo sé, Kayano. Pero lo que sí sé es que no estamos solos. Nos tenemos unos a otros, y eso es lo que nos hace fuertes.
Kayano asintió, encontrando consuelo en las palabras de Nagisa.
Mientras Nagisa y Kayano continuaban su conversación, Terasaka y su grupo también discutían los eventos recientes. Terasaka, con su habitual tono directo, expresó sus preocupaciones sobre las tácticas del enemigo.
—No podemos subestimar a esos tipos. Está claro que tienen recursos y están dispuestos a usarlos. Necesitamos estar un paso adelante.
Okajima, asintiendo, agregó:
—Sí, y necesitamos pensar en formas de contrarrestar sus ataques sorpresa. Quizás podríamos instalar más cámaras y sensores en las áreas menos vigiladas.
Terasaka consideró la idea, luego miró a Okajima con una sonrisa aprobatoria.
—Buena idea. Hablemos con el Dr. Yamada sobre eso.
A medida que el sol comenzaba a ponerse, la clase 3-E se encontraba una vez más en alerta máxima. Sabían que la lucha no había terminado, pero su espíritu indomable y su unidad los hacían invencibles.
En la tranquilidad de la noche, mientras las estrellas comenzaban a brillar sobre la montaña Kunugigaoka, la clase 3-E se preparaba para el próximo desafío, lista para enfrentar cualquier tormenta que se avecinara. Los ecos de la batalla resonaban en sus mentes, pero también lo hacía la promesa de un futuro por el que valía la pena luchar.
Más tarde esa noche, Koro-sensei se movía a gran velocidad, inspeccionando cada rincón del campus. Sus pensamientos estaban llenos de preocupación por sus estudiantes, pero también de esperanza. Sabía que cada uno de ellos había crecido y se había fortalecido con cada desafío enfrentado.
Koro-sensei se detuvo un momento para mirar las estrellas, recordando por qué había elegido convertirse en su maestro. Su determinación se renovó. Haría todo lo posible para protegerlos y guiarlos hacia un futuro brillante, libre de amenazas.
Al amanecer, los estudiantes se reunieron nuevamente, listos para un nuevo día de entrenamiento y preparación. Con la luz del sol bañando el campus, la clase 3-E se puso en marcha, unidos por un propósito común y un espíritu indomable.