Anya siempre había llevado una vida tranquila hasta que conoció a Alicia, la nueva estudiante del instituto de la manada. Lo que comenzó como una bienvenida amigable pronto se convirtió en un infierno cuando Alicia, con su talento para la manipulación, consiguió volver a todos los amigos de Anya en su contra. Incluso los atractivos trillizos Ethan, Damien y Gael caen en las mentiras de Alicia y se burlan de Anya públicamente. Después de un ataque verbal por parte de un grupo de chicas influenciadas por los rumores, Anya decide contarles a sus padres lo que está pasando y se muda con su tía en otra ciudad.
En su nuevo hogar, Anya conoce a Emma y Max, sus primeros amigos verdaderos en mucho tiempo, quienes la ayudan a recuperar su confianza. Dos años después, se ve obligada a regresar a su antigua ciudad y descubre que está destinada a estar con los trillizos por un vínculo de la luna en la comunidad de licántropos. A pesar del destino dictado, Anya todavía siente dolor y traición.
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Capitulo XII
Holaa — saludé con emoción a mis padres — ¿Cómo han estado?
- Bien, con frío por las lluvias ¿y tú? — respondió mamá.
- ¿Qué estás haciendo en tus vacaciones? — preguntó papá.
- Es cierto, allá es época de lluvia, abríguense bien, no quiero que se enfermen — ellos asintieron — y pues, yo estoy bien, acá es verano así que vamos con mis amigos al club, al parque de diversiones, hemos hecho otras actividades al iré libre y mañana iremos a la piscina, son unas buenas vacaciones — conté con entusiasmo.
- Nos alegra saber que te la estés pasando muy bien, no olvides siempre ir con cuidado a cada lado — recomendó mi mamá.
- Ujum, las chicas y yo siempre vamos con precaución y cuando vamos con los chicos ellos se aseguran de que todo esté en orden.
- Eso es bueno... — dijo papá, pero pude ver el cambio de expresión en su rostro a uno más serio — ejem, hija.
- ¿Sí?
- ¿Cuándo vendrás a visitarnos? — mamá volteó a verlo rápidamente.
- Em, bueno, en realidad estaba pensando en ir la próxima semana, así puedo pasar un fin de semana en casa antes de regresar a clases — conté, algo incómoda, nunca me agradaba la idea de ir allá.
- ¿Por qué no vienes a quedarte una semana entera?
- Este, bueno yo...
- Jorge... — le habló mamá — tranquila, no te presiones, sé que no es fácil para- — de pronto, comenzó a toser muy fuerte, tuvo que poner su pañuelo para cubrir su boca, al separarlo, pude ver su expresión sombría, algo andaba mal.
- ¿Mamá? ¿Estás bien? ¿Qué pasa?
- Sí, no es nada hija, cuídate mucho, debemos irnos.
- Piensa en lo que te dije — fue lo último que dijo papá antes de cortar la llamada.
Decidí irme a dormir con esa duda clavada en la mente, al día siguiente iríamos a la piscina con los chicos.
- ¡Any pásala! — pidió Lucas — ¿Eh? ¿Anya, no escuchaste? ¡Anya! — se había acercado ya a mi.
- ¿Eh? ¿Qué haces aquí? Creí que estabas jugando.
- Pues sí, pero te pedí el balón y no me escuchaste ¿Estás bien?
- Sí, sí estoy bien, creo que solo me perdí en mis pensamientos — reí.
- Mm... oye Alex, algo le pasa a Anya — él inmediatamente comenzó a acercarse.
- ¿Qué? ¡Claro que no! Te dije que solo estaba-
- Lucas tiene razón Any, yo también noté que has estado despistada toda la mañana.
- Confirmo — se acercó Sophie y suspiré rendida.
- Okey, sí. Es solo que... — los demás se acercaron — ¿Eh sí? — volteé a verlos y todos reímos.
- ¡Story Time! — Dijo Emma con emoción.
- Bien, ayer hable con mis padres, ya saben como de costumbre, pero, mi papá me sugirió ir allá una semana entera.
- Supongo que te negaste — dijo Max.
- Cállate Max, déjala terminar — reprendió Sophia y él la miró mal, todos reímos.
- Como decía, no tuve la oportunidad de negarme, porque justo después de eso, mi mamá intentó salvarme diciendo que no era fácil para mí y eso, hasta allí todo bien, el problema es que ella comenzó a toser así muy feo, no era una tos normal. Cuando les pregunté sobre qué era lo que pasaba decidieron despedirse, pero mi papá me dijo que debería pensármelo en ir una semana allá, su rostro se veía no sé, triste, preocupado, y ahora temo que algo malo esté pasando en casa. — terminé.
- Mierda
- Max, no es momento de tus groserías — reprendió Emma esta vez.
- No, está bien, yo pensé lo mismo.
- ¿Qué quieres hacer? — me preguntó Alex y volteé a verlo.
- Realmente... no lo sé — suspiré.
- ¿Por qué no vas? Es decir, sé que es duro regresar después de todo el infierno que viviste, pero si estás de vacaciones, no hay razón para que salgas de casa, así puedes quitarte la duda, pasar tiempo con tu familia y no tendrás que encontrarte con toda esa gente mala — propuso Sophie, todos asintieron.
- Igualmente si no quieres hacerlo, tienes toda la razón para negarte, volver al lugar donde viviste la peor época de tu vida debe ser muy duro — dijo Alex, apoyé mi cabeza sobre su hombro y él la acarició.
- Cualquier decisión que tomes estará bien Any — me alentó Emma.
- Sabes que cuentas con nuestro apoyo — Lucas tocó mi mano y yo asentí.
- Yo también te apoyo — dijo Max y todos volteamos a verlo — ¿Qué? No quería ser el único en no decir nada lindo — alzó ambas manos, no pudimos evitar reír.
- Gracias chicos, en verdad no saben lo reconfortante que es tenerlos.
Después de eso el día continuó normal, ya tendría la noche para tomar una decisión, al menos mis pensamientos por el momento se habían despejado.
Al llegar a casa saludé a mi tía y primos, conversamos un rato y luego me retiré a mi habitación. Luego de una larga conversación con mis amigos en la piscina, decidí que era momento de enfrentar mis miedos. Mi madre no había tosido así antes, y la expresión de mi padre me preocupaba más de lo que quería admitir. Antes de dormir, envié un mensaje a mis padres diciéndoles que iría a visitarlos por una semana.
Dos días después...
Llegué a mi ciudad natal con una mezcla de nervios y nostalgia. Había cambiado tanto en estos dos años, pero los recuerdos seguían siendo vívidos. Mis padres me recibieron con los brazos abiertos, aunque noté que mi madre se veía más pálida y débil.
- Mamá, papá, los extrañé mucho — dije mientras los abrazaba fuertemente.
- Nosotros también, hija. Nos alegra tanto verte — respondió mi mamá con una sonrisa, aunque pude notar el cansancio en sus ojos.
Los primeros días transcurrieron en relativa tranquilidad. Paseamos por los lugares que solíamos frecuentar, recordando viejos tiempos. Sin embargo, notaba que mi madre se cansaba más rápido y evitaba ciertos temas de conversación.
Tres días después...
Esa tarde, mientras ayudaba a mi madre a preparar la cena, finalmente decidí preguntar lo que tanto me inquietaba.
- Mamá, ¿qué está pasando? Te he notado muy cansada y.... esa tos no es normal.
Mi madre suspiró profundamente, dejando de picar las verduras y tomando asiento en una de las sillas de la cocina.
- Anya, hay algo que tu padre y yo hemos estado evitando decirte porque no queríamos preocuparte, pero creo que ya no podemos ocultártelo más — empezó, con una voz temblorosa.
Mi corazón comenzó a latir con fuerza, temiendo lo peor. Mi padre entró a la cocina y se unió a nosotros, tomando la mano de mi madre.
- Hija, tu madre ha estado enferma. Le diagnosticaron cáncer hace unos meses. Hemos estado siguiendo tratamientos, pero... no han dado los resultados que esperábamos — explicó, con lágrimas en los ojos.
Sentí como si el mundo se desmoronara a mi alrededor. Las lágrimas comenzaron a brotar sin control mientras intentaba procesar la información. Me acerqué a mi madre, abrazándola con fuerza.
- ¿Por qué no me lo dijeron antes? Yo... yo podría haber estado aquí, ayudándolos — dije entre sollozos.
- No queríamos arruinar tus estudios y tu nueva vida, Anya. Has pasado por tanto, y queríamos que tuvieras un respiro, un lugar donde ser feliz — respondió mi madre, acariciando mi cabello.
Pasamos el resto del día en un silencio cargado de emociones. Esa noche, no pude dormir, pensando en todo lo que mi madre había estado pasando y en cómo podría ayudar.
Dos días después...
Tras un par de días de reflexión y conversaciones con mis padres, llegué a una decisión dolorosa pero necesaria. Fui a mi cuarto y tomé mi teléfono para llamar a los chicos. Mi voz temblaba mientras explicaba la situación.
- ¿Any? ¿Y esta llamada? — preguntó Emma confundida.
- ¿Sucedió algo? — Lucas parecía somnoliento.
- Chicos...
- ¿Tu mamá está bien? — se apresuró Sophie
- ¿Mi mamá? Supongo — habló un somnoliento y confundido Max.
- Tú no tonto, la de Anya — le contestó Sophia.
- Quiero contarles todo, solo... debe ser en persona, veámonos esta tarde en el arcade.
Todos estuvieron de acuerdo y cortamos la llamada.
Lo siento chicos...
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^^^Continuará...^^^
Hasta aquí leo esta estupidez de historia, aunque luego se vuelva súper arrecha la Omega, es una estupidez que aguante tanto y nunca pida las pruebas o le diga nada a sus padres... /Puke//Puke//Puke//Puke//Puke//Puke//Puke//Puke//Puke//Puke//Puke/