Maite es una chica de quince años que se enfrenta a una dura decisión, dejar a su sobrino en un orfanato, o cuidarlo como si fuera su hijo.
Un incidente con una cartera haría que su vida cambie de un día para otro, provocando no solo una nueva oportunidad de trabajo para que mejorar su condición de vida, al igual que el niño que la llama mamá, sino que también hará que cruce caminos con un hombre que tiene mucho que ver con él.
No obstante, sus personalidades y formas de ser son tan opuestas que el llevarse bien será algo difícil.
¿Podrá surgir al más allá que solo la conexión que los une con respecto a su hijo?
NovelToon tiene autorización de Regina Cruz C. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 16
Daniel y Maite encuentran una fonda y entran ahí. Una mesera rápidamente los atiende y ellos ordenan algo de comer. Estando a mitad de la comida, llega David. Maite se sorprende al verlo ahí. El se hace el sorprendido también.
— Maite. Qué sorpresa.
— Si lo es.
— ¿Me puedo sentar con ustedes?
— No. — Responde Daniel.
— Amor.
— No quiero que ese señor se siente con nosotros.
— ¿Por qué? — Pregunta David.
— No parece una buena persona.
— Hijo no digas eso.
— Niño. ¿Qué te hace pensar que soy una mala persona? — Pregunta David mientras se sienta.
— Tiene cara de villano de caricaturas.
— Daniel no seas grosero. — David se ríe de esa ocurrencia. — Señor David lo siento.
— No te preocupes. Tu hijo me cae bien. Es tan honesto cómo tú. — Daniel lo observa cómo si lo estuvieras retando. Maite le toca la mano y con la mirada le advierte que no haga eso. Daniel deja de ver a David y sigue comiendo.
— ¿Señor, que le ofrezco? — Pregunta una mesera.
— Lo mismo que está comiendo el niño. — Dice David. — Tu hijo está enorme. Aunque no es tan lindo como tú. — Daniel de nuevo lo mira feo.
— Sí lo soy. Mamá siempre me ha dicho que tengo sus ojos.
— Tal vez tienes sus ojos. Pero tu rostro no se parece al de ella.
— Me parezco a mi padre.
— ¿Y quién es tu padre?
— Qué le importa.
— Daniel no seas grosero. — Ya es la segunda vez que Daniel habla feo a una persona, eso no es normal en el.
— Mami no quiero seguir hablando con este señor. Vamonos a casa de la tía Patricia.
— ¿Tía?
— Su hermana le pidió que la llamé asi.
"Su desesperación por tener hijos ha llegado lejos." — Piensa David.
— Mami. No quiero seguir viendo a este señor. Vámonos. — El jala a Maite.
— Hijo no se deja comida en la mesa. Terminas y nos vamos. — Daniel se llena la boca de comida. — Amor, come despacio. — Maite le limpia la boca. David ve al niño de nuevo, le resulta familiar.
— ¿Tengo monos en la cara? — Pregunta Daniel enojado.
— No.
— ¿Y por qué me ve tanto?
— Amor. — Le habla de nuevo Maite.
— Mamá vámonos. Por favor. — Daniel se levanta de la mesa.
— Lo siento. No sé que le pasa a mi hijo hoy.
— No te preocupes. — Maite pide la cuenta. — Yo la pagó.
— No cómo cree. Yo pago. — Maite espera a la mesera y le da un billete. Ella le regresa su cambio y Maite deja una propina. Luego se va con Daniel. La mesera regresa con la orden de David. El le paga y sale de la fonda sin probar la comida. Al salir ve a Maite subiendo a un autobús.
Ella se sienta en un asiento vacío. Sienta a Daniel a su lado y lo interroga.
— ¿Hijo por qué te portaste así?
— Ese hombre no me agradó. Me cae muy mal.
— Pero si no lo conoces.
— Y no lo quiero conocer. Tampoco quiero que uno de esos hombres que vimos hoy sea mi padre.
— ¿De dónde sacas uno de ellos será tu padre?
— Por qué a ellos les gustas. Se te quedaron viendo cómo spiderman ve a Mari Jane. — Maite se ríe.
— ¿Mari Jane?
— Si. Aunque con menos amor.
— Hijo no sabía que eras celoso.
— No quiero un papá. Yo sólo quiero a mi papá que está en el cielo. ¿Me prometes que no amarás a otro que no sea el?
"Ni siquiera a él lo ame." — Piensa ella.
— Sólo amaré a un hombre.
— ¿Quién?
— Uno pequeño, con ojos que se parece a los míos, con pecas en su rostro, y con cabello negro. ¿Quién será?
— Soy yo. — Dice Daniel con una sonrisita.
— Si. Sólo a ti. — Ella lo abraza y le da un beso.
...
Al volver a la villa, Maite se da cuenta, de que las cosas entre Patricia y Leandro no están muy bien. Ella no se quiere meter. Es un matrimonio y deben arreglar sus problemas por ellos mismos. Sin embargo, al día siguiente Patricia no tiene el mejor humor, por lo que sale temprano de casa, sin recordar que Maite siempre se va con ella, cuando llega a la empresa, Norma le pide que le entregué los documentos del nuevo proyecto. Patricia se da cuenta de que los olvidó en su habitación.
— ¿Quiere que vaya a su casa para recogerlos?
— No. Maite sigue ahí. Le pediré que los traiga.
Maite está terminando de cambiarse cuando recibe una llamada de Patricia. esta le pide que vaya a su habitación y busque una carpeta que dejó sobre la mesa.
— Está bien señora. Ahora mismo voy. — Ella termina de acomodarse la falda y le pregunta a su hijo si está listo. Daniel responde que si.
— Amor espérame un ratito. Voy a buscar unos documentos al cuarto de la señora Patricia.
— Está bien mami. Aquí te espero. — Maite abre la puerta y sale, busca la habitación de la señora Patricia y toca la puerta.
— Adelante. — Responde Leandro desde adentro. Ella pasa.
— Señor perdón que lo moleste. La señora Patricia me pidió que le lleve unos documentos.
— Puedes buscarlos. — Maite ve una carpeta sobre la mesa y camina hacia ella.
— Gracias señor. Con su permiso.
— Propio. — Maite sale de la recamara. Va con Daniel y bajan para darle el desayuno. Cuándo el está comiendo ella llama un Uber.
— Amor ya me voy a ir. El chófer de la señora Patricia te llevará a la escuela cómo siempre.
— Si mami. Ya lo sé.
— Te portas bien. Y por favor terminas toda tu comida.
— Está bien mami.
— Ya llegó mi uber. Te amo. Nos vemos luego.
— También te amo. — Daniel le da un beso a su mejilla. Maite le regresa dos y se va. De camino a la empresa revisa los papeles. Al llegar se encuentra con David en el elevador.
— Buenos días señor. — Saluda ella.
— Buenos días Maite. — David presiona el botón del último piso. — ¿Cómo estuvo tu fin de semana?
— Bien señor. ¿Y el suyo?
— No muy bien. Estuve muy solo. — Maite se siente extraña al escuchar eso. Ella aunque la pasará mal no le diría a nadie. Y mucho menos a alguien que no es nada de ella. — El próximo fin de semana. ¿Quieres salir conmigo?
— No. — Responde ella sin siquiera pensarlo, David se siente un poco ofendido.
— ¿Por qué?
— Ya tengo planes.
— ¿Planteaste desde el lunes?
— Si. — El elevador se abre y ella sale. — Qué tenga un buen día.
pero no tuvo ninguna otra mujer después de eso
en cambio Leandro tenía su esposa y decía que se amaban
entonces a Maite le va a amargar la vida pensar que ella destruyó ese matrimonio así no fuese directamente la que lo hizo
da la impresión de que ella sí se metió en ese hogar que iba bien hasta que supuestamente iba bien hasta cuando él la llegó